“JOSE FRANCISCO RUIZ MASSIEU”

“JOSE FRANCISCO RUIZ MASSIEU”

Por: Carmelo Corripio Pineda “El Búho”

 

A las 9:35 am, del 28 de septiembre de 1994, don francisco Ruiz Massieu, ex cuñado de Carlos Salinas de Gortari -integrados en distintos  grupos políticos-, salió del edificio de FNOC y, frente al hotel Casa Blanca subió a su automóvil, un Buick, cuando el sicario Daniel Aguilar Treviño rápido se instaló en la ventanilla del coche y le disparó con una metralleta 9 milímetros. Después del estallido de un disparo, se encasquilló, pero fue suficiente esa bala para producir efectos mortales irreversibles -el que sería el líder de la cámara para llevar acabo la modernización política del PRI y conservar el poder-, se desplomó sobre Mariano Palacios, quien lo asistió en la ambulancia hasta el Hospital Español, donde 55 minutos después fue declarado muerto. El agresor trató de huir, pero fue detenido.

A pocas horas de su muerte, las revelaciones, acusaciones y traiciones, señalaron a Muñoz Rocha y a su secretario Fernando Rodríguez como los actores intelectuales, alcanzando a muchos miembros priistas dentro del complot. La aprehensión de la esposa de Fernando Rodríguez, María Eugenia Rodríguez, le encontraron en los cateos listas donde serían asesinados muchos miembros del PRI y funcionarios, una purga generaliza y espectacular orquestada por los tecnócratas o dinosaurios, los viejos anquilosados al poder. Que junto con los zedillistas se disputaban el país: Fernando Gutiérrez Barrios, Manuel (el Meme) Garza González y el senador Enrique Cárdenas, aparecen en las ocho columnas de los periódicos como involucrados en el crimen. Los nombres de los políticos implicados en el asesinato comenzaron a ascender en la escala del poder, al grado que el investigador del proceso dijo: “Las investigaciones nos llevan hasta los jerarcas del PRI, desde luego no tendremos piedad de ellos y procederemos en su contra. Ya no podemos seguir ocultando las cosas o hablar con verdades a medias”. Cuatro días después del crimen el “cártel más poderos de América Latina” , dio a conocer que si continuaba la persecución contra ellos, ejecutarían dos políticos, dos dignatarios de la iglesia, dos artistas amados por los mexicanos, dos empresarios y varios representantes de organizaciones de derechos humanos” . De estas declaraciones se desprende que el grupo de los tecnócratas o dinosaurios, se habían aliado con el crimen organizado.

El 12 de octubre se dio a conocer la noticia de que el senador por Tamaulipas, Enrique Cárdenas González había sido señalado por Fernando Rodríguez como integrante de un grupo que tenía “como propósito rescatar los puestos de dirección del país para aquellos que habían sido desplazados, sin reparar en los medios, incluyendo los asesinatos”. A pesar de que el legislador retó a las autoridades judiciales que lo demostraran, se comprobó que se emplean las vendettas como medio para enfrentar a los enemigos políticos.

“El director del Centro de Estudios de la Universidad de Texas Peter Ward“, dijo: José Francisco Ruiz Massieu, habría sido la persona de punta para promover las reformas en el Congreso y llevar a cabo el proceso de cambio a través del PRI, César Romero y Víctor Manuel Juárez dijeron: “Hoy, el crimen político, más que una sospecha es un hecho consumado. El choque entre modernizadores y tecnócratas colapsa al viejo régimen del PRI, la fractura y destrucción de ese partido parece inminente”.

Así el asesinato de don Francisco Ruiz Massieu se convierte en un aviso, en un recordatorio de lo que puede ocurrir en el futuro. A partir del 28 de septiembre, ha quedado claro que los priistas se matan entre sí para conquistar el poder, pero este horror que produce en el ciudadano común. Destruir las vidas para adueñarse de una nación ha sido una costumbre que deriva del poder, documentada en el siglo pasado, la decena trágica, Villa, emboscado; Zapata asesinado, Carranza entregado; Hill envenenado; masacrado Serrano con doce incondicionales en  Huitzilac, Morelos. Colosio en LOMAS TAURINAS sin escapatoria, la música apagó los disparos. A don Francisco no lo dejaron innovar; Porfirio muñoz Ledo dijo: Esto no es una banalidad. La muerte de Ruiz Massieu pone en evidencia un estado de descomposición de las instituciones públicas y de las relaciones políticas. El alcance que este asesinato puede tener para el conocimiento de los resortes profundos de las relaciones establecidas entre los propios miembros de la clase gobernantes, y al mismo tiempo revela las consecuencias de las complicidades y de las impunidades que mantiene una trama de ilegalidad, que impide el esclarecimiento de graves hecho delictivos y que alientan a su repetición.

A nuestro entender lo que ocurre actualmente en nuestra vida diaria, en los diferentes ámbitos del quehacer humano, es una anarquía de leyes, instituciones y costumbres, que poco a poco nos vienen enloqueciendo con sus excesos y radicalismos. Van cuatro diputados federales asesinados. Muchos presidentes, Diputados locales, Síndicos, Funcionarios, Dirigentes y Miembros de los partidos, Líderes sociales, Jueces, Agentes. Es asombroso ver como mueren por centenas y no hay culpables. Que increíble, las investigaciones no se terminan, las averiguaciones no se consignan, las leyes no se aplican, la coerción de las instituciones se suple con acuerdos, convenios, que es letra muerta por que no se cumple. El restablecimiento del orden jurídico transgredido no se alcanza. Nos ahogamos en la impunidad, la injusticia y la inseguridad. Nadie está a salvo: mujeres, niños, hombres, viejos; todos debemos estar armados para defender nuestra vida. El sábado en la ciudad de Iguala los alumnos de la Normal de maestros de Ayotzinapa secuestraron autobuses de las líneas de la Estrella Blanca, se dirigieron al centro de Iguala a impedir el informe de la señora María de los Ángeles Pineda, primera dama y responsable del DIF Municipal. La guardia del orden, policías municipales y ministeriales abrieron fuego contra los jóvenes y masacraron a tres de ellos y varios se encuentran graves; otro tanto estaban detenidos. Las reflexiones de los analistas políticos comentando la muerte de Massieu coincidieron de que el futuro sería anárquico y perecería. Es evidente que su análisis era cierto. La ciudadanía desconoce en estas masacres quién representa a la ley y quién es la delincuencia. Quién ordenó la matanza: el gobierno o en los autobuses disfrazados venía el crimen organizado. De todas formas se ve que no hay ley; las instituciones no existen porque la violencia que vemos nos retorna a la época primitiva. En ella no había instituciones. El estado surge para poner orden dentro de la tribu porque siempre ganaba y tenía la razón el más fuerte.