Noé Mondragón Norato
De traiciones y
cobros de facturas
Su protector político fue el ex renejuarista,
Carlos Sánchez Barrios. Llegó de su mano a la entidad. No conocía la dinámica
de los grupos políticos locales. Comenzó a empaparse de ella. Le informaba
puntual, a su entonces jefe político. Por eso, desde la Secretaría de
Planeación y Presupuesto, Sánchez Barrios lo hizo su asesorpolítico personal. Fue
así, como el edil con licencia de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, se
abrió paso en la política priísta. Hasta llegar el 24 de junio de 2003, como Secretario
Técnico del PRI. Ese hecho se leyó como el espaldarazo del
entonces gobernador René Juárez, a favor de Sánchez Barrios, como el
aspirantetricolor más fuerte a disputar el gobierno de la
entidad en la elección del 7 de febrero de 2005. Pero un
momento fue clave para operar la traición de Leyva Mena,
hacia Sánchez Barrios. Es decir, cuando las circunstancias y los actores
tricolores comenzaron a operar a favor del otro aspirante al
gobierno de la entidad: Héctor Astudillo Flores. Entonces decidió no
presentarse a la sesión del Consejo Político Estatal del PRI, el
7 de marzo de 2004. Su lugar lo ocupó Irma Ferrusca, quien
operó el método de Convención de Delegados para designar al candidato a
gobernador. Leyva Mena, simplemente lo avaló después. Apuñaló
a su protector político. Y Héctor Astudillo, se encumbró por
primera vez, como candidato a gobernador por el PRI en 2005. Pero fue
hasta su segunda postulación en junio de 2015, cuando logró
arribar como tal. Un hecho político desconcertante y que solo
ocurre en Guerrero, por su lacerante nivel de atraso. Leyva
Mena recibió a cambio, una posición de mayor fuerza: caminó a la dirigencia
estatal del PRI después de la elección federal de 2006, desde donde le
regresó muchos triunfos a los tricolores en la elección local de 2008. E
ingresó como diputado local plurinominal en la 59 legislatura. De ahí vino lo
demás.
LA RUPTURA CON
ASTUDILLO.- De ser consentido
político del actual gobernador Héctor Astudillo, el edil con licencia
Leyva Mena, pasó a efímero retiro político en 2012. En
abril de 2013, regresó como delegado del Infonavit, gracias a
la gestión de Manuel Añorve, de quien fue coordinador estatal de
promoción del voto en la campaña de gobernador de 2012. Quedó
en automático, perfilado para disputar la alcaldía de Chilpancingo en la
elección del 6 de junio de 2015. Llegó.
Pero gobernó mal y fue mala su relación desde el principio, con Astudillo
Flores. Por eso terminaron distanciados. Hasta que el gobernador tricolor operó
políticamente, para expulsarlo de la alcaldía chilpancingueña.
Lo obligó sutilmente, a solicitar licencia en el cargo. Hoy, mantiene una
férrea lucha legal, para ser reinstalado. Pero el Congreso local en su sesión
de ayer martes, decidió votar el asunto hasta el próximo jueves. Está claro que
el gobernador priísta no lo quiere de regreso. Y
es evidente que seguirá maniobrando a través del Congreso local, para
impedirlo. Aunque se juegue en ello, la eventual derrota
electoral tricolor en la capital. Leyva Mena no alcanza a
entender que la conversión política que lo obligó a darle
la espalda a Sánchez Barrios en 2004, y apuntalar a Héctor Astudillo
en 2005, resulta obsoleta en las actuales coyunturas. El
encanto político terminó. Y las condiciones de poder las tiene el
grupo astudillista. La ironía es al final, inevitable: El tiempo le
cobró a Leyva Mena, la factura que le
aplicó en su momento, a Sánchez Barrios. Qué tal.
HOJEADAS DE
PÁGINAS…La referencia del gobernador
Héctor Astudillo, en el sentido de que “algunos alcaldes no son buenos en nada”
y son en cambio, “buenos para crear conflictos”, terminó
alcanzándolo. Porque, encerrado en su burbuja de poder, no alcanza a
dimensionar que también es un gobernante malo. Y
los conflictos le revientan por todos lados, todos los días, sin que
los resuelva “brillantemente”.