Opinión

Abrevando

José Antonio Lavín Reyna.

El fenómeno social del futbol

El famoso dramaturgo Jean Hippolyte Giraudoux ha dicho que “El deporte delega en el cuerpo algunas de las virtudes más fuertes del alma: la energía, la audacia, la paciencia”. Y en  concepto de Javier Cuellar, politólogo del norte del país, muchas otras más como la disciplina, el sentido participativo de equipo, la constancia, la perseverancia, ¡Uff!.. De tal manera que creo en el deporte como un magnifico auxiliar en el perfeccionamiento del ser humano.

Pero en una ocasión se le pregunto a un árbitro de futbol tan grandioso como modesto, ¿Qué es el futbol? Y adoptando una postura reflexiva  dijo: Todos creen que el futbol es un deporte y tienen razón, pero es mucho más que eso, es un fenómeno social que alrededor de un balón congrega treinta y ocho jugadores y a sus familias ampliadas.

Una respuesta desconcertante pero viendo todo lo que está pasando ahora creo que ese modesto árbitro tenía razón, el futbol es un grandioso fenómeno social mucho más que un deporte que congrega a su alrededor, según dicen, más de cinco mil millones de personas en todo el planeta y que tiene importantes implicaciones económicas en todos los ámbitos de la actividad humana productiva. Es uno de los negocios mundiales más grandes de la actualidad, pero, además, es la distracción favorita de la gente.

Por eso me sorprenden algunas actitudes de ciudadanos que se deprimen profundamente ahora que la selección mexicana no pasó a los cuartos de final en el presente campeonato y lo que más me preocupa, es el pueblo brasileño porque en esos lares la afición es tan grande que resulta inentendible. Imagínese usted mi respetable lector, que llegara a ser eliminado el equipo brasileño antes de la final y aún en ella. Me dicen que tal vez se den algunos suicidios. Ese es un fanatismo insano.

México acaba de ser eliminado de la justa mundialista puesto que perdimos ante Holanda ¿Y…? ¿Cuál es el problema? ¿Qué perdemos los mexicanos con que nuestra selección haya sido eliminada? ¡Nada! Y ¿qué ganaríamos los mexicanos si nuestra selección hubiera ganado el partido contra Holanda? ¡Nada! Ganen o pierdan sus equipos los pueblos de la tierra no ganan ni pierden nada. Esa es la pura verdad. Y, sin embargo, el espectáculo mundial debe continuar hasta su total culminación para comenzar nuevamente con las eliminatorias que estallarán en la euforia popular dentro de otros cuatro años y así indefinidamente.

Pero en todo ese ínterin los pueblos de la tierra se divierten de lo lindo viendo avanzar a su selección hacia la cumbre mundialista del 2014 con sólo 32 equipos finalistas, de los que ya solo quedan 8. Pero lo deben ver así, sin ganar ni perder nada.

Pero aunque ya vimos que preponderantemente el futbol es un fenómeno social de múltiples facetas, no deja de ser un deporte que entusiasma a nuestros jóvenes y a otros ya no tan jóvenes y los impulsa a correr y correr incansablemente tras un balón, y eso es precisamente lo importante, porque el correr es muy sano para todos, la preparación física es muy básica para mantener un estado de salud personal aceptable y para lograr el objetivo socrático de poseer una mente sana en un cuerpo sano.

Y si ese correr y correr, entrenar y entrenar, practicar y practicar lo multiplican ustedes por millones de seres humanos fanáticos del futbol, entonces tenemos que ese fenómeno social/deporte se convierte en un instrumento de salud pública de primer orden.

Es ahí donde reside la importancia de la justa mundialista que ahora estamos presenciando donde el gran espectáculo está a cargo del gran público que acude a los estadios y ha legitimado a fuerza de mayoría, a base del multitudinario anonimato, el vocablo ¡Putooo! Que ahora resulta haber tomado carta de ciudadanía entre las palabras santas y castas, aunque en lo más íntimo no podemos dejar de reconocer que es un insulto. Pero todo sea por consentir la diversión del pueblo.

Luego entonces, nadie debe deprimirse porque su selección nacional pierda ni sentir que su alma se ha salvado porque el TRI gane, pues este abigarrado conjunto de futbolistas no encarnan el alma de nuestro ser nacional ni de nuestra patria. El futbol es tan sólo un juego y como tal debe tomarse. Disfrutemos el fenómeno social y también el deporte, eso es todo y luego volvamos al trabajo fecundo y creador que es el único que nos sacará de pobres.

Algo Más…

De acuerdo a lo expresado por  Jean Hippolyte Giraudoux que “El deporte delega en el cuerpo algunas de las virtudes más fuertes del alma: la energía, la audacia, la paciencia”.    En ese considerando la muy publicitada Ciudad Deportiva de Iguala sería una necesidad, más sin embargo, es una mina de oro, iniciando con los políticos que van a construirla, a su mero capricho, sin consultar normas técnicas internacionales, para que sea bien ejecutada. Lo que importa es la ostentación, que se vea grande aunque no sirva para nada. Después a los dirigentes de las ligas que se apropian de los campos como propios y así de construcción con dineros públicos, la convierten en privadas y al gran negocio, ahí entran cerveceras, refresqueras y sígale sumando, después se descuidan, se echan a perder y no se fabricó un solo deportista. Esa es la historia, sólo hará ricos a los que la construyan y párele de contar. Se verá bonita tres años y a la basura.

CLXXXIV.- Siguen entrando las combis de las comunidades vecinas por Guerrero. Se siguen parando en las bocacalles para bajar pasaje y nadie dice nada. Que hermosa actitud de valemadrismo. Los familiares de Mario Castrejon  Mota siguen disfrutando de las prebendas gubernamentales y el señor fungiendo o fingiendo que es la Suprema Autoridad. Ah pero eso sí, su gran grupo político está con Ríos Pitter y tiene seis años más de sueldo asegurado.

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