Opinión

Tribuna Pública

Francisco Javier Copeño Castro

 

Las constantes denuncias de ciudadanos que han visto trastocados sus derechos al grado tal de ser humillados por quienes deberían estar al servicio de la sociedad y al cuidado de su seguridad como son las corporaciones policíacas, es lo que ha propiciado que traten de organizarse porque ya no confían en sus autoridades. El hartazgo que se vive en nuestro entorno es tal, que lo dicho por la diputada Abelina López en el sentido de que se está a punto de un estadillo social en Guerrero es cierto. Poco a poco la delincuencia organizada, que vaya que lo está, está metiéndose a todos los rincones y espacios de poder habidos y por haber, que prácticamente todo lo tienen controlado; es casi imposible solicitar apoyo a las autoridades en esa materia por los nexos que se tienen entre las organizaciones delincuenciales y quienes nos gobiernan, tanto es así que hemos visto a lo largo y ancho de nuestro país, que mucha gente que ostenta el poder en un municipio, estado o región están a las órdenes de quienes ejercen verdaderamente el poder. Por eso, la gente está al borde del colapso y debido a ello, se organiza y busca la manera de cómo defenderse; y todavía los gobiernos tratan de criminalizarlos diciendo que nadie puede hacerse justicia por mano propia y quien lo hace está violentado la ley y por tanto cometiendo delitos, puesto que para eso están los gobiernos quienes son los responsables de brindar seguridad a la ciudadanía. ¿Y cuándo las autoridades responsables no cumplen con lo que mandata la ley? ¿Ahí qué se hace? Mucha gente tiene conocimiento de cosas que pasan en su entorno, pero tienen miedo, pánico, terror, de siquiera mencionar algo, porque las consabidas represalias son catastróficas y han enlutado a muchas familias, por eso todo lo ven con reserva y nadie ve ni oye nada. Sin embargo, los gobiernos no se deben de confiar y deben empezar a pensar que cuando el pueblo se empieza a organizar y ha decidido luchar por defender sus derechos, sus intereses familiares y patrimoniales, está dispuesto a ofrenda su vida con tal salvaguardar lo suyo y de no lograrlo morir en el intento. Alguien nos decía hace poco, “la lucha social es para la gente que ha sufrido en carne propia los embates de la pobreza y ver que su gente está sumida en la pobreza por la ambición de quienes mediante la política se han hecho millonarios no importándoles que la gran mayoría del pueblo se muera de hambre y de sed, porque al fin que ellos ya han logrado amasar fortunas que no se acabarán en toda su vida; quien se ostenta como luchador social y se mete a la política, desde ese momento se olvida del sufrimiento de su pueblo y hace cosas difíciles de creer con tal de conseguir sus ambiciones personales; y no se diga quienes están acostumbrados al poder, esos son más peligrosos todavía porque no miden peligros, sentimientos y utilizan la necesidad de la gente para hacerlos creer que son bondadosos, buenos, agradecidos, que ayudan al pueblo y todas las buenas virtudes que puede tener un gobernante que por un lado hace lo correcto y por el otro chinga a su pueblo con tal de conseguir sus objetivos mal sanos”. ¡Caray! ¿Todo eso existe?  ¿O es ciencia ficción? Lo que está sucediendo en el centro de nuestro estado, es consecuencia de lo mismo, y vaya que da mucho que pensar el hecho de que mientras los empresarios chilpancingueses y el mismo mandatario estatal dicen que se reforzará la seguridad de los ciudadanos, el secretario de seguridad pública municipal de la capital del estado, dice que no son necesarios. ¿Por qué será? En fin ellos saben su cuento y si los gobiernos no quieren que los pueblos se organicen que empiecen a demostrar que eso no es necesario cumpliendo cabalmente con sus obligaciones de bridar seguridad y tranquilidad a los ciudadanos, donde se pueda caminar libremente sin temor de ser asaltados o vejados y humillados por los mismos representes de la ley. Por lo anterior, no es descabellado que más temprano que tarde, las policías comunitarias lleguen a convertirse en policías urbanas que no dudamos que la sociedad cansada de tantos desmanes las acepte y las apoye financiando su estadía. El problema será cuando también se caiga en la tentación del poder y las cosas nada más cambien de dueño, porque lamentablemente ese es el riesgo. Por eso y por mucho más, es tiempo de que la ciudadanía pensante y actuante, observe, analice, reflexione y en su momento decida a quién apoyar en las próximas elecciones, muchos piensan que ya tienen asegurado su próximo cargo público, sin embargo no deben asumirlo como tal, porque dice un adagio popular, del plato a la boca se cae la sopa y entonces, se darán de topes, pero será demasiado tarde, porque la gente sabrá cobrarse la factura, de eso no tenemos la menor duda. Pasándonos a otras cosas pero más a nivel local, en voz del tablajero Teodorico Abarca Verónica nos cie lo siguiente; “nos asombran las declaraciones del regidor de comercio del Ayuntamiento de Iguala, Enrique Marroquín Pineda cuando habla del comercio ambulante y toda la cosa, incluso diciendo que se debe hacer bien planificado y quien sabe cuentas cosas más, pero en todo lo declarado, no vimos un sola propuesta como regidor del ramo, para darle solución a todo ese embrollo, porque lo que mencionó del canal atrás de la Bodega Aurrera ha sido propuesto por el acalde y los locatarios del mercado, es más hasta donde nos acordamos él nunca ha estado en reuniones en Cabildo entre comerciantes y regidores, cuando él es el principal regidor que debería de estar por ser esa su comisión. Ah pero se nos olvidada estaba más interesado en su comisión partidista como delegado especial en Tepecoacuilco, que en atender sus obligaciones como regidor de comercio de Iguala, vaya representante de comercio en Cabildo”. ¿Con eso o más mi estimado regidor? ¡Hasta la próxima y salud!