Crónica

  CRÓNICA

Un día de visita a José Luis Abarca

 

Pablo Morrugares Parraguirre

 

Visitar al ex alcalde José Luis Abarca Velázquez en el Penal Federal Número 1 “El Altiplano” en Toluca, Estado de México, para muchos puede ser cansado. En cambio, para la familia es su fuerza y su fortaleza. Y esperan con ansias ese momento de visita.

Hay que llegar al Penal a las 8 de la mañana, para poder entrar a las 9:30. Luego de pasar los filtros, de uno de ellos hablan al interior del Penal “visita al interno”.

La visita sigue los filtros hasta llegar al área de reunión. Ahí ya se encuentra alegre y positivo el ex alcalde José Luis Abarca Velázquez. Viste el tradicional uniforme de interno: una camisola color caqui, el pantalón y los calcetines de igual color. Al igual unos zapatos, que parecen más botines.

Se pone de pie y abraza con fuerza a la familia; le causa alegría estar con ellos. Ahí le entregan cientos de cartas que le envían sus amigos, empresarios en su mayoría, y le leen una lista de personas que lo mandan saludar. “En la cárcel y en la cama se conocen a los amigos”, dice un dicho.

Por lo visto al ex alcalde le quedan muy pocos amigos, los cuales los puede contar con los dedos de una mano. De esas cartas no hay de políticos, quienes se han olvidado del ex primer edil de Iguala. 

José Luis ya luce canoso, aunque repuesto de peso. Volvió al ejercicio. Se le ve sonriente. De inmediato pide novedades: “qué pasa afuera”. Enseguida, sentados alrededor de una mesa, Abarca, como le dicen sus amigos, escucha los informes de lo que sucede al exterior. La familia le explica el cariño que la gente aún le tiene y la fe de que pronto saldrá.

José Luis sonríe y confía que para defenderse jurídicamente está leyendo el Juicio de Amparo, precisamente de quien fue conocido como “El Rey del Amparo”, el maestro Ignacio Burgoa Orihuela. Abarca se toca su canoso cabello y asegura tener mucha fe y dice que lo más importante es la decisión de Dios, y para eso lee La Biblia.

Su familia evita derramar lágrimas. Demuestran fortaleza ante lo anunciado por su ser querido, que por el momento se encuentra sufriendo en ese encierro.

El ex alcalde ya demuestra mucha fuerza, coraje y sobre todo mucha fe de que es inocente y que pronto podrá demostrarlo para así recuperar la anhelada libertad, hoy más valiosa que nunca.

Antes de la visita -igual que cuando era alcalde- le pide a sus agentes de seguridad del Penal que le lleven sus rastrillos y que le hagan su corte de cabello. “Quiere estar presentable cuando lo visita su familia”, confía uno de sus guardias.

Luego de cuatro horas de visita permitida, el guardia le avisa que ya se venció el tiempo. José Luis nuevamente abraza a su familia y les comenta: “hace rato que pasé por las celdas muchos internos me gritan y me saludan. Me dicen Abarca tú no mereces estar aquí. Al principio no quería contestarles. No quiero que me relacionen con ellos. Pero les he respondido por educación”, confía.

Luego es trasladado a su celda donde comparte el espacio con el ex gobernador interino de Michoacán, Jesús Reyna. Mientras la familia abandona las instalaciones del Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) de Toluca. Salen, pero ya pensando en regresar lo más pronto posible a ver a quien para ellos y para mucha gente es un ejemplo de trabajo y superación constante.

Mientras en Iguala, sus verdaderos amigos y amigas, también lo siguen esperando, confiando en su inocencia de los cargos que le imputa la PGR…