LECTURA POLÍTICA Por Noé Mondragón Norato

LECTURA POLÍTICA
Noé Mondragón Norato

Fusdeg: bomba de tiempo
De pronto, el Frente Unido para la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (Fusdeg), se convirtió en otro problema muy fuerte no solo para el alcalde de Chilpancingo, el priísta Marco Antonio Leyva Mena, sino para el propio gobernador Héctor Astudillo Flores. Los últimos acontecimientos de violencia perpetrados por este grupo, revelan cuando menos dos cosas: que la fuerza y presencia del Fusdeg se convierte progresivamente en una amenaza para el Estado. Y que tanto el alcalde como el gobernador, ya perdieron el control sobre esta organización ligada presumiblemente, a las mal llamadas“policías ciudadanas”. Basta con ubicar los últimos acontecimientos para entenderlo mejor.
FUSDEG: ESCISIÓN DELICTIVA.- Si se mira bien, los grupos de policías comunitarias o ciudadanas parecen regirse también,por ciclos y periodos políticos. Así, el Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana (SSJC) ligado a la Unión de Pueblos Organizados del Estado de Guerrero (UPOEG), liderados por Bruno Plácido Valerio, tuvieron pleno apogeo en el trienio del ex gobernador perredista, Ángel Aguirre Rivero. Y se marginó y persiguió a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC). De hecho, Nestora Salgado García, una de sus comandantes más emblemáticas, fue encarceladaacusada de secuestro.  Curiosamente, una vez que el ex gobernador perredista pidió licencia para abandonar el gobierno estatal derivado de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, la UPOEG disminuyó notablemente su movilidad. Y Nestora Salgado fue liberada de su prisión corporal. Hoy, la dinámica cambió. Porque son los del Fusdeg los que se llevan los reflectores mediáticos. Y el problema amenaza al gobernador Astudillo. Se lee así: 1.- En agosto pasado, un grupo delictivo se enfrentó a balazos con policías estatales en la sierra del municipio de Heliodoro Castillo, con saldo de tres muertos. Se ligó a los difuntos abatidos por la Policía Estatal, con la UPOEG. Pero Bruno Plácido Valerio, salió a desmentirlo de inmediato. Dijo que eran “usurpadores”. Y demandó investigarlos, en caso de que sí pertenecieran a su organización. El hecho sin embargo, quedó como un fuerte referente en relación a cómo las Policías Comunitarias son vulnerables a la infiltración de los grupos pertenecientes a la delincuencia organizada. O en su defecto, la forma en que les pueden“sembrar evidencia” fácilmente, para incriminarlos. 2.- El pasado 10 de septiembre, dos grupos del Fusdeg se enfrentaron a golpes y balazos en Petaquillas, municipio de Chilpancingo.  Una de las partes en conflicto, exigió a los gobiernos del estado y municipal, desarmar al grupo comandado por José Deivid Barrientos Salazar y la destitución de los comisarios de Petaquillas, Mario Flores Castrejón y de El Ocotito, Audifred Benítez Visoso, “porque son los responsables de los enfrentamientos a balazos”. Asumieron que esta escisión del Fusdeg “responde a los intereses políticos y delincuenciales del dirigente de la UPOEG, Bruno Plácido Valerio”. Y responsabilizaron al gobernador Héctor Astudillo Flores, al secretario general de Gobierno Florencio Salazar Adame y al presidente municipal de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, “de lo que ocurra si hay un enfrentamiento armado que deje muertos”. 3.- Ante esta situación, el gobernador Astudillo prometióinvestigar si el Fusdeg tiene relación con la delincuencia organizada. El punto es que el Fusdeg ha sostenido reuniones anteriores con el mandatario estatal con el fin de que la población de El Ocotito, sea declarado municipio. Y hasta le han entregado armamento decomisado a policías municipales de Tierra Colorada. Pero ellos mismos portan armas de alto poder y de uso exclusivo del Ejército. Lo cual desde luego, les mete mucho ruido al gobernador y al alcalde capitalino. Porque está en riesgo su propia permanencia como gobernantes ante un eventual baño de sangre. Y no pueden anticiparse a dicho escenario de desastre. El Fusdeg es una bomba de tiempo.

HOJEADAS DE PÁGINAS…El gobernador Héctor Astudillo, acudió presuroso al primer informe de trabajo de su homólogo michoacano, Silvano Aureoles Conejo. Lo cierto es que ninguno ha dado respuesta al crimen perpetrado contra el edil de Pungarabato, Ambrosio Soto Duarte, el pasado 23 de julio, el cual impactó a los dos mandatarios. Ni se advierte estrategia exitosa alguna de ambos, para hacer frente al delito. Astudillo del PRI y Aureoles del PRD, proyectan inmovilidad e indolencia.