Guillermo
Mejía Pita
Recordábamos entre
amigos de la infancia alguna anécdota de la escuela primaria, donde los
pupitres eran dobles de madera, y donde, por ejemplo, el maestro o maestra
tenían el ojo clínico de la candidez e “inocencia” que uno reflejaba y nos
sentaban con la niña bonita de la clase. ¡Aaaah que tiempos aquellos!... LEER MÁS.