José Antonio Lavín Reyna
“No pienses como yo, pero respeta que yo piense diferente”.
El próximo circo de las votaciones.
De acuerdo a como te vaya en la feria, dice el sarcasmo popular,
hablarás bien o mal de la misma, confirmándose, de esa forma, la sentencia que
regla el estado de ánimo del individuo al calificar de hostil o favorable su
participación en una celebración.
Pasaje similar son las celebraciones del Día de Muertos, cada año,
están presididas por clásicos símbolos como son las flores cempasúchil, las
calabazas, los altares y el pan de muerto, al igual la Navidad, con los árboles
navideños, las luces y las nochebuenas, hay señales que anuncian la llegada de
las elecciones.
El nerviosismo se comienza a respirar en el ambiente; de la nada,
varios funcionarios públicos y legisladores que habían permanecido en el
completo anonimato buscan “difundir” el trabajo que hasta ese momento era
desconocido. Los informes de gobierno o de labores se hacen más frecuentes y
estos personajes buscan proactivamente a los medios y reporteros a los que
antes ignoraban o incluso les huían.
Dimensionando más allá de cualquier tertulia festiva los procesos
electorales mexicanos, éstos obligan a ponderar la evolución del fenómeno pues
dicho ejercicio significa, en cuanto prototipo de un modelo teórico-práctico,
la real o aparente participación y representación ciudadana para intervenir
directa o indirectamente en los órganos del Estado destacando, por su
importancia y alcance, el quehacer gubernamental en tanto figura responsable de
conducir, administrar y regir los intereses colectivos de la Nación antes que
en provecho de un sector cualquiera sea la jerarquía económica política o
social exhibida, pues en su temporalidad histórica lo electoral depositó en el
voto la voz, derecho y potestad popular para dictaminar contra el privilegio de
los herederos al trono (reyes, césares, soberanos y autoritarismo diverso).
También comienzan a aparecer nuevos medios de “circulación nacional”
que sólo se distribuyen en unos cuantos puestos de revista, pero que ven en las
elecciones una fuente de recursos. No importa si desaparecen con la misma
prontitud que aparecieron, quieren llevarse algo del pastel electoral.
Estos medios son frecuentemente utilizados por los políticos que dan
“entrevistas exclusivas” tan interesaaaaantes que merecen estar en portada. Y
no sólo eso, sus opiniones son relevanteeeees y esperadas que forman parte de
una costosa campaña de espectaculares que son desplazados lo largo de la ciudad
o incluso del país.
Las ciudades se llenan de espectaculares o anuncios con rostros
desconocidos de distintos políticos. Algunos sonríen con tal entusiasmo que
parece que están anunciando una pasta dental o alguna clínica dental; otros
pretenden mostrar firmeza y cruzan los brazos; están también los que se llevan
la mano a la barbilla para que vean que tienen la capacidad de pensar y parecer
muy reflexivos. El nombre en grande, por supuesto, para que se vea y la gente
los recuerde para lo que se ofrezca. Otra señal de que las elecciones se
aproximan es que aparecen “investigaciones periodísticas” que, tras “muchos
meses” de indagación, logran amplios reportajes contra un político interesado
en ser abanderado de un partido. Por supuesto, no tardan en salir los audios
con conversaciones o información comprometedora
Deberemos preguntarnos, en México ¿qué valor tiene y representa el
voto? De manera determinante dicha pregunta queda certificada con una verdad
evidente: Los mexicanos nunca, jamás hemos disfrutado de comicios libres,
legítimos o confiables, a pesar de que la revolución armada y sus centenares de
muertos postularon, en el centro de su deseo, un sufragio efectivo interpretado
como elecciones tan creíbles como distanciadas del repulsivo desaseo electorero
de siempre, aunque más percudido a partir del Priato, y que se ha venido
incrementando a conveniencia de una clase política y partidista, prestos y
dispuestos a complacer a plenitud los antojos de clanes poderosos de dentro y
fuera del país.
De ahí que si somos objetivos al momento de leer la realidad habrá de
reconocerse, con o sin agrado, que la moraleja de “hablar bien o mal de la
feria” -en comparación con los comicios electorales- es admitir que del circo
parlotearán con gracioso placer exclusivamente los mafiosos a quienes las urnas
previamente manipuladas (tejones en acción) les ocasionó una “democrática y
cristalina victoria”.
Algo Más…
El detrimento social, la incesante depredación de bienes públicos, la
rapiña, etc., se mantendrán si continúan en el poder personajes tutelados por
partidos y vividores de la política que desvirtúan la modalidad de
independientes en tanto siguen el mismo estereotipo, sin asumir ni instrumentar
el cambio ofrecido debido a que cambian nombres, partidos, colores, pero… todo
lo demás, igual.
Es indudable que en nuestro país seguirán existiendo los eternos
triunfadores y los empedernidos perdedores, pese a pasar del “México bruto al
civilizado de hoy”, los primeros persisten en no desprenderse de la ubre
mientras los segundos soportan, sobrellevan con resignación el veredicto
juzgado por una cuadrilla de mapaches conformada, lo mismo por instituciones
del Estado, que del PRI-gobierno sin omitir a los credencializados y selectos
encargados de contar, sellar, firmar, transportar, custodiar y enjaular los
votos que determinantemente, sin impugnación que valga, sin mayor asombro,
entonarán el nombre del vencedor... y del vencido.
Por eso, y más evidencias, la vía electoral transita en el país de la
farsa a una esfumada credibilidad hasta agotarse en lenta agonía alentada por
partidos políticos mercaderes, alianzas vergonzantes, órganos electorales
contaminados, dinero sucio, conciencias sobornadas o candidatos a cuan más de
impostores, desleales y corruptos que rehenes de un círculo vicioso no se
hartan de timar, aunque los afortunados de la feria y determinados tontos
útiles insistan en ver en las elecciones la “llave de la democracia”...
CCCXLIX- Germán Dehesa murió y Arturo Montiel jamás pisó la prisión por
ratero. A la fecha, la transa en la compra de las lámparas LED y de los
uniformes y equipamiento de la inexistente Policía Municipal a precios
exorbitantes, siguen durmiendo el sueño de los justos y el regidor Rafita
Domínguez ya inició en la calle de Juárez, la colocación de lámparas
corrientes, de mala calidad y caras. Negocio a la vista.
En anteriores colaboraciones he señalado que Iguala está abandonada a
su suerte en el tema de la seguridad, al no tener policías suficientes y
confiables. El mismo Director admite, con pleno cinismo, que los delincuentes
son mejores psicólogos que ellos, ya que roban entre las tres y cinco de la
mañana porque saben que a esa hora el cansancio vence a la autoridad, pero
resulta que en el pasado fin de semana asaltaron entre las 19 y 24 horas; o
sea, estaban bien despiertos.
Esta acción provocó que algunas personas dedicadas al periodismo
crearan una nueva clase, la de los periodistas grilleros. Así que estimado
lector, quienes se dediquen al ejercicio de la Libertad de Expresión deben
aclararle al gobernante en turno: soy del gremio del embute, más no
grillero, quizás solo así se obtendrá la buena voluntad de la autoridad. Vaya
gente.
Hasta la vista.