Columna: PATADAS BAJO LA MESA

PATADAS BAJO LA MESA

Moisés Ocampo Román

 

LOS HALAGOS.

Vivir con halagos es una cosa fabulosa. Pero, ¿cuándo se me acaben? ¡Ahí está lo canijo! Es muy bonito cuando transitas por la vida y la gente te llena de halagos, muchos de ellos inmerecidos, al grado tal que pienso que hay gente que tenemos que halagar por sus proezas. Y lo digo a título personal, cuando alguien me ataca con halagos NO me los creo. Me llenan el espíritu; lo acepto. Pero NO hay nada qué destacar. Como les digo: estar pegándole a los políticos y gobernantes es de lo más fácil. Es como irle al Cruz Azul y no sentirse frustrado de tanta burla; o es como comer en los tacos del “Michoacano” y no sentirse regañado. Por eso no hay mérito alguno para que se me vayan encima con halagos. Aunque decía un político que: “no hay alguien que aguante un halago y un regalo de un millón de pesos”.

Yo admiro mucho al columnista del periódico REFORMA, Armando Fuentes Aguirre “Catón”, por su destreza al entonar las palabras y sus chistes tan ocurrentes. También admiro mucho al cantante inglés ROD STEWART por su diversidad de música, como la balada y el rock. Asimismo admiro al corredor Usain Bolts; también a STEVE SPILBERG gran cineasta, y por lo mismo al actor MORGAN FREEMAN. Y en los medios de comunicación a Jorge Ramos, Denisse Marker y Denisse Dresser. Así también a mi queridísima Carmen Aristegui.

Yo agradezco la distinción que me han hecho a lo largo de mi carrera periodística, pero NO es necesario. Mi labor es sólo decir la verdad sin tapujos, sólo soltarla al análisis de los sucesos y las personas. Me considero con valores, pero al mismo tiempo irreverente total.