Abrevando
José Antonio Lavín Reyna
Muere el trabajo honesto.
Marco Tulio Cicerón fue uno de los más notables abogados de la antigua Roma; vivió entre los años 106 al 42 antes de Cristo, su oratoria fue quizá la más brillante de ese periodo y su formación jurídica, filosófica y política era muy sólida debido a estudios realizados en Grecia. Sus cuatro piezas oratorias conocidas como “Las Catilinarias” pronunciadas por él ante el Senado perduran hasta nuestros días y han servido de material didáctico a muchos aprendices del bello arte del verbo. Finalmente fue asesinado a los 63 años tras una conspiración.
Pero, ¿qué tiene que ver Cicerón con nuestros días? Muy fácil, pues resulta que de los millones de ciudadanos, algunos si se encuentran preocupados por la bancarrota que guardan las finanzas públicas del Estado Mexicano en sus tres niveles de gobierno sin necesidad de referirnos a alguno en especial, aunque de hecho nos preocupa lo que está sucediendo en Guerrero y especialmente en Acapulco e Iguala.
Es por ello que importante resaltar un agudo pensamiento de Marco Tulio Cicerón datado en el año 55 antes de Cristo que es perfectamente aplicable a la época actual, y no sólo para México sino también para todos los países europeos y los Estados Unidos cuyos gobiernos han incurrido en tanto desastre en el manejo de sus finanzas públicas.
El consejo de Cicerón, que nadie quiere entender, dice lo siguiente: “El presupuesto debe equilibrarse, el tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse, para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado”.
Y a más de dos mil años de distancia Cicerón vuelve a tener razón porque muchos de nuestros problemas tienen sus orígenes en la debilidad auto provocada por la pobreza extrema de las finanzas públicas con tanto empréstito contraído por nuestros gobernantes para realizar obras y atender un gasto corriente agigantado por eventos artísticos de alto costo que no se justifican y que únicamente tienen por objeto dar brillo a la persona de algunos políticos, brillantez que se ha opacado por sus malas obras. No se puede estar ofreciendo fiestas desde la miseria porque estas fiestas ocasionan un gasto de lo necesario en aras de lo superfluo.
“Jodidos pero contentos” parece ser la frase que anima a nuestros gobernantes a despilfarrar el exiguo presupuesto público en jolgorios que sólo agravan nuestra cruda realidad y lo que se tira en pachangas nos hace falta para comer al día siguiente. En realidad nos da la impresión que muchos políticos se sienten con el derecho de usar el dinero del pueblo para promover su imagen personal en aras de futuras aventuras políticas en persecución de tempranas campañas en pos de la Presidencia de la República o de la gubernatura o la alcaldía. Los más chiquillos tratando de alcanzar una quimérica diputación o regiduría, pero, eso sí, todas estas campañas anticipadas pagadas con el dinero de la ciudadanía.
Lo anterior, lo puede leer, oír y ver día tras día, por ejemplo, en nuestro querida ciudad que demonios nos importa lo que haga o deje de hacer el presidente municipal de Cocula, de Cuetzala, Huitzuco, Taxco, Tepecoacuilco, nada solo es el pago para el culto de su personalidad con aras a ser el próximo diputado local o federal, si y eso lo hacen con dinero ajeno, con el de nosotros, el cual debería destinarse a la obra pública.
¿Cómo le fías a uno que sabes no puede pagarte? Solamente cuando ese dinero no es tuyo. ¿Cómo contraes compromisos que sabes no puedes pagar? Pues solamente cuando el negocio no es tuyo y que serán otros los que afrontarán los cobros.
Pero el impago de una deuda no afecta nada más a los deudores sino también a los acreedores que por la cesación de pagos afrontarán problemas de liquidez. Pero, ¿qué anima a estos empresarios a fiarle a los incumplidos, máxime a sabiendas que el deudor tiene un largo historial de fallas?
A mi juicio no es la intención de realizar un negocio sano sino la existencia de componendas subterráneas de ciertos gerentes con algunos políticos que implican la obtención de cochupos para ambos. Por eso les importa poco que les paguen, por eso algunos bienes y servicios les salen más caros al gobierno en comparación con los precios corrientes del mercado. Algunos empresarios también se han corrompido. ¿De veras? ¡Qué ingenuo! Todos quieren vivir a costa del gobierno, no saben trabajar.
Algo Más…
Para concluir, lo que señaló el Papa Francisco I: “Los males más graves que afligen al mundo en estos años son la falta de trabajo de los jóvenes y la soledad en que son dejados los viejos. Los viejos tienen necesidad de cuidado y de compañía; los jóvenes, de trabajo y de esperanza, pero no tienen ni lo uno ni lo otro, y el problema es que ya no lo buscan. Están atrapados en el presente. Y dígame: ¿se puede vivir atrapado en el presente? ¿Sin memoria del pasado y sin el deseo de proyectarse al futuro construyendo un proyecto, un futuro, una familia….?”.
“Pienso que el llamado liberalismo salvaje convierte a los fuertes en más fueres y a los débiles en más débiles y a los excluidos en más excluidos. Se necesita gran libertad, ninguna discriminación, no demagogia y mucho amor. Se necesitan normas de comportamiento y también, si fuese necesario, la intervención directa del Estado para corregir las desigualdades más intolerables”.
O sea, Señor Presidente de México, Señor Gobernador de Guerrero y presidentes municipales, nada han hecho para lograr revertir esta tendencia, por lo tanto, no sean mentirosos, la reforma energética solo dejara familias más ricas, caso Slim con Telmex, pero nunca podrán revertir lo señalado por Francisco I.
XLII.- Por favor, ya basta de caos vehicular, que se designe al titular de Tránsito, que se regulen los accesos de los mixtos de ruta de las comunidades. Son un verdadero lío; se paran en las bocacalles, ellos deberían llegar al Mercado o sus alrededores por el anillo Periférico. Pero en fin, nada importa, sólo joder a los que se atreven a pasar, para ello, sí son expertos nuestros agentes de Tránsito.
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