LECTURA POLÍTICA
Noé Mondragón Norato
Las derrotas que vienen para Astudillo
Para el PRI las lecciones no se asimilan. Porque la
imposición sigue siendo la marca de casa. Así, los acuerdos
políticos previos son cancelados. El gobernador en turno,
investido con el poder que le da haberse encaramado a través de ellos en esa
posición, decide a su libre albedrío, en qué momento romperlos. Sabe
que no corre ningún riesgo. Que toda la militancia tricolor se
someterá como en las viejas monarquías, a
lo que él decida. Es una cultura nociva, que se recicla periódicamente
y no cambia. Y de ahí se puede entender todo lo demás.
PRI: CULTURA POLÍTICA CADUCA.- El PRI es propiedad política del
presidente del país en el plano nacional. Y de los gobernadores de los estados
en el plano local. De esa forma, los contrapesos internos se anulan. Y
se abre cancha de manera natural, para que el mandatario estatal y aliados, decidan los nombres de
los candidatos a cargos de elección popular en la próxima elección de
julio de 2018. Las señales que acaba de enviar al respecto, son elocuentes: 1.- El
gobernador Héctor Astudillo, decidió el nombre del nuevo dirigente estatal de
ese partido. Y botó a la basura los acuerdos que ya había tendido. Sobre todo,
con el ex edil de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos, con quien trasciende,
habría negociado esa dirigencia a favor de este último, como parte de los
acuerdos que lo encumbraron como candidato del PRI a gobernador en la
elección de junio de 2015. Se entiende que era una forma de mantener
los equilibrios internos con los grupos
tricolores. Pero en aras de cumplir compromisos con el ex gobernador
René Juárez Cisneros y con el ex edil de Acapulco, Manuel Añorve Baños, al
final decidió impulsar a Heriberto Huicochea Vázquez y a Gabriela Bernal
Reséndiz. E hizo que el PRI se tambaleara en su unidad interna. 2.- Lejos
de ponderar la prudencia política, el mandatario estatal no
alcanzó a leer con acierto el reloj político. Y es que el factor del gasolinazo y
el ofensivo cobro de impuestos a prácticamente todos los
sectores productivos de la sociedad civil, tienen pegado contra la pared al
presidente Peña Nieto. Crece el clamor popular para que se vaya de la
presidencia. Y el gobernador Astudillo, suma no solo todo el
descontento anterior, sino también la alta inseguridad y la violencia que
no cesan en la entidad. Para coronar sus muy escasos
resultados como gobernante, decide al final, trastocar la unidad
internaen el PRI estatal. Designando y palomeando a
dos actores ligados a los grupos de René Juárez y Manuel Añorve. Con ello, le
atiza con fuerza al escenario que ya se vislumbra con mucha claridad: la aparatosa
derrota electoral de ese partido en la elección federal y local de
julio de 2018. 3.- El PRI estatal necesitaba de un personaje
que operara con mucha filigrana, estrategia, conocimiento y
sensibilidad en el terreno electoral, dado el escenario de
desastre construido con afán por el presidente Peña Nieto y todos sus
gobernadores y seguidores. El problema es que Heriberto Huicochea Vázquez, no
ha ganado ninguna elección en urnas. Y como operador
político tampoco mostró grandes dotes, pues perdió la elección
interna tricolor para la alcaldía de Chilpancingo en 2008, justamente frente al
actual gobernador Héctor Astudillo, a quien curiosamente ayudó
significativamente en ese triunfo, Mario Moreno Arcos,
quien en ese entonces se desempeñaba como alcalde de la capital. De ahí se
entiende lo demás: más que tratarse de un personaje cercano al
grupo gubernamental, Huicochea es pieza política del grupo de René Juárez. Y
Gabriela Bernal, de Manuel Añorve. Y la señal política ineludible es que el
mandatario estatal sigue siendo rehén político de ambos
personajes. Con el consecuente costo político para él.Porque
las eventuales derrotas electorales de 2018 no le
van a ser endosadas al dirigente estatal del PRI. Tampoco a René Juárez o
Manuel Añorve. Sino al propio Héctor Astudillo. En su propio detrimento
político.
HOJEADAS DE PÁGINAS…La medida tendiente a no
pagar ningún impuesto y secuestrar los edificios del
Sistema de Administración Tributaria (SAT), se perfilan como las más
rentables para presionar a la federación en la marcha atrás al
gasolinazo y el cobro excesivo de impuestos. Políticos, funcionarios y
partidos, cansaron y hartaron a los ciudadanos.