Abrevando

José Antonio Lavín Reyna
“Oculta tus fracasos, no muestres tus penas. A la gallina enferma las otras gallinas la destrozan a picotazos”: Dicho del abuelo.

Política y conflicto.
Política y conflicto siempre van de la mano. La miga principal de esto es determinar qué conflicto, qué política. En Guerrero, la tensión dentro del PRD creció a la sombra de los perversos juegos por el poder de los diversos grupos que lo integran, sustentada en la divisa de que “el poder es para poder y no para no poder”, un augurio de su derrota en el proceso electoral del 2018, muchos perredistas han incurrido en el uso y abuso de las precarias instituciones para medrar del patrimonio público en magnitud nunca antes vista.
En esa lógica se manejan los gobernantes, sin importar del partido que sean, practican la arrogancia confiados en un poder  absolutamente permisivo y cómplice, saben que se instalaron lisa y llanamente para robar y saquear. Conocen que  no existe el funcionamiento corrector y oportuno, mucho menos el fincamiento de responsabilidades. El rencor, el odio, la sed de venganza y el optar por la amoralidad de la clase política dominante se dejan sentir y son los nuevos ingredientes del conflicto que todo lo permea ahora.
Los politólogos ven el comportamiento de los actores en la disyuntiva de la pugnacidad y la coacción o la cooperación y el consenso, los sucesos nos ilustran acerca del barranco existente aquí entre lo primero y el demérito de lo segundo.
En una democracia, el conflicto es la materia prima para lo resoluble, justo el ejercicio propio de la política. Es de ingenuos pensar en la abolición del conflicto, pese a ello existen  políticos, que cuando no pueden resolver el conflicto, recurren a la frase: “los problemas no me dejan gobernar”. Tenemos que entender que la política dejó de ser cuestión de los hombres y las individualidades, para troncarse en cuestión de las instituciones. No es tarea fácil el acuerdo cuando la competencia nos toca la puerta a todos: gobiernos, ciudadanos y medios de comunicación.
La lucha cívica ha demostrado hasta ahora sus recursos de persuasión, de la moderación, consciente de sus limitaciones,  en ocasiones la clase política se desatiende de resolver conforme el interés del sistema democrático. Bien miradas las cosas, no es que no puedan, lo que pasa es que no quieren, porque tienen metidas las manos en esto hasta los codos.
A cualquiera que está acostumbrado a observar estos fenómenos la circunstancia no le muestra nada extraordinario,  cuando la política abdica, la violencia, que es su negación, crece.
Es evidente, y así lo han expresado los mejores investigadores, que estamos en medio de una guerra que algunos caracterizan con una nueva tipología económica. Esta guerra también mueve sus barredoras para realizar limpieza social y hay víctimas inocentes –todos somos víctimas– y mueren muchísimos jóvenes que este sistema ha condenado a caer en un molino de carne y de demencia que los tritura.
¿No hay capacidad para entender esto, asumiendo “entendimiento” por aportación de soluciones? Creo que no, y lo que estamos viendo y veremos hasta el 1 de julio, es una descarnada pugna por la disputa de la nación en el proceso electoral que viene. Al parecer los actores se quieren jugar el todo por el todo.
Cuando nos acercamos al desastre que implica la mezcla de delincuencia y política, cuando estas palabras se tornan en sinónimos –esa parece ser la perspectiva– sólo se están generando ambientes propicios para la tiranía y la dictadura.
A los políticos en pos de los diversos puestos que estarán vacantes, les gusta ver adversarios hasta debajo de la alfombra. Es una vieja lección expuesta por los teóricos de la guerra, la política y la economía.
Esas son las consecuencias del agotamiento del régimen y el justificado hartazgo popular.
Algo Más…
El roster de los candidatos está casi está listo. Primero hay que decir que cualquier alternativa tiene posibilidades, unos más y otros menos, pero en el juego de la democracia todos los que aparezcan en la boleta eventualmente pueden ganar.
Haré algunas precisiones antes de comenzar con el análisis. Primero, quiero dejar en claro que esto no es un oráculo para ver el futuro. Ante la complejidad del caso, es imposible predecir lo que sucederá en las próximas elecciones. Miente quien dice que trae en la bolsa la elección y miente también quien dice que el otro seguramente perderá. Estas afirmaciones ni siquiera pueden ser evaluadas a través de la lógica, porque los hechos futuros no son comprobables.
En muchas regiones del país, no se puede predecir que alguien ganará por que tiene el poder económico o lo apoya el poder político,  quien quiera ganar debe pactar, obligado o no, con los poderes facticos, que lo apoyaran con carretadas de dinero y con violencia en todo caso, dicha situación le otorgara muchas posibilidades de ganar y ningún órgano electoral se atreverá a investigar. En esas regiones, los millennials electorales no lograrán ser los alquimistas -recuerde que se le atribuyen a las redes sociales propiedades casi mágicas para ganar las elecciones- debido a que las redes sociales en esas regiones no son una pócima infalible. Le recuerdo que en política nada está escrito.
CCCLXXIII.- En Iguala, los gobernantes no hayan como tirar el dinero. Pese a que está demostrado que el asfalto colocado sobre una calle de concreto, se desprende por círculos, creándose hoyancos,  insisten en esa práctica. Es una maniobra política para salvar el pésimo papel del alcalde Herón Delgado, el hombre que jamás, en ninguno de los puestos que ha ocupado, ha rendido cuentas. Por cierto, tenga cuidado, Ulises Pérez está desatado, no encuentra la cuadratura al círculo, más contribuyentes de predios, menos contratos de agua. Para él todos los igualtecos somos tramposos y rateros.
Sabías que: El humo del tabaco provoca sordera.

Hasta la vista.