Opinión

EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ

¡El secreto está en no excederme!

Felicitaciones a mi amigo Eugenio Azcárraga López, por merecido reconocimiento.

Por: Ramón Durón Ruiz

Con clara sapiencia, William Gibson afirma: “Antes de auto diagnosticarte con depresión, baja autoestima… asegúrate primero de no estar rodeado de pendejos”.

Y es que un pendejo, se olvida de centrarse en lo más profundo de sí mismo, trae desánimo, mala vibra, porque está desconectado con la fuente de la vida, ignora el trinomio vivir para aprender, aprender para crecer, crecer para evolucionar.

Un pendejo –esos que con singular maestría estudió Don Hermenegildo “El Maistro” Torres– ignora que en el camino de la vida “no tiene nada que perder… y mucho, demasiado que ganar”. Cada mañana, en vez de conectar como un ganador, sale “tirando la toalla”, es decir como un perdedor, desconoce la sabiduría de vivir con el origen de la vida: La FE.

Un pendejo, ignora que ha sido creado de manera maravillosa, en el que la vida es un breve espacio, omite disfrutar cada instante del día, compartiendo el gozo de aprender a bien vivir.

Si el siglo XX fue el siglo del Detonar de las Comunicaciones; el siglo XXI, es el del Desarrollo Humano, en el que es importante entender los distintos procesos para accesar a tu Maestro Interior, para trabajar en reconciliarte con tu realidad, en auto relacionarte con el universo a través de la altísima frecuencia del amor, experimentando la inacabable satisfacción de trabajar en el patrimonio que habrás de legar a las nuevas generaciones.

Un pendejo, vive en el eterno desánimo, por la inconstancia de su ser, no controla sus pensamientos, sus pensamientos negativos lo controlan, su fuerza de voluntad es voluble y mínima, inicia el año con una interminable lista, promesas… que incumple con facilidad.

Un pendejo, desiste de sus proyectos rápidamente, le falta disciplina, desconfía de todo el mundo, debido a que vive con una auto estima baja, difícilmente está dispuesto a dar el EXTRA para desplegar todo su potencialidad y llegar al éxito.

Quien vive en el desánimo, ignora que está hecho a imagen y semejanza de DIOS, por lo que su camino es la grandeza, ser feliz, caminar de la mano del PADRE. Diez son las reglas básicas que el viejo Filósofo ha aprendido de los abuelos para alejarse del desánimo:

1.- Cada mañana da las GRACIAS por el milagro de la vida y por la noche, por el racimo inacabable de bendiciones que la existencia te ha obsequiado.

2.- Ten FE, que significa Fuerza Espiritual para encontrar tú sino, tu buena ventura, para estar conectados con la Divinidad que vive en tu interior.

3.- Recuerda que has sido creado de forma maravillosa, eres la manifestación más perfecta del AMOR, deléitate con el milagro de la vida.

4.- Deja de criticar, murmurar, envidiar, chismear, descalificar; es una manera estúpida de romper tu armonía con el Universo.

5.- Ten pensamientos, emociones y ACTITUDES POSITIVAS basadas en la fuerza del amor.

6.- Recuerda que en el Padre Nuestro decimos, “DANOS HOY” HOY proponte ser inmensamente FELIZ. “La felicidad sólo llega a aquel que está dispuesto a recibirla”.

7.- Cruzas por esta vida solamente una vez, no tengas tiempo para el odio, el rencor o el desánimo. Intenta volar, arriésgate, trabaja con amor y alegría, sal a la fiesta de la vida como lo que eres: UN  GANADOR.

8.- La SABIDURÍA de vivir con alegría, esperanza, amor y paz interior, te conecta con la fuente de la vida.

9.- Toma tus problemas sabiendo que no son tuyos y arrójalos al aire. Después abre tu alma para que entren los cientos de milagros que DIOS tiene para ti.

10.- SONRÍE… es la manera más sencilla de bendecir la rica tersura de la vida.

El viejo Filósofo sonríe a la vida y con la vida y afirma:

“Todos los días tengo por lo menos 5 minutos de pendejez… ¡el secreto está en no excederme!”

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