EL NARCOTRAFICO, MONSTRUO IMBATIBLE

EL NARCOTRAFICO, MONSTRUO IMBATIBLE

Por: Carmelo Corripio Pineda “El Búho”

 

Capítulo 1.

 

Hay mil libros escritos relacionados con el narco, por solo uno de otros temas, como la ciencia, el arte, la literatura, la innovación, no tienen comparación con las historias del narcotráfico. El narco es un monstruo que devora a niños, jóvenes, adultos y domina a la propia sociedad. Cada historia narra lo más recóndito de la condición humana, cada historia contada describe un novedoso perfil del vicio del alma, ni el mismo psicoanálisis tuvo tal penetración ni éxito para desenvolver la verdadera naturaleza de los seres humanos, sólo la práctica de esta diabólica actividad desnuda una vocación natural del ser por la traición, el poder y la violencia. Revela su fijación placentera por la sangre vertida, que empapa la conciencia y que mitiga la adicción por el mal. Contaré una historia que sucedió en un estado de la República Mexicana, consta de varios capítulos, solo los nombres fueron cambiados por obvias razones.

EL BLANCO, EL NEGRO Y EL COLORADO.

El blanco de esta familia era Samuel, el mayor, alto, cabello rizado, bello, mustio, silencioso, su sensualidad parecía femenina por sus labios carnosos, siempre encendidos, por sus desplazamientos felinos, como fiera en celo que podría caer sobre ti, emergía dentro de él un dominio sobre los demás. Su silencio era siniestro por el uso de su mirada que se quedaba fija en uno, dotado de gran inteligencia y dominio de sus emociones, rara vez lo vencía la cólera, era reflexivo y preciso en sus análisis, que le permitieron resolver problemas graves propios de su negocio. La compleja relación entre los seres humanos, más entre padres, hijos y hermanos, le fue imposible a Samuel llegarse a entender con su padre y con su madre, quien cada uno de ellos tenían preferencia por los otros hijos, pero todos habían sido sometidos bajo el mando de Samuel por el control que ejercía en el vasto imperio que había edificado la familia. Samuel mataba sin escrúpulos a colaboradores que se agandallaron o se pasaron de lanza, decían que sufrió cuando joven, que tuvo grandes penas, que su mayate a quien amaba con locura lo abandonó, lo hizo picadillo, después una sombra lo acompañó siempre.

LUBIANO, o Secundino, como le decía el papá por ser el segundo, pero el negro como se le conocía en la comarca, era un hijo de la chingada, desde la primera mirada se le notaba lo cabrón, no admitía bromas cuando uno de sus sicarios para entrar en confianza con el negro.. – le preguntó ¿Cómo esáas Solín?.. – “Lo agarró del cuello de la camisa, lo aprisionó contra la pared y le dijo – “La próxima vez te mato, y le apuntó con la pistola temblorosa, entre ceja y ceja”. Su función dentro de la familia era matar a quien fallaba o emboscar a la competencia, o bien a funcionarios, empresarios, o banqueros que no cumplían, era moreno de pelo negro parecido al padre, busca pleitos de nacimiento, impulsado por el corazón y las tripas, sus reflexiones no tenían inteligencia y de ahí su tragedia, nunca paso en vida ser el segundo de la familia, lo que nunca aceptaba y acechaba la oportunidad para ser el primero. Tenía su lado bueno, eso no se puede negar, bullanguero, cantador, armaba la parranda en dos por tres, se rodeaba de una bola de amigos que, nomas al verlos, que tan amigos pudiesen ser, se veía una relación cuyo vinculo no era el de un amigo, no se veía ese sentimiento de afecto que se nota entre los verdaderos amigos, sino el que se da entre el jefe y los subalternos, con gestos falsos sobre el cariño al negro, a eso aspiraba a tener tropa que gobernar y contar, con un instrumento para lograr su metas. Cuando se llevaba la entrega de la droga y se recibía el dinero Samuel siempre enviaba a “RULES”, lo seleccionaba por sus cualidades, sangre fría para contar gramos y kilos del polvo, como si pesaran tortillas, recibir el dinero sin quemarse las manos identificando su legitima impresión, y despedirse de mano y abrazo sonriendo, como se hacen en los bautizos con los compadres; “ EL RULES” hacia este trabajo limpio, pero las anécdotas que se contaban de sus éxitos, le crio una envidia al negro que termino en odio, y no lo mataba porque era muy útil a la familia; El Rules servía a Samuel, casi no se mezclaba con el negro a quien también detestaba por su naturaleza homicida.

El Colorado o Benjamín como era su nombre, no se metía entre los negocios de los hermanos, ni les disputaba su liderazgo, le gustaba volar aviones, era su pasión andar entre las nubes, donde decía que era el lugar más bello y seguro, pero desempeñaba una función básica, por el traslado de la droga que hacía a Tijuana, Sinaloa o Parral, donde se le comisionaron, el no compraba ni vendía, tampoco sembraba, no hacia tratos ni guardaba los dólares ni nada, su pasión era volar, era el más chico de los tres, cuando se presentó la tragedia, fue un testigo tardío de esos hechos cuando ya estaban consumados, y en los que ni siquiera metió las manos, aunque se dice… bueno ahí la dejamos.

Había entre los hijos “la bebé”. Así la bautizaron todos por ser mujer y la más pequeña, era la adoración de la familia, cuando se saben estas historias y los millones de testimonios de las relaciones familiares, nunca puedes esclarecer cómo se van formando a través del tiempo estos infiernos dentro de las familias, no puedes llegar a desenredarlos y comprenderlos; ¿Qué nos enseñaron sobre la familia en la escuela?, el padre y la madre que se quieren; El amor que los lleva a tener hijos, Estos hijos son hermanos entre si y aman a sus padres y se aman entre ellos, con amor de hermanos, de hermanos y de hijos porque vivieron durante muchos años juntos, bajo el mismo techo, en esos años jugaron con sus padres y con sus hermanos, comieron en la misma mesa, y sufrieron cuando algún miembro estuvo enfermo o sufrió un accidente, todo es amor: Amor de padre, amor de madre, amor de hermano y amor de hijo, que maravilloso, luego viene la vida empujada por el tiempo, te haces grande y ¡En la madre!.