Noé Mondragón Norato
Meade: ¿Cortina
de humo o sacrificable?
Para el PRI Guerrero, el reto parece titánico: comenzar
desde cero en la elección del 1 julio de 2018. Porque si se mira bien, de todos
los aspirantes presidenciales tricolores, José Antonio Meade Kuribreña, es
el menos conocido y en consecuencia, quien está alejado de los amarres con
los grupos de poder locales. Posee una doble condición política: puede
prescindir de ellos. O necesitarlos como nunca. Sin embargo, el punto es
ineludible: aun con los apoyos de todos ellos y por su condición de eventual
candidato sin partido, Meade adquiere cierta fortaleza. Pero
también debilidad. Basta con ubicar algunas coyunturas al
respecto.
LOS ESCENARIOS DE
MEADE.- Basta con observar el inédito
“destape” de Meade Kuribreña, para entender que el juego político no está
definido en el PRI. Y se lee así: 1.- El presidente Peña
Nieto, renunció en apariencia, al arraigado ritual político
muy propio de la cultura priísta, de anunciar “al bueno” para
sucederlo en el cargo. Simplemente, dejó que renunciara al cargo de secretario
de Hacienda y solamente se presentó en la ceremonia del relevo. Fue un hecho político desconcertante.
Porque a la par de esa renuncia, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel
Osorio Chong, filtró a través de prominentes miembros de su equipo, que no
iría a la competencia presidencial. Pero
los demás aspirantes no se han movido. Y han guardado un sospechoso
silencio. 2.- En este punto y sin ser oficialmente el
candidato presidencial, “la cargada tricolor” –CTM, CNC
y CNOP- y hasta gobernadores, no dudaron en adherirse a la causa política de
Meade. Se entiende entonces, que la estrategia política de Peña Nieto, para
exhibir al ex secretario de Hacienda como “el más fuerte aspirante presidencial”,
tendría en el fondo una cuádruple intención: ubicar las lealtades que todavía
conserva; evaluar si le alcanzan a su grupo político para retener la
presidencia del país; pulsar las reacciones de los partidos políticos
opositores, medios de comunicación y redes sociales; para finalmente,
pronunciarse abiertamente por el candidato real para
esa competencia. Meade sería en este escenario, la cortina de humo del
primer círculo presidencial, para medir los grados de aceptación o
deterioro del PRI y del presidente del país. 3.- Si Peña
Nieto ya decidió que Meade, sea el candidato presidencial tricolor,
entonces cuidó las formas políticas para empujarlo
como tal. Es decir, no quiso vender negativamente, la imagen de haberlo
impuesto. Y de hecho, lo hizo así desde que lo “ofertó” como aspirante
“ciudadano”. Sin embargo, Meade enfrenta cuando menos, tres escenarios
de desastre políticos: A) Tendrá que conciliar
con los grupos nacionales del PRI, lo cual se antoja complicado. Sobre todo, porque
el grupo de Manlio Fabio Beltrones Rivera, se quedó muy desprotegido. Y
el de Osorio Chong, bastante irritado. B) Sin las
estructuras del voto corporativo tricolor operando a su favor, derivado
de un reparto desequilibrado de las posiciones al Senado de la
república y a las diputaciones federales, Meade está destinado al colapso
político tempranero. El escenario es posible porque Meade desconoce a
fondo, los intereses de poder de las mafias tricolores. C) Al
no militar en el PRI, una de las señales más fuertes
enviadas por el apretado círculo de poder presidencial, consiste en develar lo
obvio: José Antonio Meade, se convierte en el sacrificado político, ante
la fuerte eventualidad de que el peje López Obrador, gane la
elección presidencial. De esta forma, Meade no podría
reclamarle a los grupos priístas ni encontrar eco interno a sus quejas. Los
grupos tricolores blindarían a sus cuadros para la próxima
competencia presidencial. Y el gran perdedor sería no solo Meade, sino el
propio presidente Peña Nieto.
HOJEADAS DE
PÁGINAS…Si el gobernador Héctor
Astudillo, ya anticipó “una elección difícil para el PRI” y
urgió a postular a “los mejores candidatos”,
en realidad se trató de una broma de muy mal gusto. Porque
serán los grupos de Manuel Añorve, René Juárez y el propio gobernador, quienes
decidan los nombres de los agraciados. Y si no, al tiempo.