Crónica

CRÓNICA

LA MUERTE DE LA NAILA

 

Extrañan internos del CERERESO de Tuxpan, a “La Naila”

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Pablo Morrugares Parraguirre

 

En el Cereso de Tuxpan aún extrañan a Ismael Ocampo Álvarez, “La Naila” o el “Viejón”, quien fue asesinado el 3 de enero del 2014 a la una de la mañana en ese centro penitenciario. “Era a toda madre; ayudaba a muchos. Aquí tenemos los mejores recuerdos de él”, dicen sus ex compañeros.

Era jueves 2 de enero, a eso de las 8 de la noche, cuando Ismael Ocampo salió de su celda y se dirigió a la Iglesia del Penal. “Ya presentía que iba a ser asesinado y él sabía porqué. Su grave error fue haber matado a tablazos al sobrino del M-1, de nombre Mario Maldonado.

“Desde que él ordenó que lo mataran, el M-1 le llamó a “La Naila” y siempre lo amenazaba que se iba a arrepentir por lo que había hecho”, cuenta una de las personas más allegadas a “La Naila”, quien era como su “secretario particular” en el Cereso.

Ese jueves 3 de enero del 2014, cuando en el Penal de Tuxpan todo era normal; “El Viejón” despertó como todos los días, a las 6:30 de la mañana. tomó su bat de beisbol y de ahí comenzó como todos los días lo hacía a batear las pelotas, algunas de las cuales las lograba cachar su asistente y otras volaban fuera del Cereso.

Tenía tantas fuerzas en los brazos La Naila, que a más de uno de sus cátcher les logró doblar las manos por la fuerza que llevaban las pelotas de beisbol.

Muchos dicen que eso lo hacía para quitarse el estrés de estar encerrado.

Incluso, había muchos drogadictos que a las 7 de la mañana lo iban a ver donde practicaba el beisbol y le pedían droga. La Maila los veía tan temblorosos que les daba droga para que se controlaran, mientras él seguía perdiendo pelotas.

Después de su rutina, el conocido narcotraficante, quien era respetado por tener el control al interior del Centro Penitenciario, y hasta algunos municipios de la Región Norte, se iba a su “bunker” donde se bañaba mientras que sus escoltas lo cuidaban y su cocinero y su cocinera personal le preparaban su almuerzo.

No tenía una comida favorita, aunque le gustaban las tortillas a mano y los jueves su tradicional pozole. Ahí solo comía con sus allegados.

Ismael Ocampo “La Maila” casi todos los días tenía su misma rutina: despertar temprano, entrenar beisbol, almorzar y de ahí se metía a su gran habitación donde tenía su pantalla de plasma para ver películas principalmente. Mientras afuera se quedaban sus escoltas.

El jueves 2 de enero todo era normal. La Maila fue a la Iglesia y de ahí se dispuso a descansar.

Serían las 12:18 de la madrugada, ya del día viernes, cuando uno de los custodios le avisa a La Naila que había llegado su amigo José Luis Díaz Ramírez. Cuentan que esta persona seguido entraba a ver a La Naila, con quien solo iba a tomar en su lujoso cuarto, donde tenía charolas de modelo y wisky Buchanans 18. La Naila como siempre salió y autorizó la visita a los custodios. Sin embargo esa madrugada trágica su “amigo” no iba a convivir con él. Iba a matarlo.

Al autorizar el acceso de José Luis Díaz Ramírez, también entraron otras personas, quienes mataron a La Naila, hirieron a varios custodios y mataron también a otros reos más.

Al caer al piso el cuerpo de La Naila los internos comenzaron a gritar desesperados. “Mataron al viejón, mataron al viejón”, y es cuando los custodios comienzan a accionar sus armas y se da el enfrentamiento en el interior del Penal. Así pagó La Naila el asesinato del sobrino del M-1.

Para los custodios e internos fue un día de dolor y trágico. “Le teníamos mucho cariño al Viejón. Nunca se pasó con nadie. Aún lo extrañamos”, dicen sus verdaderos amigos.

Al siguiente día, cuando el cuerpo de La Naila era sacado del Penal sin vida, sus compañeros internos lo despidieron con lágrimas y aplausos. “Se nos fue el viejón”, se lamentaban.

Así, a sus 41 años de edad, Ismael Ocampo Álvarez, más conocido como “El Viejón” o “La Naila”, pagó por haber privado de la vida a otro narcotraficante, Mario Maldonado, sobrino de otro famoso jefe de la mafia, el M-1.