“ASI ES LA VIDA” Por: Carmelo Corripio Pineda “El Búho”

“ASI ES LA VIDA”
Por: Carmelo Corripio Pineda “El Búho”

La muerte no se ve pero existe. Presentimos su presencia, invisible nos asecha; incluso antes de la concepción. Recuerden la lucha del espermatozoide por fecundar al óvulo despliega un esfuerzo heroico para llegar a él. En el camino infinidad de ellos perecen por decisiones inexplicables de ese depredador de los seres vivos.
Hace poco una mujer embarazada con diabetes la enfrentó con la decisión de sus veinte años. Al ingresar al hospital el cuadro clínico descrito por el parte médico, decía: “Disparo de la glucosa a niveles de 350 MG/DL miligramos/decilitro”: Infección de los riñones y vías urinarias. Poniendo en riesgo la vida de la madre y comunicando esa descompensación al bebé de siete meses de gestación, quien al luchar por su vida buceó al interior de la madre buscando salir para salvarse de la muerte. El conocimiento de los doctores restablecieron la salud de la madre y la seguridad del niño; vencida la muerte retrocedió a su guarida de donde vigila una mejor oportunidad.
Para su cometido la muerte adopta distintos disfraces y ocasiones, con el escritor y poeta Emilio Pacheco, creados de las “Batallas en el desierto” utilizó la seguridad de su baño donde se duchaba, para hacerlo caer y golpearse su cráneo. El golpe fue leve como si hubiera sido un suceso inofensivo, engañando al escritor y a su familia que el golpe no representaba peligro, muriendo al otro día de su caída.
Con algunos seres la muerte los tortura demás -nunca sabremos porqué-. Marguerite Duras con sus obras estelares Hiroschima con amor el amante y otras más conquistó el mundo con ella la muerte la preparó para su partida durante un largo periodo, con ella convivió, jugó y seguramente la inspiró para crear (C.estout) “ESO ES TODO”, un tratado para expresar la determinación de un viaje y que se preparaba para la despedida, como si hubiera recibido una orden contundente, era posible se decía “ Que pudiera estar escrito en el cuerpo de la persona el signo de la muerte, porque era tan incesante el fluir de esa sustancia en el torrente sanguíneo que era imposible no reparar en ella, por eso debes estar consciente –decía- que es el adiós, del que no habrá retorno, como se dice de la reencarnación.
En su larga agonía, con la muerte sentada en su cama, Duras sufre un cansancio oscilante, una tos desgarradora, condenada a un próximo fin, apagada y

somnolienta en el umbral de la muerte, empezó con “ESO ES TODO”, con su prosa breve y fascinante, seductora y poética, en ella cuenta lo que le rodea, cuenta todo lo que le duele y le asusta, haciendo alusión a la muerte que la acompaña, que la ve en las abstracciones que le produce la tos, solo ve el pasado, en el que había conocido la plenitud en todas las partes de su vida anterior, pero ahora valora la dimensión de la despedida, sabe que la nave debe partir, se apodera de ella la desesperación e impotencia, porque en la otra orilla, más allá de ésta vida está la nada, el vacío; a ésta hora ya solo sale un monólogo de su garganta, emerge el testimonio lacónico de la agonía, atroz, brutal; estoy vacía –decía- durante mucho tiempo sin identidad, me da miedo percatarme de éste momento, “ ya no me queda aliento “. Es necesario que deje de hablar, quiero estar junto con los demás, pero la muerte me observa y me ordena que debo dormir, me siento perdida, la muerte es el equivalente al terror, ya no me quedan ganas de esforzarme, no pienso en nadie se ha terminado lo que queda, debo irme y se preguntaba después de la muerte ¿qué queda? ¡Nada!, solo vives en el recuerdo de los que te conocieron; Marguerite Duras empieza a descender al fondo, a las sombras, a la nada, y ya en el silencio desaparece el tres de marzo de Mil Novecientos Noventa y Seis en París.