Opinión

SIN   MIRAMIENTO

Gerardo  Lagunas   Pineda

Pues ya están viéndose los preparativos para otra edición de la Feria a la Bandera, y aunque muchos me cataloguen como ‘’contreras’’, la Feria o nuestra Feria, como igualteco que soy, no puedo más que decir que es una fiesta regional; es decir, estamos lejos de considerarla nacional como la de San Marcos. Es más, hay ferias mucho mejor organizadas como la del caballo en Texcoco, la de Tabasco, la de Puebla, la misma aquí cerca en Cuernavaca. Repito, no es por demeritar la de Iguala, pero mientras sea administrada por el gobierno municipal en turno, siempre presentará novedades por quienes gobiernan el municipio y nada más. No se olvidan todavía cuando existían patronatos y éstos ponían lo mejor de sí para presentar una feria de lo mejor. Insisto, no con esto quiero decir que las que organizan los gobiernos municipales no lo hagan bien, sino que teniendo un comité permanente sin que se inmiscuya al municipio, se pueden hacer mejor las cosas. Y todavía más, por qué el gobierno federal no considera el 24 de Febrero como día nacional? Por qué el Presidente de la República cuando se digna a venir y son contadas sus visitas, lo hace  de entrada por salida? Simple! La Bandera que los igualtecos conmemoramos es una de tantas que existieron en el México Independiente, La Trigarante que valió con ello la Independencia de México ante España y nada más. Claro que tiene un significado enorme para la vida política del país, sólo que a nivel federal lo que vale es la diseñada por Antonio Gómez y modificada por Francisco Eppens Helguera. Se dice que la Bandera de nuestro país ha sido cambiada o modificada hasta en trece ocasiones, lo cual quiere decir que la Trigarante pasó a mejor vida y la ganona es la de tres franjas verticales con el escudo en el centro y con un águila devorando a una serpiente. Lo demás forma parte de la historia y nada más. Si fuera de otra forma, los tres Poderes de la Unión, el 24 de Febrero estarían en esta risueña ciudad, y no sería el Campo Militar Marte donde se le rindiera homenaje y  el día se consideraría nacional como lo es el 5 de Mayo, el 16 de Septiembre, el 20 de Noviembre y no es así. Por lo tanto, la realidad es esa, conmemoramos una Bandera que selló la Independencia de  nuestro país, pero que no le han dado la importancia que debiera. Haciendo un poco de historia les digo que se usaron precisamente en ese periodo tantas  banderas y estandartes, que la Trigarante fue una más del México Independiente, enarbolando muchas de ellas por personajes históricos como el padre de la patria, Miguel Hidalgo, José Ma. Morelos y Pavón y que fue Agustín de Iturbide que enarbolaba la Trigarante entrando a la ciudad de México en 1821 y que a los dos años dejara de utilizarse tras la abolición del imperio español. Así es que cierto que festejamos a una de tantas banderas y estandartes que tuvo el México Independiente y que fueron muchas las que surgieron, por lo tanto no deseo que me etiqueten de malinchista, sino deseo hacer ver que por eso las autoridades federales no le han dado tal importancia a la Bandera Trigarante, pero a nosotros se nos ha endilgado o hacer creer que en Iguala nació la Bandera de México y no es así, sino que la Trigarante sirvió para que hubiera algo con que demostrar que nuestro país por fin se quitaba el yugo del imperio español que nos trajo enfermedades, diferentes costumbres, ah!, y una religión ajena a la que profesaban nuestros ancestros que es la católica y que a base de tormentos crueles por medio de la llamada santa inquisición desaparecían por completo a sus deidades limpios como los dioses de la lluvia, tierra, agua, sol y más, para dar paso a una religión en donde por la Fe, se nos tiene sometidos ‘’por la gracia de Dios’’… Este modesto trabajo lo dedico con mucho cariño a tres grandes amigos que me distinguen con la lectura de este calumniador. Al Profr. José Luis Castrejón Mota, al Lic. Jesús Aranda Mendoza, y al Ing. Francisco Ortíz Lepe. Espero sea de su agrado y todo porque les gusta la historia como a su servidor…Ojo, hay un estacionamiento que se encuentra entre las calles de Obregón y Galeana, antes de llegar a la calle Villaverde, que su acceso tiene unos topes que parecen bardas, lo cual varios automóviles han sufrido desperfectos en las suspensiones. El colmo es que su propietario de manera cínica dice que puso dichas bardas porque quienes tienen la desgracia de utilizar el estacionamiento, es porque entran a velocidad inmoderada, cuando dicho acceso es de piedras y no de pavimento. Así es que ya lo saben, por si las dudas van a estacionar sus vehículos allí…Hasta la próxima!