Noé Mondragón Norato
UAGro: campo de batalla electoral
De
manera ingenua o deliberada, el rector de la UAGro, Javier
Saldaña Almazán, se metió entre las patas de sus propios caballos. Y no
precisamente de los de dos y hasta tres millones de
pesos, que denunció en su cuenta de twitter el ex gobernador Ángel
Aguirre Rivero. Sino en el plano político-electoral. Hay que
ubicar contextos y circunstancias específicas.
ESCUPIR PARA ARRIBA.- Desde la rectoría, Saldaña Almazán, amenazó con turnar al
Tribunal Universitario a todo aquel docente que hiciera proselitismo por algún
partido político o candidato. Y se entiende: hay muchos opositores
universitarios que van por un cargo de elección popular en la próxima elección
del 1 de julio. Sin embargo, el rector también tiene su propia
militancia partidista. Por eso, la amenaza terminó alcanzándolo. En
cuando menos dos asuntos: 1.- Durante la
visita del candidato presidencial tricolor José Antonio Meade, del pasado
miércoles 11 de abril, alumnos del campus Llano Largo en Acapulco, fueron llevados
con engaños al Forum Mundo Imperial, el escenario donde se
presentaría Meade. Les dijeron que asistirían a un evento del propio rector. El
punto es que, cuando llegaron a ese lugar, no estaba presente éste último, pero
sí el aspirante presidencial tricolor. Desde la perspectiva de la legislación
electoral vigente, lo anterior se convirtió en un acto claramente
proselitista a favor de un candidato y un partido. La
Fepade estaría obligada a investigar, qué maestros de la
UAGro acarrearon a esos alumnos y quién avaló que
así lo hicieran en horario laboral. Es decir, cuando los
estudiantes debían estar recibiendo cátedra. No lecciones
de acarreo. Incluso, el propio Tribunal Universitario
debió realizar algún tipo de investigación con su
respectiva sanción. Y no lo ha hecho. El rector escupió para
arriba. 2.- Durante el evento de su Primer Informe de Labores
–el quinto en realidad-, el rector le imprimió un toque de selectividad a
la agenda de sus invitados. Uno resaltó: el aspirante del PRI al
Senado, Manuel Añorve Baños, quien claramente realizó campaña
electoral. Se colgó del informe de Saldaña Almazán,
para promocionarse. “Apoyaré desde el Senado con recursos económicos
extraordinarios a la UAGro”, dijo. Era evidente que el rector le
autorizó para que se placeara. El punto culminante
fue cuando, sonrientes y amigables, ambos se tomaron una
fotografía que circuló ampliamente en redes sociales. Y en la prensa escrita.
¿Por qué motivo el rector no invitó al candidato
del Morena Félix Salgado Macedonio, a la de la coalición PRD-PAN-MC, Beatriz
Mojica Morga, y también se tomó una fotografía con ellos? ¿Acaso no
violóla legislación electoral externa y la interna, al
permitir el acceso de un solo candidato, urgido de
reflectores, en una coyuntura de aguda crisis de credibilidad
tricolor? ¿Qué sanciones aplicaría presumiblemente, la
Fepade? ¿O es que, como otras instituciones del poder público, opera a favor
del gobernante en turno y no de “la legalidad” e
intereses partidistas y ciudadanos? Lo cierto es que ambos eventos sirvieron
para una sola cosa: reafirmar la militancia tricolor del rector Javier
Saldaña. Y de aquí en adelante, dicho funcionario carecerá de la
calidad moral para “sancionar” a todos
aquellos docentes que realicen proselitismo electoral, al interior del campus universitario.
Porque asumiéndose imparcial, escupió para arriba. Y lo
demás, fue tarea de la gravedad newtoniana.
HOJEADAS DE PÁGINAS…El crimen del ex dirigente del Morena en Zumpango,
Ricardo Bravo Lázaro, ocurrido el pasado jueves, revela que desde el gobierno
estatal, no hay medidas de seguridad contra
aquellos políticos etiquetados
como opositores. Y la promesa del obispo Salvador Rangel
Mendoza, en el sentido de gestionar recientemente “una tregua”, con
un líder del crimen organizado para “no matar más
candidatos”, rodó por los suelos. Cayó ante el peso de las
evidencias.