Como Veo, Doy

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Como Veo, Doy

Porquerías de la Política

Guillermo Mejía Pita

 

De siempre fue un secreto a voces la porquería que envolvía a la familia Abarca Pineda, de “exitosos” empresarios a “exitosos” políticos, utilizando recursos de dudosa procedencia. Bueno, más bien de conocidísima procedencia de la delincuencia organizada.

Aún así, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) lo hizo su candidato a presidente municipal. Aún así, más de 22 mil igualtecos fueron cómplices electorales de José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda.

Claro, esto no es nuevo en la política. De siempre se ha sabido que la delincuencia organizada ha estado enquistada en todos los niveles de gobierno, para obtener el proteccionismo que su “actividad” requiere. 

Es decir, los políticos “se dejan querer” por delincuentes para conseguir recursos que los lleven a cargos de elección popular, a cambio de “favores” en el futuro.

Sin embargo, en el caso de la “pareja infernal”, José Luis y María de los Ángeles, resultó al revés. Se enquistaron en la política para catapultarse como delincuentes, ya siendo maleantes consumados.

Para mala suerte de la “pareja”, se les pasó la mano el 26 de septiembre, y hoy pagan las consecuencias. Queda el dicho “entre más alta es la torre, más duro es el fregadazo”. Pasaron de la noche a la mañana de millonarios a mendigos.

Para buena suerte de la sociedad, dentro de lo que cabe, con lo ocurrido esa fatídica noche en Iguala, en que murieron personas y desaparecieron 43 estudiantes, ¡se destapó la cloaca!, quedó al descubierto la porquería que estaba metida en el gobierno municipal.

Indiscutiblemente que, tanto sociedad civil como partidos políticos, y hasta las instituciones electores, son culpables de que puercos delincuentes pasen a políticos corruptos, que afectan el desarrollo de las comunidades que gobiernan.

Sobre todo, porque al amparo de la “legalidad” institucional, distribuyen sus porquerías de drogas, asesinan, extorsionan, secuestran y cometen infinidad de delitos con toda impunidad.

Hoy, Iguala y sus habitantes pagan las consecuencias de su ambición, por llevar a la alcaldía a un personaje, que por tener el poder económico, les compró las conciencias y el voto, para hacer crecer su emporio delincuencial, y eso, se llama complicidad.

Para mala suerte del PRD, es precisamente de ese instituto político de donde han surgido más delincuentes como políticos, y para abonarle, ahí está otro caso reciente de narco-político perredista en San Luis Potosí.

Indiscutiblemente, los dedos de las manos no son parejos. Lo mismo pasa en el “Sol Azteca” con sus políticos. No obstante, en el proceso electoral de éste 2015, llevarán a cuestas el pesado lastre del desprestigio impuesto por la “pareja infernal”.

(E-mail.- guillermomejiapita@yahoo.com.mx)