Acta Pública
Por: Claudia Rodríguez
La sucesión presidencial nos hunde
Desde el momento en que los presidente mexicanos nombran a cada uno de
los funcionarios y dirigentes que lo acompañarán en su Administración, muy
temprano empieza de nuevo, el juego de la sucesión presidencial entre el
partido gobernante, y al mismo tiempo, el desgaste del Gobierno en turno.
Son claves siempre, el secretario de Gobernación, el procurador de la
República y el titular de Hacienda porque en ellos se concentran los verdaderos
hilos del poder; pero sobre todo la cartera hacendaria, pues en los últimos
tiempos del priismo, de ahí han saltado a la misma Presidencia quienes logran
el consenso de unidad y no ganan la candidatura con campañas mediáticas,
imposiciones y amarres.
Para los románticos y los que aún creen en la eficacia –y existencia—de
la vieja escuela política, el rumbo más allá del sexenio que inicia con una
nueva Administración, se dibuja una vez que se nombra el equipo de los “hombres
del presidente”.
Pocos fueron los que no señalaron a Luis Videgaray Caso, secretario de
Hacienda como el delfín de Peña Nieto para la sucesión presidencial, pero la
rebeldía a la Reforma educativa –no sólo de la disidencia magisterial–, llevó a
relevar en la cartera de Educación federal a Emilio Chuayffet por el
visualmente consentido de Peña Nieto, Aurelio Nuño Mayer, hasta antes de su
nombramiento al frente de la Secretaría de Educación, jefe de Oficina de la
Presidencia.
Fueron meses tras el arribo de Peña Nieto a Los Pinos, en los que a
Videgaray se le veía como el más fuerte prospecto para la sucesión priísta.
Pero las altas y bajas en el ejercicio de gobernar colocaron al menos para la
opinión pública, a otro priísta con verdaderas posibilidades competitivas ante
los adversarios de otras fuerzas políticas. Miguel Ángel Osorio Chong, titular
de Gobernación es el enemigo a vencer de acuerdo a los encuestólogos para sus
adversarios fuera y dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El que Osorio sea la opción más competitiva para el Revolucionario
Institucional desde hace casi más de un año, hace que dentro del partido
político de Peña Nieto se tomen decisiones para cumplimentar sus planes que no
son precisamente el arribo de Osorio y su grupo político, ni siquiera a la
candidatura presidencial del PRI.
La sucesión presidencial es un juego profesional que realizan los políticos en el poder y detrás de este. El objetivo es perpetuarse y en ese empeño, los gobernados somos sólo sus títeres.
La sucesión presidencial es un juego profesional que realizan los políticos en el poder y detrás de este. El objetivo es perpetuarse y en ese empeño, los gobernados somos sólo sus títeres.
Acta periodística… El diario Reforma reportó en junio de 2016 que la
aprobación a la gestión del presidente Enrique Peña Nieto alcanzó un mínimo
histórico, de acuerdo con una encuesta que la coloca en 30%, el nivel más bajo
desde 1995.
Para advertir… Es notorio que ni el magisterio pide la destitución de
Osorio, como sí lo hace por Nuño.