LECTURA POLÍTICA
Noé
Mondragón Norato
Código de Ética inútil
Mientras la mortandad crecer diametralmente en
prácticamente todas las regiones de la entidad, el gobernador Héctor Astudillo,
festina la puesta en marcha de un Código de Ética de los Servidores
Públicos del Poder Ejecutivo. Es decir, un manual en relación a
cómo los funcionarios del gabinete astudillista se resistan y auto limiten en
el asunto de la práctica del peculado. El robo literal de
los dineros públicos. Pero esta iniciativa –que no surgió precisamente del
Poder legislativo local-, guarda sus bemoles. Y son inocultables.
CÓDIGO RUIDOSO Y
SIN EFECTOS.- Si el mandatario
estatal tricolor pretende combatir la corrupción de todos los funcionarios que
dependen de él, entonces debió de pulir esa propuesta y elevarla a la
condición de Ley. El problema sin embargo, es de fondo. Porque
las reformas a las leyes locales forman parte de cada sexenio político. Y
en el siguiente, mueren. Dejan de ser importantes. Hay casos
muy notorios al respecto: 1.- El edil de Chilpancingo, el
priísta Marco Antonio Leyva Mena, acaba de recibir un espaldarazo político por
parte del gobernador Astudillo, quien anunció un importante apoyo para la
capital en materia de agua potable. Pero a la vez, cerca de 150 colonias de la
capital, anunciaron también que promoverán en el Congreso local, la
Revocación de Mandato en contra del edil. Por una sola
razón: es un funcionario que empeña su palabra y no la cumple. Como
la mayoría de los políticos. Y aquí viene la parte interesante. Porque los
diputados locales promovieron en la pasada legislatura local –de la que
curiosamente formó parte el propio gobernador y la aprobó con su voto-
la Revocación de Mandato que sería aplicable contra los
funcionarios que no estuvieran dando
resultados. Como lo hace hoy justamente, el edil Leyva Mena. 2.- Si
el gobernador celebró la puesta en marcha de un Código de Ética que nunca será
aplicado en los hechos, es evidente que no puede soslayar en la
coyuntura, la visible indolencia, incompetencia y ausencia de resultados de
su cuadro Leyva Mena. Y en consecuencia, tendrá que dejar que la Revocación de
Mandato fluya de manera natural en el Congreso local. Sin comprar la
conciencia de algunos diputados locales que comomercenarios, solo
esperan cada iniciativa gubernamental para aprobarla. A cambio de llenarse los
bolsillos de billetes. O en su defecto, el gobernador Astudillo iría por el
plan B. Es decir, frenar a los líderes de colonias
que promueven esa iniciativa en el Congreso local, mediante generosas dádivas.
Y en ese tenor, sería el primero el violar su propio Código de Ética.
3.- Astudillo no quiere desempolvar la
Revocación de Mandato, en función de que fue una iniciativa propuesta por el ex
gobernador Ángel Aguirre Rivero. Y le da aire a su
Código de Ética. Es decir, sus funcionarios estarán limitados para embolsarse
los dineros públicos, pero si no arrojan resultados, podrán
seguir cómodamente en el cargo. De hecho, muchos de ellos ya están en esa
penosa situación. El punto no tiene retorno: el mandatario estatal, cambia un
camuflado Código de Ética, por la indolencia de quienes no
demuestran oficio político para las tareas que les fueron
encomendadas. Así como el alcalde Leyva Mena. Entonces a ellos se les
debe proteger. ¿Pero acaso la ausencia de resultados, la arrogancia,
la abulia y la falta de resultados no son también una forma de la
corrupción? Astudillo está errando el camino. Lo recorre a oscuras. Y
no hay lampareros que se lo alumbren.
HOJEADAS DE
PÁGINAS…Al edil de Acapulco, el
perredista Evodio Velázquez Aguirre, le salió la vena cantora. Entonó con un
infante, La de la Mochila Azul. Y está bien. El problema es que
muchos hogares porteños lloran a sus muertos en vez de
cantar. Y todo porque su alcalde se pone las pilas para
cantar, pero no para resolver la inseguridad y la
violencia que crecen exponencialmente. Y que enlutan cientos
de esos hogares.