Opinión

EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ

¡ME LOS TENÍA QUE SACAR!

Por: Ramón Durón Ruiz

 

Preguntaron a Buda: “–– ¿Qué has ganado con la meditación?

–– Nada, sin embargo te digo que he perdido la ira, la ansiedad, la depresión, la inseguridad, el miedo a la vejez y a la muerte”.

Me parece que igual me sucede con el humor. Aparentemente no gano mucho, pero en el fondo si me provee de una visón más rica de la policromía de la vida, dándome infinidad de lecciones, entre otras, que “Es mejor ser útil…que ser importante”, que es más fácil accesar al alma por las buenas y con la alegría del buen sentido del humor, que con la fuerza del poder y del dinero.

El buen sentido del humor te ayuda a “Conquistar el más grande de tus amores: EL AMOR PROPIO”, trae aparejado una emoción terapéutica: la alegría, que deja de lado la adicción natural del ser humano de ver las cosas negativas y principiar a ser la luz que rompe las tinieblas, el espejo que refleja el amor incondicional y principiar a hacer la cuenta despacito del racimo de bendiciones que trasforman tu vida.

Reír a carcajada abierta o sonreír tímidamente tiene la magia de liberarte de lo social y políticamente perfecto, te aleja de la tristeza, hace a un lado la soledad, te aparta de la negatividad que tare la envidia, que según Napoleón “Es una declaración de inferioridad ”.

DARTE EL PERMISO DE… gozar del buen sentido del humor te ayuda para enfrenta de lleno la depresión, te lleva a ver la vida de manera positiva, con calidez y a hacer tu tarea con calidad humana.

Cada nuevo amanecer vivimos al límite de los milagros, que tienen la magia de hacer tu mundo tan espectacular como interesante, que permiten que tu vida este plena de bondad, humanismo, que este “bien cantada y mejor contada.”

El espacio que ocupas en “reír con la vida, no de la vida” estar de buenas, alegrarte, permitirte dibujar una sonrisa en tu rostro, te lleva a ver el mundo amigablemente, es tiempo en el que por una parte enfrentas las preocupaciones, a las que se les conoce como “la enfermedad de la imaginación” y por otra alimentas tu autoestima, fortaleciendo la conexión prodigiosa, el vínculo con tu Maestro Interior, eso es lo que coloquialmente se llama: Sentido Común.

Pues Buena Fe, Ingenuidad Provinciana, Simplicidad y Sentido Común son la fuente nutriente, los cuatro puntos cardinales de la vida del viejo Filósofo y todo aquello que en la genialidad del humor del mexicano que leo, veo o escucho y va por ese rumbo, lo hago propio, para trasmitirlo cariñosamente a ti, y para muestra un botón:

“No te burles de las elecciones de tu vieja…

¡Tú eres una de ellas!”

“Si un día sientes que nadie te extraña, ve a una gasolinera…

ahí siempre te echan de menos”

“Antes con 20 pesos me traía del súper un chocolate, dos refrescos, un six, cigarros, sabritas cacahuates… ¡ahora ya pusieron cámaras!”

“Matrimoniarse es cuando dos personas deciden convertirse en uno sólo ser...

la bronca es cuando decide: ¿Quién sobrevive?”

“Fijarte en ‘ingaderas o preocuparte por ‘endejadas, es como moverte en una mecedora; te mueves de un lado pa’ otro… ¡Pero no te llevan a ningún ‘inche lado!”

“La sabiduría es como el buen sentido del humor, si lo tienes, ¡De que se nota… se nota!”

Po’s el Filósofo de Güémez, goza a flor de piel el sentido del humor como en la ocasión en la que Uriel Rosas Martínez, platicando con él comenta:

–– Los amigos andan muy contentos contigo, porque el sábado pasado conviviste con la raza viendo el fut, el box y hasta altas horas de la madrugada estuviste tomando con ellos.

–– Acuérdate –dijo el Filósofo–, “En mi casa no tengo problemas; 15 días manda mi vieja y…el resto obedezco yo”

–– Entonces ¿por qué andas amoratado de tus ojos, tu cara y tus labios hinchados?, ¿Qué, se encabronó tu vieja?

–– ¡No! como vas a creer compadre, estos ‘inches cuatro dientes que me faltan enfrente, de cualquier forma… ¡me los tenía que sacar!

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