“EL FIN DEL PLACER”

“EL FIN DEL PLACER”

Por: Carmelo Corripio Pineda “El Búho”

 

La historia habla de esta adicción al sexo, sobre personas que registraron su nombre en la leyenda, y que no interfirió en su vida práctica obsesiva, la búsqueda final del placer. Aquella fijación traumática por recorrer los segundos del frenesí, antes del final les ocasionó la muerte. Muchas fueron fulminantes; los especialistas las calificaron de afortunadas, coincidían el último gemido del orgasmo, con el último gemido de la vida. Se supone que debieron irse con la sonrisa en la boca, pero hubo trágicas como el de PAULINA BONAPARTE, hermana de NAPOLEON. Reproduciré el informe médico, sin agregar ni quitar.

INFORME MEDICO:

El caso de PAULINA BONAPARTE era insólito: era el de una mujer que había enfermado a causa de una actividad sexual excesiva. El problema surgió por primera vez durante sus relaciones con Forbin. En contraste “con el pequeño miembro” del príncipe Borghese, Forbin poseía un órgano de cópula enorme. Este órgano se introducía con tanta frecuencia en el interior de PAULINA, que ésta sufrió una aguda y crónica irritación vaginal. Su pernicioso estado, según un biógrafo, “no se basaba más que en una fricción indebida, provocada por el señor Forbin, el cual  estaba dotado de un considerable gigantismo del que resultaba muy difícil liberarse”.

Al agravarse la dolencia vaginal de PAULINA, su médico mandó llamar al ginecólogo de Francia, el doctor Jean-Noel Halle, con el fin de que la examinara. Este la examinó en varias ocasiones y después escribió el siguiente memorándum al médico de PAULINA:

“Su aspecto general revela… agotamiento. La matriz aun era sensible, pero había disminuido. Los ligamentos muestran huellas de una perniciosa inflamación, para la que le prescribimos unos baños el jueves pasado y descansó. La actual situación del útero se debe a una constante y habitual excitación de dicho órgano, en caso de que ésta no cesara, se podría producir una situación en extremo peligrosa. Tal es la fuente de sus dolencias, e hice alusión a las causas, el jueves pasado, hablé con la princesa. Yo le eché la culpa a las irrigaciones internas y me referí en términos generales a las posibles causas de irritación del útero…  la irrigación y el tubo no pueden ser considerados responsables. Uno no tiene más remedio que suponer la existencia de una causa continuada de este agotamiento, tratándose de una joven hermosa, mujer que vive separada de su marido. Si alguien comparte la culpa de estas complacencias, esta persona no se echaría así mismo la culpa. A nosotros se nos reprocharía no ver nada y permitirlo todo. No tengo ningún deseo de pasar por tonto ni de ser acusado de mezquina y estúpida satisfacción. Pero, aparte de todo esto es necesario salvar a esta joven y desdichada mujer”.     

Poco después la inflamación de PAULINA apareció de nuevo y se repitió durante el resto de su vida cuando le apareció el cáncer que la mató a los cuarenta y cinco años de edad.