Noé Mondragón Norato
Revocar mandatos, tarea prioritaria de AMLO
La
democracia va más allá del arribo de un simple mortal al poder público. Se liga
necesariamente, al compromiso de cumplir la palabra
empeñada. Los mexicanos hemos sido estafados una y
otra vez, por verdaderas encarnaciones de la falsedad, la
simulación y la perversidad. Convertidos después, en los
nuevos depredadores de los presupuestos públicos. Así, la
alternancia en la presidencia del país el 2 de julio
de 2000,con el vilipendiado panista y hoy neopriísta Vicente
Fox Quezada, no sirvió de nada. Salvo para enriquecer
a sus entenados, los hijos de Martha Sahagún. En Guerrero, esa misma
efervescencia por el cambio se midió con el triunfo del ex
perredista y hoy, personaje sin una verdaderadefinición ideológica –de
hecho, nunca la ha tenido-, Zeferino Torreblanca Galindo. Y tampoco
sirvió. Hubo mucho dinero desviado en su
administración. Aromas nauseabundos se desprendieron de ese gobierno perredista
de “el cambio”. El fenómeno se repite otra vez rumbo a
la elección del 1 de julio de 2018. Y de ahí se abren las
lecturas.
REVOCAR MANDATOS, URGENTE.- El fenómeno político provocado por AMLO, llevará al
poder a mucho improvisado de la política. Y de
hecho, ese es el problema: la cultura política de la que abrevaron, ha
sido priísta. U opositora oportunista. Desde su
nacimiento, el PRD contribuyó nada más a la alternancia partidista. Pero
como gobierno, no mejoró las condiciones de
pobreza de millones de guerrerenses. Los gobiernos de Zeferino Torreblanca,
Alberto López Rosas y de Félix Salgado Macedonio, -los dos últimos como ex
ediles de Acapulco-, se midieron en términos de rotundos fracasos. Hoy,
Félix es aspirante del Morena al Senado. Y hay lecturas
inquietantes: 1.- Si las tendencias en las encuestas se
mantienen, López Obrador debe ser el próximo presidente de México. Pero eso no
basta para garantizar que sus promesas sean cumplidas.
Hace falta el empuje de verdaderos mecanismos ciudadanos, para
evitar que los demás representantes del Morena en el Senado,
las diputaciones federales, locales y las alcaldías, reproduzcan la
misma cultura de la depredación de los presupuestos. Y la legislación
con verdadero y auténtico sentido y compromiso con los escenarios de
crisis en el país. Revocarles el mandato si no están
cumpliendo eficazmente, es un medida urgente y de empoderamiento
ciudadano. A todo mundo enfada que los diputados asistan a calentar la
curul. O los alcaldes a gastarse los dineros del pueblo, simulando que
trabajan. Esa situación ya no la aguanta nadie. Ningún ciudadano
consciente. López Obrador, tiene una carga y una responsabilidad muy alta que
cumplir. Porque los ciudadanos ya no soportan alternancias
partidistas de juguete. 2.- Como muchos
candidatos morenistas a cargos de elección popular son
improvisados, es seguro que echen a perder. Y
eso representa un riesgo latente para las mayorías. Porque se
subieron a la ola de AMLO, evaluando que van a satisfacer un
instinto de poder. No porque sean los personajes que el país demanda.
López Obrador echó mano de muchos aspirantes que ya tenían presencia
partidista y electoral. Pero que también están maleados. Y
por otro lado, empujó a cuadros nuevos, pero sin
nociones ni cultura democrática de fondo. En ese sentido, se entiende
que será hasta después del tercer año de su gobierno, cuando
pudiera ser más selectivo al respecto. Pero el
primer paso obligado, es empujar la revocación de mandato. Para
acabar progresivamente, con la simulación, los arribismos, los
nepotismos, la mediocridad política y la corrupción.
HOJEADAS DE PÁGINAS…A diferencia de la veracruzana y figueroísta,
Verónica Muñoz Parra, quien ya hizo doctorado y se especializó en
saltar de un cargo de representación a otro, el diputado local
tricolor calentano, Cuauhtémoc Salgado Romero, está destinado a la fría
banca. Y ese alejamiento del gobernador Astudillo
Flores, se remonta a la disputa con Rubén Figueroa Smutny, cuando el actual
gobernador fue desplazado de la coordinación de fracción
tricolor en el Congreso local. Astudillo calificó de “títere del grupo
figueroísta” a Salgado Romero –quien era dirigente estatal del PRI- “por
no lograr detener a tiempo ese conflicto”. El cobro
de esa factura al parecer, ya llegó.