Opinión

PATADAS BAJO LA MESA

Moisés Ocampo Román

 

Es increíble que a un edil no la dejaran entrar al palacio municipal. Y menos una trabajadora de tercera categoría como lo es la marimacha de Fabiola Segura, quien le cerró el acceso a la regidora Marina Hernández de la Garza, quien con derecho le reclamó al Presidente municipal, y el valemadrista le echó la bolita al encargado de Tránsito municipal.

Como dijo Jack “el destripador”, vamos por partes. Primero: ¿en qué reglamento de trabajo dice que se tienen que hacer honores a la Bandera nacional obligatoriamente? Segundo: ¿quién fregados es esa marimacha, para denegar el acceso a un lugar público y del pueblo? Además, el palacio municipal no se puede cerrar por este tipo de eventos: “solo en casos de contingencia natural o por seguridad pública”. Es increíble que sea un enano de mentalidad, porque no están jugando a la escuelita de Jorge Ortiz de Pinedo, donde la maestra Canuta Segura les pegue con una vara a los regidores por llegar tarde, porque ellos no tienen horario, SON JEFES, y por lo tanto tienen muchas responsabilidades que quizá la mondrega homosexual de Fabiola Segura Olivares lo ignora o se hace pendeja. Lo cierto es que le coartaron su libertad de tránsito, no sólo a la regidora de extracción priista, sino a los contribuyentes que también “llegaron tarde” cuando solo querían pagar sus impuestos y multas, y que son ajenos a cualquier acto cívico.

Sabemos que JLAV es como George V. Bush, no en lo ignorante, bueno también, sino por la frase que utilizó cuando los avionazos del 2001: “quien no esté conmigo, está en contra de mi”. Así se las gasta el napoleónico señor Abarca.