Caso
Chavarría:
Dos líneas del
crimen organizado, una
liga a asesinos
de los líderes nu' saavi
Con autorización del
autor publicamos un fragmento del libro Asalto a un poder,
que comenzó a circular en estos días. En esta novedad editorial, Marco Antonio
Mönge Arévalo relata, a partir de documentos oficiales, las estrategias fallidas del
gobierno que quiso establecer como verdaderas, en relación al asesinato
político de mayor impacto en los últimos años en el estado de Guerrero, el del
Presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso local, Armando Chavarría
Barrera. Asalto a un poder está disponible en su
versión electrónica y física en amazon.com.
(PRIMERA
PARTE)
Marco
Antonio Mönge Arévalo
El informe de la
investigación en torno al caso Chavarría, integrado por la entonces
Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), que se desprende de la
carpeta de investigación BRA/SC/02/1751/2009, señala que se
documentaron dos versiones que involucraban al narcotráfico con la muerte del
Presidente de la Comisión de Gobierno, las dos hacen referencia a la
colaboración de personas presuntamente vinculadas al secuestro y al narcotráfico.
La primera tiene que
ver con el presumible vínculo sentimental que tuvo Chavarría con la esposa de
un hombre dedicado a la venta de estupefacientes; y la segunda con la de
supuestos personajes que se dedicaban al secuestro y al narcotráfico, pero en
esta última no se aclara cuál sería el móvil del asesinato.
Esta tesis está
soportada, en principio, en llamadas telefónicas anónimas al Centro de Control
y Comando 066 y a la Procuraduría General de la República (PGR) “en las que
proporcionaron nombres de los supuestos responsables del homicidio” de Armando
Chavarría Barrera.
Un día después del
asesinato de Armando, cerca de las 15:30 horas, personal de la Coordinación
Regional de la Policía Ministerial dependiente de la PGJE recibió una denuncia
anónima, por escrito, del sistema 089, dependiente de la Secretaría de
Seguridad Pública y Protección Civil Estatal.
Con número de
folio 797 la comunicación señalaba a Dalia Colín Parra como
amante de Chavarría, y que Eusebio Rodríguez Adame, alias Nacho, esposo
de Dalia, por despecho, asesinó a Armando Chavarría:
“Dalia Colín Parra
de 38 años de edad, 1.62 de estatura, complexión robusta, tez morena clara,
nariz afilada, pelo corto color negro, ojos medianos boca mediana y labios
delgados.
”Nacho es
narcotraficante de 45 años de edad, de 1.68 de estatura, tez clara, complexión
robusta, cabello ondulado color negro, ojos pequeños color café oscuro, cejas
pobladas, boca mediana.
”Que esta mujer era
amante del Lic. Chavarría, que Nacho narcotraficante lo mandó
matar por esta situación.
”Que ambos tienen su
domicilio en calle Benito Juárez núm.10 Col. Vista Hermosa, en Chilpancingo”.
Dicha denuncia quedó
registrada el 9 de septiembre de 2009 en el oficio NUM.CG-066/284/2009,
suscrito por el coordinador Estatal de Servicios de Emergencia 066 y Denuncia
Anónima 089 en el estado, Francisco Sandoval Vázquez.
En otra comunicación
anónima realizada desde un teléfono público al 066 de la ciudad de Iguala,
según el informe, los delatores advirtieron que en el hotel “María Isabel”,
ubicado en la colonia Centro, a la altura del restaurante “Los Laureles”, se
encontraban cinco sujetos en una camioneta Cherokee, color negro, quienes
“mataron al Lic. Chavarría y que en ese lugar iban a recibir el pago”.
Dalia Colín Parra,
una mujer de 38 años de edad —no encajaba con las treintañeras que marcan
la Línea Afectiva del expediente—, casada con Eusebio
Rodríguez Adame, con quien procreó tres hijos, ama de casa, originaria de
Acapulco, avecinada en Chilpancingo.
Al rendir su
declaración ministerial, el 11 de noviembre de 2009, esta mujer negó los hechos
y rechazó conocer a Armando Chavarría; relacionó a su concuño, con quien dijo
había tenido problemas con anterioridad y a quien acusó de que “posiblemente
esta denuncia puede ser en venganza”.
Eusebio Rodríguez
Adame, alias Nacho —de 48 años de edad, con apenas instrucción
primaria, de oficio herrero, originario de Coapango, municipio de Chilpancingo,
con el mismo domicilio de su esposa Dalia Colín Parra— declaró el mismo día,
argumentó desconocer a Chavarría y negó los hechos.
Los agentes de la
PGJE intervinieron el número telefónico de su domicilio. No obtuvieron
información que los llevara a profundizar las pesquisas. Lo único que
confirmaron fue que “estas personas se dedican a la actividad que declararon,
además que son de bajos recursos económicos”.
El
Pichi, un asesino sin
rastro
La segunda versión
relacionada a esta hipótesis tiene que ver con personajes que se dedicaban al
secuestro y al narcotráfico, las comunicaciones se hicieron llegar a la PGR a
través de las cuentas de los correos electrónicosricardodeelvalle@hotmail.com y raulsanchezlucas@hotmail.com enviados
en septiembre y noviembre de 2009.
En el correo ricardodeelvalle@hotmail.com,
denunciaban, de manera anónima, a unos “narcos de Acapulco que están
secuestrando jovencitas y están involucrados en la muerte del Lic. Chavarría y
de dos militares del puerto de Acapulco, que algunos más se encuentran en
Cuernavaca, Morelos que, fueron a secuestrar a una persona, son dos y están
fuertemente armados, se trasladan en una camioneta blanca Hilux, placas GVT1100
del estado de Guerrero” [sic].
Dicha comunicación
fue remitida a la PGJE por la entonces delegada de la PGR en Guerrero, Estela
Cadena Azcona, mediante el oficio DEGRO/4923/2009 el 10 de
noviembre de 2009.
En la segunda
comunicación remitida a la PGJE vía oficio DGRO/43OO/2009 el
28 de septiembre del mismo año, por la misma delegada de la PGR del
correo raulsanchezlucas@hotmail.com,
los supuestos denunciantes solicitaban la dirección de un correo electrónico
para proporcionar nombres de los homicidas de Chavarría, de presuntos “sujetos
que se dedican al secuestro y al narcotráfico”.
Los agentes de la
PGJE entablaron comunicación vía correo electrónico con el usuarioraulsanchezlucas@hotmail.com.
Durante la investigación lograron saber que el correo electrónico provenía del
municipio de Tecpan de Galeana; además, el informante reveló que a quien se
refería era a un sujeto apodado El Pichi, radicado en Suchil, una
comunidad perteneciente a Tecpan de Galeana.
Según el documento,
las pesquisas en ese punto llevaron a los agentes de la PGJE a investigar
a El Pichi, de quien lograron saber que su nombre era José
Luis Ramírez, jefe de la plaza y de sicarios en el municipio de Ayutla de los
Libres, pero no especifica a qué grupo delictivo pertenecía.
Como se establece en
el legajo en la Séptima Etapa de la Investigación, Tomo VIII, de
ese sujeto la PGJE sólo logró saber, extraoficialmente, que El Pichi fue
ejecutado en Tecpan de Galeana, así lo desliza la dependencia estatal al
solicitar información al fiscal de la región de la Costa Grande:
“Si en los libros de
gobierno de registro de averiguaciones previas, que se llevan en las agencias
del Ministerio Público de la ciudad de Atoyac de Álvarez y Tecpan de Galeana,
Guerrero, cuentan con algún registro de averiguación previa integrada por algún
ilícito, donde se encuentre como agraviado el C. José Luis Ramírez “N”
(a) El Pichi, del año dos mil seis a la fecha, lo anterior es en
razón que de acuerdo a información extraoficial, con la que cuenta este órgano
investigador, se tiene conocimiento que esta persona fue privada de la vida en
la ciudad de Tecpan de Galeana, Guerrero” [sic].