LECTURA POLÍTICA
Noé Mondragón Norato
Aguirre y Figueroa: hasta que los guerrerenses lo
permitan
La alharaca es mediática. No va más allá de ese ruido. Porque muy en el
fondo, son personajes que nunca se van a ir de la política. No al menos, en
Guerrero. Y es que no hay ley, reglamento ni partidos políticos que se los
impidan. Ni sociedad que se rebele contra ellos. Sus cacicazgos parecen por
momentos, eternos. De ahí se entiende la frase acuñada por el ex gobernador
Ángel Aguirre Rivero y reproducida después, por su hijo: “un político deja de
hacer política hasta que se muere”. Una regla impensable en los años del
presidencialismo omnipresente que castigaba con el ostracismo, la cárcel o la
muerte, cualquier falla contra la investidura del presidente en turno. Pero que
en Guerrero se diluyó progresivamente hasta alcanzar una grotesca normalidad.
Por eso, los que se van hoy, regresan sin problema mañana. Ahí están los hechos
que son tercos.
REGRESOS TOLERADOS.- El poder como la más potente de las drogas, es
adictivo. Por eso, quienes lo prueban una sola vez, ya no quieren soltarlo. Y
menos aquellos que por momentos, parecen haberlo escriturado a su nombre. Hay
dos personajes que así lo han demostrado. 1.- Al ex gobernador Rubén Figueroa
Alcocer, solo le bastaron cuatro años para regresar al poder local, a través de
su hijo, Rubén Figueroa Smutny, quien se encaramó como diputado local
plurinominal por el PRI, en la elección de octubre de 1999. Atrás quedó el
escándalo derivado de la matanza de Aguas Blancas, que terminó con la vida de
17 campesinos. Y expulsando del gobierno estatal, al propio Figueroa Alcocer.
Ciertamente, éste último pasó a retiro político aparente. Porque siguió
manejando algunos importantes hilos del poder local, a través de su operador
político, Héctor Vicario Castrejón. Y sobre todo, de su hijo Figueroa Smutny.
Incluso, en la elección federal de 2003, éste último compitió como candidato a
diputado federal por el entonces distrito 4 de Iguala. Y ganó. ¿Cómo fue
posible que lo hiciera cuando su grupo político cargaba con el peso político de
esa masacre en el vado de Aguas Blancas? Por la medicina del tiempo que provee
el olvido. Y por un votante anestesiado políticamente. No hay otras razones.
2.- El ex gobernador Ángel Aguirre, busca empatar la marca del grupo Figueroa.
Porque si el primero se tardó cuatro años en retornar al poder local tras el
escándalo que lo perseguía, el grupo aguirrista busca emular esos mismos pasos.
Enfrentando el escándalo. Con dos diferencias: mientras el ex gobernador
Figueroa empujó cauteloso a su hijo como diputado local plurinominal en puja
con los grupos internos del PRI, y por el otro lado, gobernaba el partido
tricolor en ese momento; el ex gobernador Aguirre se deja ver públicamente a
tan solo dos años de ser forzado a dejar su enmienda gubernamental. Y cuando su
ex partido el PRD, es oposición al perder el gobierno estatal. Es evidente
entonces, que un gran número de medios de comunicación con vocación priísta,
dirijan en la coyuntura, sus ataques políticos hacia él. Peor aún: el mayor
temor político del gobernador Héctor Astudillo, es que Aguirre Rivero comience
a operar. Y le cercene al PRI en la elección federal y local de 2018, alcaldías
importantes y diputaciones locales y federales estratégicas para la elección de
gobernador de 2021. El pastel local del poder, resulta demasiado grande como
para que los priísta se indigesten. Y de la fortaleza electoral mostrada en la
elección federal de 2012 y la local de 2015, solo van
quedando recuerdos y decepciones. De ahí que el escándalo mediático
resulte hasta cierto punto, benéfico para el grupo aguirrista. Porque al igual
que el grupo Figueroa, se acostumbró a vivir del escándalo y la polémica. El
poder lo justifica todo. Y ambos son grupos políticos que van a permanecer.
Hasta que los guerrerenses lo permitan.
HOJEADAS DE PÁGINAS…En la Tierra Caliente los focos rojos se han
encendido. Y se entiende: ante el incremento alarmante del abigeato, los
ganaderos se organizan y ya deslizan la posibilidad de crear una Policía Rural
para hacer frente a la delincuencia. Los oídos sordos del gobierno estatal no
escuchan ni a los representantes populares, como el legislador local, Isidro
Duarte Cabrera, quien ha planteado puntual, ese problema. Encontrando como
respuesta, la indiferencia gubernamental.