ABREVANDO
José
Antonio Lavín Reyna
“Con
la dignidad no se come, pero un pueblo sin dignidad se pone de rodillas y
termina sin comer”: Julio
Anguita.
La
desigualdad, cuna de los movimientos sociales.
En el discurso
inaugural del Congreso de Anáhuac (el 16 de septiembre de 1815), José María
Morelos y Pavón presento en 23 puntos el contenido histórico de los
Sentimientos de la Nación. En ellos describía y reglamentaba la nación que él
soñaba, y que deseaban los que lucharon contra los españoles esclavistas.
En el sentimiento
numero 12 establece: “Socialmente se pretende una mayor igualdad, reduciendo el
tiempo de los jornales y se debe procurar mejores costumbres para las clases
marginadas”. Morelos exhortó al Congreso a trazar leyes para moderar la
opulencia y la pobreza y lograr así una mayor igualdad social.
En el sentimiento
numero 15 proscribe la esclavitud y la distinción de castas.
Esta distinción era
abismal en la Nueva España, prevalecía la miseria (característica principal de
la esclavitud) y la opulencia (concentración de la riqueza en muy pocas
familias), elementos que generan la injusticia social, pero también los
movimientos armados. La miseria provocó la Guerra de Independencia y la
Revolución Mexicana.
Después de
doscientos años, Morelos se daría cuenta de que las causas por las que
ofrendaron su vida tantos mexicanos siguen sin lograrse.
Es por ello que la
credibilidad en los gobiernos sigue en una franca decadencia, por el desinterés
a solucionar los problemas económicos, sociales y de seguridad. Los pobres cada
vez son más pobres, y los ricos cada vez más ricos. Los niveles de pobreza y de
inseguridad no se han podido contener. Las instituciones le han quedado cortas
a la crisis que ahoga a la población. Su respuesta ha sido lenta, tardía o
simplemente de oídos sordos. Con una mínima ración de verdad en una selva de
mentiras.
Mi estimado lector,
Usted qué opina.
Algo Más….
La falta de
planeación urbana, los asentamientos en lechos de ríos y arroyos, el
crecimiento en zonas inundables y en los cerros para crear espacios de
desarrollo inmobiliario, la improvisación gubernamental (su ineficiencia en la
ejecución de obra pública, el despilfarro en el bacheo tras bacheo, el negocio
privado en la pavimentación de calles, la precariedad de recursos para la
atención a la población vulnerable, que son la carne de cañón para el
lucimiento fotográfico de la caridad del alcalde, del gobernador, del
político). Y, también de manera muy relevante, la falta de educación de quienes
habitamos esta ciudad en no afanarnos en conservarla limpia.
Ello en un contexto
de una naturaleza muy maltratada por el ser humano, y la cual se encarga de
recordarnos nuestra enorme fragilidad porque, tercamente, no queremos escuchar
y respetar a la Madre Tierra.
Los que somos de
Iguala o tenemos cincuenta años radicando aquí y hemos observado su crecimiento
urbano acelerado, hacemos en ocasiones remembranzas nostálgicas acerca del
mismo. Sobre todo, cuando nos dirigimos a nuestros hijos, sobrinos o jóvenes
conocidos y les recordamos un poco la historia del crecimiento de la ciudad.
En ese tono les
comento, “cuando tenía tu edad, el río era un bello lugar”, cuando se salía de
pinta se llegaba a las bodegas de ANDSA para aprovechar las pozas y darnos un
buen chapuzón, los domingos algunas familias salían de día de campo a sus
márgenes, se veían grupos de personas, hasta antes de llegar al Naranjo.
Sorprendidos, me escuchan como imaginándose cómo fue ese sitio y lo comparan
con su estado actual.
Y este comentario lo
hago en relación a que el crecimiento de la ciudad no estuvo realmente bien
planificado, dando como resultado una serie de vacíos urbanos e
inconsistencias. En la actualidad hay cosas que no deben pasarse por alto en
esta vorágine de crecimiento, una de ellas tiene que ver con la seguridad vial
del igualteco.
Si de algo carece
esta ciudad es de una vialidad funcional y segura, no solamente por la
abundancia de baches en casi todas las calles y avenidas, sino también una
falta de señalización adecuada.
Es cuestión de
transitar por las distintas calles de la ciudad para experimentarlo, en muchas
de ellas se carece de señalamientos, no se especifica hasta donde termina un
sentido, como Allende, Berriozábal, Melchor Ocampo, Negrete, Josefa Ortiz, así
como las últimas cuadras de casi todas, que no tienen delimitados sus sentidos,
creando una incertidumbre en el automovilista y un riesgo en varios sentidos.
Todas las calles
deberían tener sus sentidos bien delimitados. Algunas se convierten en
vialidades casi mortales, al no poseer su debida señalización, ejemplos
concretos: el cruce de Mariano Herrera, con Matamoros y Calzada del Ferrocarril;
Zaragoza con Mariano Herrera, Prolongación de Colón; Zaragoza en su cruce con
la Avenida del FFCC, Calzada del panteón y la calle sin nombre que viene de las
colonias Patria Nueva y 23 de Marzo, cruceros totalmente peligrosos, en donde
la habilidad del conductor, en mucho tiene que ver con evitar un accidente.
Otros casos para
ilustrar, las salidas de las calles Obregón, la entrada de García de la Cadena,
en su intersección con el anillo Periférico donde los automovilistas van
adivinando el sentido de las mismas, aparte son una boca de lobo.
CCXCXXXXVI.- En su
edición del 18 de junio del 2016, El País de España publicó la opinión de José
Ramón Cossío, ministro de la Suprema Corte de Justicia que calificó al sistema
recién inaugurado como “más declaraciones que tareas cumplidas”. Aseguró que
las “omisiones y errores” provocarán cuantiosos “daños sociales e
individuales”. Pronosticó que aparecería un “rebaño [de] chivos expiatorios”.
Cerró sus reflexiones con una certera remembranza, citó palabras que decían que
“Cantinflas, un hombre serio [decía que] en México, pase lo que pase, nunca
pasa nada, y cuando pasa, ya decíamos que iba a pasar. Malos tiempos para la
justicia nacional” (“Los conocidos senderos de la nueva justicia”).
Esteban Albarrán, a
la fecha sigues ocultando a la población, información que por Ley debes
ofrecernos: ¿Quiénes son, cuánto ganan incluidas las compensaciones y qué
actividades realizan los burócratas que cobran en la nómina municipal.