Noé Mondragón Norato
El poder pactado del PRD
Pareciera
que la fracción del PRD en el Congreso local, de pronto se invistiera
de un poder del cual en realidad, carece. En
su libro Leer la Mente, el escritor Jorge Volpi, define
con claridad cómo la mentira se camufla para venderse como verdad: “La
ficción se inaugura no cuando el primer humano miente, sino cuando los demás
reconocen su mentira y prefieren ignorarla”. Eso es exactamente lo que está
ocurriendo con los diputados locales perredistas. Se lee así.
PRD: PODER CONSENSUADO.- En la reciente solicitud de licencia por tiempo
indefinido del edil priísta de la capital, Marco Antonio Leyva Mena, la
fracción del PRD impulsó en el Congreso local, el dictamen para revocarle
el mandato. No porque los diputados de ese partido mostraran el
músculo ni evidenciaran capacidad de cabildeo político, sino porque operaron
otros factores: A) En corrillos políticos trasciende que el
gobernador Héctor Astudillo, pactó con la coordinadora de
fracción perredista, Erika Alcaraz Sosa, un acuerdo político rentable para
ambos: mientras el primero le abría cancha y apoyaba soterradamente a
la tribu Movimiento Alternativo Social (MAS) del ex diputado local del PRD,
Bernardo Ortega, rumbo a la elección de julio de 2018; en el Congreso local,
Erika –cuadro político de Bernardo-, impulsaba la revocación de
mandato contra Leyva Mena. Y las preguntas que perturban al respecto
son inevitables: ¿Por qué razón los perredistas lo hicieron hasta hoy y no
cuando asesinaron a su secretario general, Demetrio Saldívar Gómez? ¿Por qué
justo en la coyuntura del segundo informe de gobierno de Héctor Astudillo? ¿Por
qué no impulsó la revocación de mandato la propia fracción del PRI, con
cuyo dirigente estatal, Heriberto Huicochea Vázquez, el hoy ex edil tricolor
había tenido algunas diferencias mediáticas muy fuertes? Simple: el
gobernador quiso poner bajo resguardo político a
todo el priísmo local. Y que fueran los diputados locales perredistas
quienes enfrentaran tanto los cuestionamientos, como las
porras en la prensa. Con un beneficio político adicional: evitaba
los rencores y jaloneos internos convertidos
después, en división electoral y partidista. B) Pese
a que son dos comunas con problemas y resultados diferentes, algunos
partidarios tricolores regresaron la vista, tras la licencia de Leyva Mena,
hacia la alcaldía de Acapulco. Demandaron también la revocación de
mandato para el perredista, Evodio Velázquez Aguirre. El punto en este
sentido, apunta hacia un solo extremo: de operar así, el gobernador Héctor
Astudillo, enfrentaría de manera natural, a sus
actuales aliados perredistas en el Congreso local. Y
a todo la dirigencia nacional de ese partido, con la cual el presidente Peña
Nieto, mantiene acuerdos políticos de valores entendidos. Lo
anterior aunado a que Evodio, ha generado resultados mucho más
altos que Leyva Mena, y tiene los mismos problemas que otras
comunas: las priístas de Iguala, Taxco y Chilapa. Y en ese
carril, los alcaldes Herón Delgado Castañeda, Omar Jalil Flores Majul y Jesús
Parra García, también tendrían que solicitar licencia a su cargo. Por
eso y si se mira bien, el asunto en Chilpancingo fue de rebeldía
interna, de errores sistemáticos del alcalde al confrontar al mandatario
estatal y de muy ínfimos resultados. Si Astudillo mantenía
a Leyva Mena como alcalde, él mismo llegaría bastante
debilitado a la definición de las candidaturas
tricolores a senadores, diputados locales, federales y ediles. Y al
menos en el PRI, la imagen que vendió en la coyuntura, fue
de fortaleza política. Ese es el punto.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Jesús Tejeda Vargas, es el suplente de
Marco Antonio Leyva Mena. Por Ley, es quien debe asumir el cargo. Pero en
política nada está escrito y la jugada podría cambiar en el último momento.
Trasciende que si Tejeda Vargas, decide por alguna razón, ajena a sus
instintos de poder, no asumir la alcaldía, quien llegaría a la comuna
sería la diputada local, Beatriz Alarcón Adame, pieza política
incondicional del actual grupo gobernante.