Noé Mondragón Norato
PRD: complicidades,
defensas y ambiciones
En el PRD se dieron varios bandazos
políticos durante la semana que concluye. Algunos de plano,
estuvieron fuera de toda proporción. Otros, instalados en el contexto de la
pugna por el poder presidencial que ya arrancó. Pero lo más visible, fue la
apatía política de notables personajes de ese partido.
Basta con ubicar algunas partes medulares de esta patética novela
política de la vida real.
PRD: A FAVOR Y EN
CONTRA.- Desde el martes pasado, el
PRD mostró movilidades e inmovilidades. Y se lee
así: 1.- En el Congreso local creció la
andanada de ataques políticos contra
el edil perredista de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, tras la elección de
comisarios del pasado domingo, en el Acapulco rural. Fue evidente “la
línea” gubernamental para cuestionarlo reiteradamente. Sobre todo,
a raíz del homicidio de un militante priísta, que al final resultó ser
perredista. El punto sin embargo, apunta hacia la notable
apatía al respecto, de la coordinadora de los diputados locales perredistas,
Erika Alcaraz Sosa. Se entiende que recibió “línea” para callar, no
solo de sus acuerdos políticos soterrados con el
gobernador priísta Héctor Astudillo, sino sobre todo, de su jefe
político, el ex coordinador perredista del Congreso local, Bernardo
Ortega Jiménez. La conclusión en obvia: Con miras a la disputa del poder en la
elección de julio de 2018, Bernardo rema en contra de
Evodio, su propio compañero de partido. Y genera entendimientos en
lo oscurito, con el PRI. 2.- El pasado miércoles, el presidente
del Consejo Nacional del PRD, Ángel Ávila Romero, fustigó al
gobernador Héctor Astudillo, a “parar la campaña delinchamiento
político contra el gobierno perredista de Acapulco, frenar la violencia política
a la que está incitando y se concentre en dar resultados por “el
gobierno fallido” que encabeza”. Desde luego que la dirigente
nacional del PRD, Alejandra Barrales -de luna de miel política con
el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, con la mira
puesta en tejer la ignominiosa alianza PAN-PRD para la
elección presidencial de 2018-, eludió la confrontación política con
el gobernador tricolor. Y por eso envió a Guerrero, a Ángel Ávila. 3.- El
candidato perdedor del PRD en la reciente elección el Estado
de México, Juan Zepeda Hernández, vino a “placearse” a
Guerrero, como eventual aspirante a encabezar la candidatura
presidencial por el Frente Opositor integrado por PAN-PRD. Mareado
por sus instintos insaciables de poder, Zepeda
ya olvidó que el gobernador del Estado de México, el priísta Eruviel
Ávila Villegas, negoció con Héctor Bautista López, líder
de la tribu Alianza Democrática Nacional (ADN), que el propio
Zepeda, no aceptara la alianza electoral con el
Morena en esa sucia y pestilente elección. A
cambio, el PRI cedió a esa tribu perredista,
el municipio de Nezahualcóyotl, de acuerdo a una investigación de la
revista Proceso. Y Zepeda vino como turista político a Guerrero. No
fijó postura sobre los sistemáticos ataques del PRI y del gobernador Astudillo,
hacia el edil perredista de Acapulco. Tampoco se atrevió a demandar
justicia por los perredistas asesinados en lo que va del actual
sexenio. Su propuesta en todo caso, fue buscar el aplauso y el
reconocimiento a sus pactos de poder inconfesables y
corrompidos. Tres actos del PRD, que confirman sus incongruencias
ideológicas. Y su declive.
HOJEADAS DE
PÁGINAS…En un intento desesperado por
vender mediáticamente, la idea de una irrompible y
simuladaunidad priísta, el gobernador Héctor Astudillo, se llevó al
diputado local, Cuauhtémoc Salgado Romero, a su gira por San Miguel
Totolapan. Lo vendió como un producto político leal a
su proyecto. Y en abierta postura que ventiló en las redes
sociales, el legislador local tricolor se deslindó de las
acciones de su hijo, Temito Salgado Arroyo. Antepuso el
resguardo de la política y sus relaciones de poder tricolor, al
amor filial. Qué tal.