Abrevando

José Antonio Lavín Reyna
"La suerte es lo que sucede cuando la preparación se encuentra con la oportunidad": Séneca.

Condenados
Una frase célebre de Einstein dice: “Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados". Es imposible tener un mejor país utilizando a los políticos de siempre aunque estén en partidos políticos distintos, un político tonto, corrupto, inculto e incapaz no cambia aunque se cambie de partido político. Ojo mucho ojo.
Ante las precampañas al igual que Diego Luna, razono que: “Ningún candidato me representa”. Y no es difícil encontrar una razón. La clase política mexicana sigue creciendo. Los gobernadores ratas cada vez son más y menos los atrapados. De casi ninguno de ellos se recupera lo que nos han robado. Lo único que “producen” es quebranto. Y queda demostrado una y otra vez que sólo son auténticos traficantes de influencias. La clase política se ha dedicado a legislar para favorecer sus propios intereses y los de sus partidos, no los de la gente que los mantiene e ingenuamente sigue votando por ellos. Cada vez más denunciantes de sus tropelías resultan castigados, si no es que sacrificados como los periodistas. En este México deja más la corrupción que la honradez. Y esto tiende a agravarse, no a remediarse. ¿Qué nos espera?
La filósofa y escritora de ascendencia rusa Alissa Zinovievna Rosenbaum -escribió con el seudónimo de Ayn Rand-, visionó a una sociedad a punto de caer en un esclavismo moderno. No conoció la realidad actual, pero con profundo detalle que asombra y resulta inexplicable, nos pinta de cuerpo completo en este párrafo de su texto: “Cuando adviertas que para producir necesitas autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo; y que las leyes no te protegen contra ellos sino por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada”. Ignoro si se refirió sólo a su Rusia o incluso a los EUA, en donde se refugió. Tampoco parece claro que en uno u otro lado haya sucedido a pie juntillas lo que pronosticó. Quizá solamente fue en su imaginación que una sociedad contemporánea podría caer en ese remolino autodestructivo para la clase productiva, y llegar a ser esclavizada por la clase improductiva gobernante.
Por favor lea de nuevo el entrecomillado e inequívocamente la sociedad mexicana encuadra en ese pronóstico de 1950. Cada frase nos queda, y los ejemplos sobran. Qué no subiría el gas, la gasolina y la electricidad ha sido la mayor burla del sexenio. Súmele lo que se llevaron los gobernadores preciosos, Montiel, Yarrington, los Duarte, Borge, Villanueva, Medina, Hernández, Granier, los líderes Romero Dechamps y la Gordillo y hasta Padrés a punto de salir de la cárcel a disfrutar su botín. Eso explica el porqué de todos los aumentos y como siempre, nosotros tendremos que pagar los saqueos de la clase política. ¿Acaso no concuerda todo esto con lo dicho por Ayn Rand? Ella auguró a que una sociedad en tales circunstancias estaría “condenada”, sin decir a qué. Quizás a  nueva forma de esclavitud.
Algo Más…
El detrimento social, la incesante depredación de bienes públicos, la rapiña, etc., se mantendrán si continúan en el poder personajes tutelados por partidos y vividores de la política que desvirtúan todo, hasta la modalidad de independientes. En tanto, siguen el mismo estereotipo sin asumir que están lejos de instrumentar el cambio ofrecido debido a que cambian nombres, partidos, colores, pero… todo lo demás, igual.
El combate a la corrupción, escándalo y flagelo de nuestro país, claro inhibidor de su desarrollo social y económico. Quien prometa que acabará pronto con la corrupción es porque no conoce los alcances de este monstruo y es que retomando lo que dice El Laberinto del Fauno de Guillermo del Toro: “Yo, yo he tenido muchos nombres”. La corrupción es omnipresente.
Una sociedad plena de desigualdades, de injurias, de necesidades; una donde el 65 por ciento de los ingresos se concentran en un 30 por ciento de la población, en donde hay sectores de la población que gastan 1 de cada dos pesos en alimentación, ¿Cómo le hacen para cubrir sus otras necesidades?
Y el mayor resultado de la descomposición social que vivimos, la violencia. Se necesitan cambios profundos y estructurales no solo en los programas de gobierno, algunos sociólogos dicen que dichos cambios deben ser desde la familia para entender y minimizar la violencia.
Parafraseando a Gabriel García Márquez en su historia “El coronel no tiene quien le escriba”, ninguna campaña política es más triste que una propuesta vacía.
CCCLXIX.- El país se ha sumergido más en la mediocridad que en el desarrollo; no ha podido librarse de lastres que lo mantienen en estado agónico, sin posibilidad de alcanzar metas y objetivos característicos de países sostenidos por ciudadanos dispuestos  y participativos, contrarios a nuestra idiosincrasia conformista y aletargada.
En Iguala no se corre contra esa mediocridad corriente. Somos un pueblo en franca decadencia, donde la autoridad nos hace ver como tontos, donde pavimentar una calle o cambiar la tubería de agua potable es un logro, cuando CAPAMI nos cobra mantenimiento del alcantarillado, le pagamos al Ayuntamiento, recolección de basura, de manera directa el alumbrado público, si entramos a un parque público pagamos por hacerlo; o sea somos un pueblo sometido a los merolicos de la radio, que con una cachaza vociferan: “unos cuantos, los criticones de siempre”, se atreven a pedir cuentas, tanto de la feria como del municipio. Con esos periodistas “críticos”, qué desarrollo podemos esperar.
Y ya viene la embestida del mesiánico López Dóriga. Televisa lo regresa para encabezar la guerra sucia.
Pobres igualtecos, seguimos sometidos, acobardados, tenemos miedo, mucho miedo de hacer o decir algo, pensando que a nosotros no nos va a tocar. Ojalá no nos toque. Para cambiar, debemos ser más participativos, hasta en el voto consciente.
Sabías que: Nuestro cerebro nunca interpreta el futuro de modo realista.

Hasta la vista.