Opinión

“ESTA ORGÍA ACABARÁ”

Por: Carmelo Corripio Pineda “El Búho”

(2ª. Parte)

 

En la parte anterior quedamos en que el sueño de Liz se refería a que una anciana la había tomado de la mano para ver el fenómeno del huracán, y se percataron que sus vientos encontrados adquirían una velocidad como proyectiles. Eran vientos en los que circulaban distintas temperaturas, como si se enfrentaran en una feroz pelea, produciendo una depresión atmosférica que bajaba a tomar los vapores del azul profundo del océano. Su mezcla terminaba en una estructura eléctrica que le daba forma, iniciándose con ondas concéntricas sin un eje definido, y su giro concéntrico no tenía fin, porque giraba a tal velocidad que su fuerza formaba el torbellino rojo que guardaba en sus entrañas, por la velocidad indescifrable, y al mismo tiempo injertaba un ojo formado por partículas enloquecidas para poderse guiar y a dónde dirigirse___ es la comprensión que tuvo la niña de ese horror, estuvieron largo rato contemplando los movimientos del fenómeno___ este las miraba con su ojo, como si fuera un enemigo consiente, con un plan destructivo, con un proceder engañoso por sus movimientos lentos, para luego desplazarse a gran velocidad, en un ir y venir, como si se tratara de la exhibición de un nuevo monstruo en la constelación del universo, ellas lo seguían con la mirada, de repente apareció en la mente de ambas que la velocidad de sus vientos era de 500 k/h, cuando azote, en su recorrido dejara cenizas de cultivos y vegetación; incendiara edificaciones, extinguirá a todo ser vivo por donde pase, finalmente sus lluvias desaparecerán las tierras inundadas y durante muchos años las aguas no se consumirán; al despertar, al otro día, muy temprano Liz encontró en una hoja el mensaje de la anciana, le decía: “¿Qué viste? ¿A quién más viste cuando mirabas el huracán? ¿Qué piensas hacer ahora que me dejaste? ¿Crees lo que viste y lo que debes de hacer? ¿Quién te dijo que lo vieras? ¿Crees que soy una vieja arisca, con la mirada perdida, que no estoy completamente lucida, que babeo cuando como y no respondo cuando debería, que pierdo mis zapatos y huaraches, que te hice una noche pesada alado del huracán? No soy como me viste, soy una joven de 16 años un poco mayor que tú. ¡Hazlo!”. Terminaba el testimonio escrito e inquietante de la anciana.

Cuando se hizo público el sueño y se exhibió la carta de la anciana, la población se refugió en sus creencias religiosas, mucha gente rezo, otras hicieron peregrinaciones y los gobiernos de los tres niveles se ocuparon de la defensa de la ciudad, la fortificaron para enfrentar el embate, la presencia del huracán fue exacta como lo reveló el sueño, su fuerza e intensidad igual como la diagnostico “El Centro Nacional de Huracanes de la Unión Americana”: “Es el ciclón tropical más poderoso y mortal que se haya visto en la era moderna, su velocidad de 500 k/h prevé una destrucción total por donde pase, supera la categoría cinco de huracanes, se describe como un cataclismo y un mensaje de Dios como castigo a los excesos y libertinajes en que hemos incurrido el género humano, es hora de cambiar empecemos con la oración”___ fue la declaración científica del centro meteorológico más prestigiado del planeta___, después de los efectos secundarios del huracán sobre Olimpia se hizo una resonancia mundial sobre Elizabeth y su familia y como siempre iniciaron las imputaciones falsas, la invención de historias, la perversidad de algunas lenguas la acuso de bruja, las lenguas malignas dijeron que estaba loca; en la entrevista escrita y televisada todos quedaron asombrados cuando la niña de 9 años sin desarrollo ni cerebral, ni mental completos, explicara con un lenguaje especializado, erudito, casi científico hechos que había soñado y dijo que en realidad había vivido, y dio como ejemplo la carta de la anciana que ya obra en los archivos de la nación como una donación de Elizabeth Duarte.

-¿Cómo empieza su sueño? Le pregunto el entrevistador de la televisión

 Voy a la escuela, regreso a casa, me alimento, descanso un poco, hago la tarea con Luigi y el resto de la tarde le ayudo a mi mamá y a mi abuelito en las tareas de la casa, la que exige mucho trabajo, de ahí me acuesto y me duermo, la mayor parte de las noches no sueño, cuando sueño lo hago en ocasiones en forma breve, en otras los sueños son muy largos.

El entrevistador le pregunta “¿Cuándo sus sueños son largos se levanta cansada?” Al contrario, el día se ve bello y dentro de mí siento alegría, a veces me invade tan profundamente que lloro por que con frecuencia en mis sueños me acompaña el señor de la luz.