PATADAS BAJO LA MESA

PATADAS BAJO LA MESA

Moisés Ocampo Román

LA TIA EDUVIGES

¡Órale Tía, ¿ por qué tan elegante? Así empezó la charla con mi Tía.

EDUVIGES: Porque de aquí en adelante así voy a vestir.

En eso se oye una voz en la recámara de mi Tío: ¡anda de puta, anda tras los gendarmes!

EDUVIGES: ¡Cállate insensato! Sólo me fui a darme una vuelta por el centro, y bueno conocí a Godo.

MOY: ¿A Godo? ¿Quién es?

TIO ODILON: Es un pinche gendarme, chilango el guey.

EDUVIGES: ¡Cállate Odilón! No digas tonterías, sólo me tomé unas fotos con ellos, es que llevaban semejante arma que…! Ayyy…Dios mío, que virilidad!

MOY: No manches Tía, pareces jovencita. ¡Ya estás vieja para esas cosas!

EDUVIGES: Viejos los cerros y reverdecen, siempre hay un cojo para una coja…

MOY: Se dice: “siempre hay un roto para un descocido”.

TIO ODILON: Ella quiso decir que siempre hay un pendejo que le gusta el amor por kilos.

EDUVIGES: ayyy…Odilón un día me vas a matar de un coraje.

MARIA JENNIFER: Es cierto mamá, te ves ridícula con tus mayas rosas, con tu vestido dorado con lentejuelas y zapatillas rosas, te pareces a la esposa del delegado.

TIA EDUVIGES: No fastidies, la envidia te corroe. Sólo me arreglo a la moda.

MOY: Te ves ridícula Tía.

TIA EDUVIGES: Ridículas las pinches regidoras que se pusieron a chillar como marranas en matadero cuando se fue el chaparrito de huida. La Esther, la pinche panista, la Luz Mota y la santa muerte estaban compungidas, ah de ser, si ellas sabían todo, se hacían pendejas, también tienen culpa por “omisiosas”. La Juana le lloró más  que a nadie, y la Teté de plano berreó, mientras Abarca salía como vil ladrón, ante la mirada cabrona de la Marina, ¡esa es vieja no mam…!

MARIA JENIFFER: ¡Mamá…por favor! No seas grosera.

En eso tocaron el timbre de la casa de mi Tía en la colonia Acatempan. Fue a abrir mi sobrina.

¡Mamá te habla un señor guapo con un uniforme!

EDUVIGES: No que no pendeja, ahorita andan como charrasca. Me viene a vender una pistola; ahorita vengo, la vamos a calar, ya ven que hay mucha delincuencia en la colonia.

Mi Tío Odilón sólo sacudió el periódico que está leyendo, mientras mi prima se asomaba por la ventana para ver como desde ahí el gendarme le enseñaba la pistolota a mi Tía. Y yo me tuve que retirar.