Abrevando
José
Antonio Lavín Reyna
“Tu vida es un
reflejo de tus pensamientos. Si cambias tu manera de pensar, cambiarás tu
vida”.
La
perseverancia del presidente electo.
Lo que ocurrió el
pasado 1 de Julio no fue una elección convencional. Los criterios técnicos y
políticos que se utilizan para tratar de entender un proceso electoral,
llamemos común, no aplican para hacerse una idea más o menos clara de lo que
realmente pasó.
El 53% de los casi
60 millones que votaron, el 63% del padrón electoral que es de 89 millones,
eligieron por una idea abstracta y poderosa: la esperanza de que el país pueda
cambiar a fondo en todos los campos de la vida pública. Votaron por una
revolución. Lo hicieron con la confianza y la ilusión de que eso es posible.
La última vez que
algún candidato a la Presidencia obtuvo un triunfo semejante fue en 1994,
cuando Ernesto Zedillo ganó todos los estados del país, pero esa vez los
números del PRI obedecieron a las circunstancias extraordinarias provocadas por
los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y Francisco Ruiz Massieu, así como el
alzamiento zapatista. Y eran tiempos en que el tricolor aún podía depender de
su maquinaria electoral para ganar.
Sería injusto llamar
“carro completo” a la victoria de López Obrador y Morena, pues dicha expresión
estaba asociada con el voto corporativo. Salvo que se pruebe lo contrario, la
avalancha de votos que se dio el Domingo fue propiciada principalmente por el enojo
social con la corrupción y la inseguridad. Aun así, la extensión del fenómeno
electoral del Domingo trae recuerdos de la contundencia con la que acostumbraba
ganar el PRI.
El Domingo pasado la
mayoría de los electores votó por una revolución de la esperanza. Las
expectativas son enormes. No hacen relación a lo que pueda ofrecer un gobierno
sino una revolución. Los retos de López Obrador son también enormes. Él
despertó esa ilusión y ahora las tiene que cumplir. Su legitimidad es muy
grande y va a tener un espacio muy amplio de tiempo antes de tener que
presentar resultados contundentes.
Existe una opinión
muy extendida que subraya que el triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO)
es producto del hartazgo ciudadano ante las políticas impulsadas por los dos
últimos gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
El triunfo de AMLO
también pasa por sus ideas, por sus propuestas y por lo que representa como
líder social y político. No todo se debe a la reacción ciudadana ante los malos
gobiernos y las condiciones estructurales (pobreza, desigualdad, corrupción,
violencia y un largo etc.). Sin duda, no podemos restarle méritos al personaje.
Su tozudez, terquedad, persistencia y su infatigable recorrido por todos los
rincones del país, son activos que pesaron en el ánimo ciudadano a la hora de
emitir su voto. El trabajo a ras de piso, de ensuciarse los zapatos, como
coloquialmente se dice, fue una actividad que ha desarrollado AMLO al menos
durante la última década. Sin ese trabajo no se entendería el crecimiento de
MORENA, un partido que con tan sólo 4 años de fundación ya es el partido
político más grande de nuestro país.
AMLO, a pesar de sus
críticos, fue un candidato de izquierda; el primero que ocupará la presidencia
de nuestro país. Representa el triunfo de tantas décadas de lucha, de la
persistencia de muchos ciudadanos que padecieron el exilio, la marginalidad, la
represión, por haberse opuesto al autoritarismo del régimen político mexicano.
Con el triunfo de AMLO se reivindica a los movimientos gremiales,
estudiantiles, a luchadores por los derechos humanos y tantos otros que han
sufrido persecución por sus ideas políticas. El triunfo de AMLO condensa el
sueño de muchos hombres y mujeres que no han dejado de luchar por un país
mejor.
Algo Más…
AMLO basó su campaña
en una estrategia pedagógica cuyo eje fue denunciar la corrupción a través de
un discurso persistente que terminó de convencer a los ciudadanos de votar por
su proyecto
En el caso
particular de algunas entidades, por los excesos y corrupción de mandatarios
estatales y alcaldes. Ciertamente la corrupción y la impunidad, así como la
violencia que ha llenado de luto a miles de familias de nuestro país, explican
en mucho esa distancia que ha ido creciendo entre la clase política y la
ciudadanía. Y por supuesto, ayudan a explicar la reacción de la población este
último Domingo.
Esperando que los
que se subieron al barco de AMLO y ganaron estén a la altura de su líder y lo
honren realizando un gobierno austero, transparente y con humildad.
Sin embargo, en el
caso de Iguala, el alcalde sin consultar a nadie ya nombró a futuros miembros
de su gabinete, amigos de la infancia; todos repetirán sin haber demostrado en
su primera experiencia su profesionalismo y capacidad. Mal empieza el ganador
que no ganó. Debe ser humilde y reconocer que ganó el carisma de AMLO. Debe
honrar ese esfuerzo dejando de lado a sus amigos y de inmediato darse a la
tarea de conformar un grupo integrado por hombres probos para un comité de
compras y adjudicación de obras y sobretodo un contralor totalmente
independientes. Espero que mi buen amigo Frumencio Ramírez Cardona, ahora como
síndico, haga valer su capacidad y evite junto con la primer síndico y los
cuatro regidores Morenos la rapacidad que mostró Jaimes Herrera en su primera
administración.
CDX.- A las
autoridades del municipio parece que lo sucedido el pasado Domingo no les
importa. No han entendido el mensaje que la mayoría de la ciudadanía silenciosa
está harta de la corrupción y la impunidad. Pese a ello, ni un solo dedo han
movido para evitar la rapacidad e impunidad de los agentes de Tránsito, que no
se les quita lo ratero. De verdad es vergonzoso su accionar en contra de los
camiones que por obligación deben cruzar la ciudad. Será verdad que esa oficina
no ingresa dinero alguno a la Tesorería y no obedecen de manera vertical a la
autoridad legal. Debe recordarse que con Abarca ellos entregaban a los
conductores a la Policía. Por eso las decenas de desaparecidos.
Los partidos
políticos deben aprender la lección. Los ciudadanos debemos exigir que se
cumpla el cambio. Estamos ante el inicio de una nueva época de nuestra historia
nacional.
Sabías que: Las
moscas vomitan los alimentos y luego se lo vuelven a comer. Su aparato
digestivo es rudimentario; le escupen al alimento para que se vuelva viscoso y
luego lo tragan. Deben ser eliminados de nuestro hogar, son causantes de
enfermedades que pueden afectar fuertemente la salud.
Hasta la vista.