Opinión

Del balcón al sótano

Eduardo Albarrán Orozco

 

En los años 60 y 70, en Guerrero y en varios estados del país la existencia de grupos armados, como lo fueron la ACNR y el PDLP, así como los grupos encabezados por los hermanos Gamiz, en el norte del país (particularmente en el asalto al cuartel Madera, en Chihuahua), una intención de lograr el mismo efecto que al ataque al cuartel Moncada, en Cuba, fueron perseguidos hasta su casi exterminación.

En la revista Porqué se daba cuenta de los comunicados y de la incapacidad del gobierno de esa época, para localizar a Genaro Vázquez Rojas, quien fue del PRI y a quien la antidemocracia del partido único y del gobierno caciquil, lo obligó a radicalizar sus acciones. Habría que recordar que estuvo preso en Iguala y fue de esta ciudad de donde partió para transformar a la Asociación Cívica Guerrerense en la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria.

En esos momentos históricos esos hombres difícilmente tenían armas. Sin embargo toda la inteligencia y la fuerza militar nacional y de la CIA actuaban. Fue la guerra sucia.

Hoy, en Michoacán, estado que visitaba Genaro Vázquez cuando lo asesinaron, hay grupos armados que superan los 5 mil hombres, según declaraciones de los mismos dirigentes de los grupos de autodefensa. Si en los años 60 ó 70 hubieran dejado actuar a tres mil hombres armados contra el Estado, no creo que lo que hoy pasa, pasaría.

En Michoacán hay miles de hombres, civiles, armados con armas de alto poder. Su accionar es justificable: auto protegerse.

En Guerrero a los y las dirigentes de movimientos de autodefensa con armas caza conejos, son encarcelados. ¿Qué sucede?

En los años 70 los jóvenes de la época usaban las armas en procesos como el de Nicaragua y el de El Salvador. Eran jóvenes de 13, 14, 15…18 años, que luchaban contra los militares de sus países y, en algunos momentos, contra Marines de los Estados Unidos. Su muerte fue, como dijera Mao Tse Tung, una muerte con más peso que una pluma. Hoy los que mueren y matan, por intereses ajenos a los del pueblo, sus muertes tienen menos peso que una pluma.

En la revista Proceso, la foto principal muestra el que en Sinaloa hay quienes protegen a Joaquín el “Chapo” Guzmán. Habría que leer el reportaje para entender el grado de descomposición que hay en el país.

 

Del sótano.

 

Muy deslucido el primer año del asesinato de Justino Carvajal Salgado. Muy oportunista y electorera la actitud de varios personajes que asistieron, así como de los integrantes del CEM del PRD, quienes en su momento guardaron silencio y ahora se cuelgan de la imagen del difunto.

Justino era un ser humano, como muchos y muchas. No era perfecto. Y muchos que estuvieron en la ofrenda floral siempre lo descalificaron, lo cuestionaron, lo desprestigiaron y, ahora lo santifican.

Nadie del PRD municipal, ni en su momento ni ahora, han solicitado el esclarecimiento de su muerte, como tampoco lo han hecho con las muertes de muchos y muchas más luchadoras sociales.

Para los dirigentes de la Izquierda Moderna (por así llamarla), la lucha social no es fundamental. La lucha por puestos de elección es lo prioritario. Los neo perredistas, ex priistas o personas que nunca participaban en la política y que señalaban a los perredistas (en sus primeros años) de alborotadores, ahora son los principales beneficiarios. Ejemplos hay muchos, varios están en el cabildo.