Epistolar

EPISTOLAR

 

QUERIDO JULIO CESAR:

 

Quiero, primero, felicitarte por el valor que tienes para publicar lo que nadie se atreve. Y, segundo, decirle que ese valor le puede ocasionar problemas muy fuertes y no vale la pena, porque tienes una familia linda. El hecho periodístico fue provocado por los actores de dicha noticia. Digo, es como echarle la culpa al cartero por traer malas noticias. Tu solamente cumpliste con tu labor. Si los demás lo ignoran, que con su miedo se lo coman. Por eso EL DIARIO DE LA TARDE, sin lugar a dudas, es el mejor periódico de nuestra entidad. Sin embargo, ¿cuántos periodistas han muerto por ese valor? No me asusto ni me estoy pegando con una piedra en la boca, pero el panteón está lleno de personas que tienen el valor cívico de informar lo que es noticia como tú lo haces. Alguien, por cierto, decía en su programa de radio de complacencias políticas que: “nosotros no damos noticias sensacionalistas ni amarillas; que hay muertos por allá y que hubo balazos…”. Eso es una lástima que todavía defiendan lo muy visto. Ellos en su momento se van a desmarcar y entonces denostarán a aquel que les da de comer. Es una lástima ese tipo de periodismo rancio y retrograda.

Alguna vez alguien me decía: “cuídate”. Pero, ¿cómo me cuido? Yo pienso que sólo hay dos maneras: rezando y teniendo suerte. Lo primero es muy fácil y quizá reconfortante o esotéricamente viable. Lo otro sólo Dios dirá… Por mientras rezaré por ti y tu familia, porque sabes del gran cariño y aprecio que le tengo a tu señora madre y a tus hijos. Y qué decir de tus hermanos.

 

Tu amigo de toda la vida y de muchos años.

 

MOISES OCAMPO ROMAN.