José Antonio Lavín Reyna
“La ley del karma que nos toca a todos los
mexicanos, es aquella llamada “ley del cambio”, que nos condena a seguir
repitiendo errores y sus consecuencias hasta que aprendamos de una buena
vez...”
El clima, nuestra responsabilidad.
La verdad como es. En ese mundo de la grilla
y el chisme sobresalen los que les encanta especular y hasta cacarear. Podemos
caer en una de esas como buenos seres humanos que somos pero nunca
voluntariamente.
Como buenos chimiscoleros, les diremos un
rumor que está creciendo, en él interviene Lázaro Mazón, que al igual que “El
Checo Pérez” le gusta jugar la estrategia de dejar que los de adelante
abandonen para llegar en mejor posición. Por el momento no le importa que su PRD
se asocie en un Frente con el PAN, enemigos en ideologías, él no lo abandonará,
al diablo la ideología. El poder es el poder, por ello, ya firmó la pipa de la
paz con Oscar Díaz, al cual apoyará en sus aspiraciones para ser presidente
municipal. A cambio, Oscar lo apoyará para que Roberto Salazar sea candidato a
Síndico y que el propio Lázaro, a través de MAS, llegue al Congreso Local por
la vía plurinominal. Por el lado del PRI, ya está planchado que Gama sea el
candidato a la presidencia municipal y Herón Delgado o alguien de su grupo,
candidato a diputado local.
Cómo la ve. El pastel está repartido. Los
grupos fácticos y no fácticos ya se alinearon. El pueblo sólo servirá para ir a
las urnas, para avalar lo que los partidos en decadencia, ya plancharon.
En otro orden de cosas, debido a los cambios
climáticos, a mediados de mayo, en una plática con un viejo amigo (tan viejo
como amigo), me preguntó: “¿Está haciendo mucho calor o ya me estoy haciendo
viejo?”. La respuesta no se dejó esperar y es obvia, ustedes ya la han de
adivinar, si es que en alguna ocasión aprovecharon para hacerle bullying a
alguno de sus amigos. La verdad es que yo también me estaba asando.
Otra amiga le dijo a su hija veinteañera:
“Qué calor siento, ha de ser la menopausia”. A lo que su joven hija le
contestó: “Pues entonces yo también estaré menopáusica, porque me estoy
derritiendo”.
Ciertamente las condiciones del clima en gran parte del país (abril y mayo) por el centro del país y junio y julio en el noroeste y norte, así como la península de Yucatán, donde los calores, en estos días no son bendiciones y la elevación de la temperatura no es bien comprendida. El calor extraordinario y el incremento de algunas enfermedades, son producto del cambio climático, del que la mayor causa somos los humanos (antropogenia). Las otras causas son de origen natural, de la tierra (telúricos).
Ciertamente las condiciones del clima en gran parte del país (abril y mayo) por el centro del país y junio y julio en el noroeste y norte, así como la península de Yucatán, donde los calores, en estos días no son bendiciones y la elevación de la temperatura no es bien comprendida. El calor extraordinario y el incremento de algunas enfermedades, son producto del cambio climático, del que la mayor causa somos los humanos (antropogenia). Las otras causas son de origen natural, de la tierra (telúricos).
No se muere sólo con arma de fuego. Nos
matamos a cada instante con el rigor del diario actuar, con la indolencia, la
irresponsabilidad, inconsciencia e irreverencia hacia nuestro gran hogar, la
Tierra. Pensamos que falta mucho para que se acabe, pero la Tierra es un ser
vivo e inteligente, que nace, crece, se reproduce y muere. No es infinita ni
tan inmensa, y sus átomos dan vida a la cadena alimenticia que sobre ella
habitamos.
El cambio climático se genera a partir de la
contaminación que se produce por emisiones que surgen de los automóviles, las
industrias, la tecnología, por la tala de árboles, etc. Las emisiones a la
atmósfera se presentan en forma de gases, partículas sólidas y líquidas.
También se manifiesta en forma de energía, hablamos de la contaminación
térmica, radiactiva, fotoquímica, etc. Todos estos contaminantes se quedan
suspendidos en el aire y provocan la degradación del medio ambiente.
Las altas temperaturas inciden en los
organismos vivos directamente, creando una serie de daños que pueden ocasionar
enfermedades de todos tipos –desde infecciones, alergias, hasta cánceres–.
Algunos estudios mencionan que puede producir cambios en el ADN, que originan
algún tipo de mutación.
El organismo humano (y el de otros animales y
plantas), colapsa al llegar a los 40ºC, ya que el calor excesivo además de
entorpecer las funciones propias de los seres vivos, como impedir la correcta
oxigenación, puede llevar a un agotamiento o a un golpe de calor, que puede ser
mortal. La temperatura óptima del organismo oscila entre los 35.5 y 37ºC.
Cuando es más elevada, el organismo acude de inmediato a sus mecanismos de
compensación, a través del sudor, respiración y circulación. Cuando esto falla,
vienen los síntomas, entre los que se encuentran: vómito, dolor de cabeza,
sudoración excesiva y por último, la pérdida del conocimiento y por ende, la
muerte.
¿Una de las soluciones? Plantar árboles, bien
distribuidos y especies bien seleccionadas, capaces de absorber gases
contaminantes, de detener las partículas que llegan profundo al pulmón y
generan oxígeno. El costo es menor en comparación con las cantidades de dinero
que se ahorra combatiendo una buena parte de este mal.
Todos somos responsables, plantar un árbol en
casa, es parte de generar un bien común, en beneficio del presente y del
futuro. Cuidar este planeta nos compete a todos.
Algo Más…
Sirva este espacio para recomendar por parte
de Miguel Ángel Lino, profesor de redacción creativa, un libro que contiene la
opinión de 25 grandes novelas del siglo XX. El libro que las contiene es un
ensayo magistral de Mario Vargas Llosa, editado por Seix Barral en 1990, 'La
verdad de las mentiras'.
Algunas de las 25: El gran Gatsby de Scott
Fitzgerald de 1925; Un mundo feliz de Aldous Huxley, 1932; Trópico de Cáncer de
Henry Miller, 1934; El poder y la gloria de Graham
Greene, 1940; El extranjero de Albert Camus,
1942; Lolita de Vladimir Nabocov, 1955; El doctor Zhivago de Boris Pasternak,
1957; El tambor de hojalata de Günter Grass, 1959; Un día en la vida de Iván
Denísovich de Aleksandr Solzhenitsyn, 1962 y París era una fiesta de Ernest
Hemingway de 1964.
Sí, una verdadera fiesta literaria en donde
la realidad y la ficción se conjugan en la imaginación de grandes autores del
siglo pasado posesores del don de la verosimilitud.
CCCXXIII.- Iguala, la ciudad que se niega a
dejar de ser pueblo, es una muestra de la desidia de sus gobernantes y de sus
gobernados, puesto que aún seguimos con la costumbre de tirar la basura a la
calle cuando está lloviendo, conectamos las aguas pluviales de nuestras azoteas
y patios al drenaje sanitario, derramamos árboles porque tiran mucha basura. La
autoridad sigue ofreciendo un pésimo servicio de recolección de basura.
Permitió que los particulares taponaran las barrancas para construir sus casas.
Permitió que la zona militar taponara y desviara el canal que por años cruzó de
oriente a poniente sus campos, al igual lo hizo la única plaza del pueblo, lo que
ocasiona que el ahora bulevar Plan de Iguala y Heroico colegio Militar se
llenen de agua y ocasione que Aldama y Melchor Ocampo sean unos ríos. Todo ello
nos lleva a seguir siendo un pueblo; no puede ser ciudad.
En donde sí somos un municipio rico es en los
altos salarios que percibe la alta burocracia que trabaja en el Ayuntamiento.
Da pena ver el desperdicio de dinero en pagar a personal que nada hace. Bueno,
sí, es el ayudante de los que no hacen nada, síndicos y regidores, y no digamos
de los asesores de nuestro alcalde. Sueldos y viáticos a la altura de
Acapulco o Cuernavaca. Calcule usted de $40, 000 mensual a cada regidor,
son 12 regidores y cada uno con 6 asistentes de $ 5,000 mensuales. Pueblo
pobre, autoridades ricas. Hasta la vista.