José Antonio Lavín
Reyna
“Cuando uno,
finalmente, aprende el oficio de vivir, ya hay que morir…”: Ernesto Sábato”.
Ir por más
La sociedad civil
participativa (académicos, hombres de empresa, gente de los medios con
independencia, ciudadanos simpatizantes) lograron la aprobación de las leyes de
los sistemas de anticorrupción federal y las 32 estatales, sin embargo,
es ahora en realidad, cuando la lucha ciudadana en contra de la corrupción y la
impunidad ha comenzado.
Los grupos que
combaten las prácticas corruptivas quieren ir por más, su deseo es llevar a la
práctica estas nuevas leyes para evitar que funcionarios de los tres órdenes de
Gobierno sigan lucrando y enriqueciéndose a costa de nuestros recursos
públicos; y si lo hacen, que sean verdaderamente castigados.
Para esto, es
fundamental que los ciudadanos que participaron en la construcción y
promulgación de las leyes anticorrupción, a los que deberían sumarse quienes
deseen seguir trabajando en la construcción de un verdadero estado de derecho,
como base constitucional para el desarrollo del país.
Se necesita seguir
luchando para completar la construcción del andamiaje anticorrupción, pugnando
por el nombramiento de fiscal y magistrados verdaderamente autónomos y con los
recursos necesarios para operar, no dejemos que el gobierno nombre a personas
sin esa autonomía.
De igual manera, y
ante gobiernos cada vez más opacos en sus procesos de contratación de
servicios, y de obras públicas que se derrumban y colapsan recién construidas,
es necesario una nueva generación de reformas legislativas que den más claridad
al proceso de adquisición y concesión de obras públicas y servicios.
Cada vez son más los
casos de gobiernos que contratan obra pública con severas deficiencias o
insumos de baja calidad, donde las mismas también generan serias dudas sobre la
manera en que los contratos fueron otorgados, por lo que se hace indispensable
el impulsar la creación de un paquete de reformas complementarias para el buen
funcionamiento del sistema anticorrupción, y que deberían tener las siguientes
características:
Contener
ordenamientos que respeten los lineamientos de integridad y transparencia
establecidos en los sistemas anticorrupción.
Garantizar la
calidad y sustentabilidad de los proyectos contratados, asegurándose la mayor
eficacia y transparencia en la inversión de recursos públicos, con total
certeza legal y continuidad operativa de los actores involucrados en el
proyecto.
Exigir realizar todo
el ciclo de contrataciones mediante plataformas electrónicas que brinden
transparencia en los procesos de licitación y contratación, donde idealmente la
misma estén conectadas a la plataforma de compras de la SHCP, para asegurar se
apliquen las herramientas de seguimiento y fiscalización del gasto público,
dentro de la correcta clasificación de los rubros presupuestales
correspondientes.
Establecer
mecanismos de denuncia por las posibles irregularidades cometidas dentro del
proceso de contratación, donde en el caso de encontrarse responsabilidad a las
empresas que hayan cometido infracciones graves, las mismas sean castigadas y
descalificadas de otros proyectos, todo esto de acuerdo a la ley general de
responsabilidades administrativas.
Y, finalmente,
fortalecer la cultura de la legalidad, asegurándose la eficiencia en la
operación del sistema anticorrupción, promoviendo los datos claves sobre las
declaraciones patrimoniales y de conflicto de intereses de los protagonistas,
aumentando las acciones preventivas y desde luego, sancionar ejemplarmente a
quien viole la ley.
Los mexicanos están
cansados de tanta corrupción, es importante actuar para evitar regidores,
diputados, presidentes municipales y gobernadores
millonarios.
Se ha demostrado que
mientras dejemos la tarea de luchar contra la corrupción a los políticos, este
mal no terminará por desaparecer en el país.
Algo Más…
Para muchos
igualtecos que tuvieron oportunidad de salir de vacaciones, regresar a
esta ciudad siempre representa un inevitable choque de sentimientos y
emociones. Por un lado se añora esta tierra, sobre todo después de varios días
de andar fuera por motivos de trabajo o de vacaciones. Todo se extraña, los
seres queridos, los amigos, las mascotas, el hogar, la cocina, la cama...
bueno, incluso el sanitario personal se extraña.
Sin embargo, de
igual manera muchos de los que regresan experimentan irremediablemente una
extraña combinación de indignación con depresión al retornar a ciudad después
de visitar otras ciudades.
En muchos sentidos
es lastimosa y a la vez preocupante la comparación de nuestra comunidad
respecto de otras con similares características. Y la referencia no es
precisamente a ciudades del extranjero, sino a urbes mexicanas que se
encuentran mucho más adelantadas en cuanto a infraestructura urbana y
atractivos turísticos, sólo por mencionar algunos aspectos.
La oferta turística
en esta zona es demasiado reducida. Iguala sólo tiene el lago de Tuxpan
como único atractivo turístico, que bien pudiera ser mejorado y
complementado con otros atractivos y servicios relacionados con las actividades
acuáticas.
Aunque existiera
creatividad y voluntad por parte de autoridades de los tres niveles de gobierno
y de la iniciativa privada, nuestra ciudad nunca será un polo de
desarrollo turístico. Eso no pasa y tal parece no va a pasar en mucho tiempo.
En verdad, no se
entiende por qué a esta región se le ha condenado por siempre a carecer de
otros atractivos turísticos. Es realmente injusto lo que le hacen a esta
ciudad. El desdén del gobierno estatal se suma a la ancestral inequidad
redistributiva con la que la federación ha tratado a los igualtecos. Y de lo
poco que llega, la clase política que gobierna se queda con una buena parte.
Desafortunadamente
esto ocurre en una ciudad donde nadie se pone de acuerdo en nada. Lo más triste
y desalentador es que parece que a nadie le interesa realmente que a Iguala le
vaya mejor, ni a la clase política. Tampoco a los empresarios locales, sobre
todo a la apática y conformista sociedad igualteca.
CCCXXXV.- Germán
Dehesa murió, Arturo Montiel nunca pisó la prisión por ratero. La pregunta p’al
diablo: Qué funcionario de la comuna hizo el negocio de su vida, al
comprar y revender las lámparas chinas de mala calidad que colocó personal del
propio Ayuntamiento en algunos postes de la ciudad? Sigue sin respuesta; les di
tres pistas: Erik Catalán Rendón, Síndico Procurador; Rafael Domínguez Velasco,
regidor de Obras Públicas, o Juan Manuel Martínez Carreón, ex Oficial Mayor.
Dicha compra fue asignada directamente y con un brutal sobreprecio. Dicha
compra fue aprobada por el voto mayoritario de los regidores de todos los
partidos. Herón Delgado nunca dirá esta boca es mía. Si no rinde cuentas
de la Feria, menos de este negocio del alumbrado, donde todos fueron
salpicados.
Pérez Niño gozando
de las delicias del poder, con las obras ejecutadas con sobreprecio le bastó
para hacerse de una fortuna. Y la contraloría municipal, bien gracias.
Hasta la vista.