Noé Mondragón
Norato
Para Josefina,
por todo lo que representa como mi madre.
Pegarles a los
punteros
El precedente político que se abrió lo
dice todo: desde que inició su sexenio, el priísta Héctor Astudillo Flores, no
había confrontado una marcha perredista así de virulenta como
la del pasado domingo. En cierto modo, el mandatario estatal tricolor mantuvo
bajo dócil control político a la oposición perredista durante el
año y medio de su gobierno. Pero el hecho de que las dirigencias
nacional y estatal del PRD, le vinieran a gritar en su plaza política –la
capital del Estado-, el pasado domingo, su fracaso como gobernante, lo
llenó de coraje. De ahí se entiende la respuesta
gubernamental sin razón no solo contra AMLO, sino también y a través
de terceros, contra el edil de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre. Y se lee
así:
TEMORES
FUNDADOS.- Para el PRI y para el
gobernador de la entidad, los temores políticos crecen. Con
fundada razón: 1.-La marcha perredista del domingo 7 exigiendo paz y
justicia, se convirtió en el envío de una serie de mensajes y
simbolismos políticos. Y como es un año electoral, cobran sentido. De
entrada, el PRD está obligado a marcar distancias tanto con el
gobernador Astudillo, como con todo el priísmo. Al menos, ese mensaje se leyó
de manera diáfana. Y esto implicaría entre otras acciones, el cambio de
coordinador de fracción perredista en el Congreso
local, pues al renunciar a esa responsabilidad en
marzo de 2016, el diputado Sebastián de la Rosa Peláez, sugirió que la nueva
coordinadora Erika Alcaraz Sosa, estaba comprada por el PRI y
por el propio mandatario estatal. Esta relación de acuerdos se
entiende porque Erika necesita de esos apoyos para encaramarse como candidata
perredista a la alcaldía de Tixtla para la elección de julio de 2018. Y
también, para ganar. 2.- Como para revirarle a AMLO pero sin
asistirle la razón ni el sentido común, el gobernador rememoró
el abrazo de López Obrador con el ex edil perredista defenestrado de
Iguala, José Luis Abarca Velázquez. Pero el punto es que ese asunto ya fue
juzgado por la historia, pero no por las autoridades
federales tricolores que no pueden dar con el
paradero de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Manoseando groseramente dicho
asunto. Y la violencia se padece hoy y todos los días, como
consecuencia de un gobierno que se niega a atacarla. En este carril,
el escenario óptimo para Astudillo, es que la violencia y la
inseguridad se minimizaran. Cuando lo real es que no
hay ni estrategia ni plan para confrontarla. 3.- El
dirigente del PRI municipal en Acapulco, Fermín Alvarado Arroyo, volvió a
encauzar sus baterías contra el edil perredista de ese puerto, Evodio Velázquez
Aguirre. Fermín sabe que Evodio intentará reelegirse en la
alcaldía acapulqueña para la elección de 2018. Y él quiere llegar. El
edil porteño tuvo además, una participación activa en la marcha del domingo. Operó
política y estratégicamente en ella. Fortaleció su
liderazgo. Por eso se entiende que Fermín lo perciba no solo como una
amenaza política para el PRI, sino para su personal
proyecto de poder. 4.- En resumen: tanto el gobernador Astudillo, como
Fermín, atacaron directos a los personajes que son un
peligro de poder para ellos. A los punteros de
la elección de 2018. Es decir, AMLO y Evodio. Sin
reparar en lo fundamental: son las formas del pasado, los estilos obsoletos de
gobernar, la ausencia de resultados y los compromisos del poder; los que los
están llevando a la ruina electoral poradelantado. Y
eso es justamente, lo que ambos priístas no quieren admitir.
HOJEADAS DE
PÁGINAS…En el Congreso local volvió a
resurgir el debate en torno a la legalización de la amapola con
fines medicinales. Como si eso en verdad, contribuyera a bajar los
niveles de violencia y la criminalidad. La pregunta por estar
relacionada con el tema, es inesquivable: ¿Está relacionado ese debate con la
creación de la Policía Comunitaria de Tlacotepec?