Noé Mondragón Norato
Polémica sacerdotal
Ayer
Lunes se cumplieron dos semanas del homicidio contra los
sacerdotes católicos Germaín Muñiz García de Apango -quien tenía asignada la
capilla de Mezcala-, y de Iván Añorve Jaimes, de la Arquidiócesis de Acapulco.
A pesar de las presiones de la Iglesia a través del obispo de la diócesis
Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, las investigaciones no
han encontrado a los responsables de ese proditorio
crimen. Pero hay vertientes en este asunto, que no se admiten. Ni se quieren
reconocer.
¿IRRESPONSABILIDAD O FRIVOLIDAD?- Hay puntos en esta trama siniestra que
perturban: 1.- Más allá del estado de violencia,
inseguridad e impunidad prevalecientes en la entidad, y de un
gobierno estatal negado a enfrentarlos, uno de los
cuestionamientos apunta hacia tresinevitables preguntas: ¿Qué
hacían dos sacerdotes dedicados a servir a la Iglesia, en un baile
popular donde circularon desde cervezas, vino y hasta personas
desconocidas para ellos? ¿No era parte de su responsabilidad cristiana, estar
resguardados en las Iglesias a esas horas de la madrugada? ¿Por qué exponerse
innecesariamente, a sabiendas del peligroso clima social que
se respira en Guerrero? 2.- En su cuenta de Facebook,
el cura inmolado de Mezcala, Germaín Muñiz García, posa en una fotografía
sosteniendo un fusil de asalto AK-47, mejor conocido como “cuerno de chivo”.
A su lado, aparecen embozados y camuflados con uniformes militares, tres
personajes. Presumiblemente, pertenecientes a la delincuencia organizada. Es un
hecho hasta cierto punto, desconcertante. Porque como ministro
de la Iglesia, estaba obligado a negarse a posar para esa
impresión, en función de que el Evangelio cristiano pondera la paz y
los valores morales de la sociedad. Y renuncia de tajo, a la
violencia. El solo hecho de sostener en sus manos un
instrumento de muerte, envía un mensaje contrario a
todo lo que predicaba en los sermones durante las misas que ofició. Y pudo
despertar animadversiones de otros grupos delictivos. 3.- El
cura Iván Añorve Jaimés, era conocido por bohemio y compositor. Trasciende
incluso, que buscaba aprovechar la tribuna del grupo musical Bronco que se
presentó esa noche en Juliantla, para dar a conocer algunas de sus
composiciones. Lo cual se convirtió en un acto imprudente. Como
sea, la presencia de ambos en ese evento pudo estar ligada incluso, al consumo
de alcohol. Por las altas horas de la madrugada en que finalizaron la fiesta y
ocurrió la emboscada. 4.- El obispo Rangel Mendoza, transpira
la polémica. En reiteradas ocasiones ha formulado la necesidad de que
las autoridades dialoguen con los líderes del crimen organizado, “como
yo lo he hecho”, a fin de reducir la violencia. “He
dialogado con los capos, con los jefes de esos grupos para que cuiden a los
sacerdotes, religiosas, seminaristas”. El punto sin embargo, es
que tiene dos sacerdotes asesinados. Y cuatro monjas que
administraban el Colegio Morelos en Chilapa, abandonaron ese
municipio por la violencia. Es decir, al obispo Salvador
Rangel, no le han servido de nada esos acercamientos. Y
como responsable de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, está obligado a
tener un controlsobre las actividades de los sacerdotes que la
integran. Porque si el gobierno estatal presidido por Héctor Astudillo, no
está respondiendo de manera eficaz en cuanto a las políticas de
seguridad pública en la entidad; la Iglesia Católica en Guerrero, descuida a
su vez e irresponsablemente, todo lo que sus curas hacen tras
la conclusión de su servicio cristiano. Y eso deriva en más violencia y
crimen. Los hechos son tercos.
HOJEADAS DE PÁGINAS…La inclusión de la comandante de la Coordinadora
Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), Nestora Salgado García, como
aspirante al Senado por el Morena, abre paso a que otros
comandantes de Policías Comunitarias, sigan
su ejemplo. Y por ese resquicio se cuelen también,
algunos destacados miembros de la delincuencia organizada. Y si no, al tiempo.