Opinión

“NARCOTICOS MARAVILLOSOS”

Carmelo Corripio Pineda “El Búho”

 

            La droga nace con el hombre o al revés, su origen es la tierra, el sol, la lluvia y el oxigeno, pero en su milagrosa fotosíntesis nace la planta, y que quizá en el subsuelo nos conocimos, nos comunicamos e identificamos, producto de la participación de los mismos elementos que empleo la creación y en la evolución hicimos presencia en esta vida, en esta realidad, con diferentes objetivos; La droga aparece con poderosos componentes dañinos, porque crea habito y resulta difícil prescindir de ella; La droga se manifiesta con energías diversificadas por las sustancias minerales para atacar enfermedades mediante la elaboración de medicinas; Su vida vegetal está compuesta de muchas sustancias que al licuarse sirven en la industria para dar color, bouquet o fijación; Pero una de las influencias más atrayentes y desconcertantes de la droga, es la transformación de la realidad, la inhalas , masticas o inyectas, y momentáneamente hay un corto circuito en lo alto del cerebro, al shock sigue una claridad diáfana, esta plenitud crea lo más bello: __ En una sola jornada nocturna nace “piel de zapa”, obra maestra de Honorato de Balzac, que al tiempo de rasgar el papel con la pluma de ganso, con frenecí masticaba la “coca” y se atragantaba con el café espeso cultivado en los Alpes, Galos; Este estimulo es incomparable, no lo encuentras en el amor, en la riqueza o en el poder, William Shakespeare fumaba marihuana mezclada con nuez mascada con esos alicientes escribió “Otelo”, “Romeo y Julieta”, etc; Sherloc Holmes   consumía “Rape” y los Beatles escribieron canciones como: “Yesterday”, “Let et Be”, “Love me do”, bajo el influjo del LSD, hay grandes teóricos de la droga que defienden sus virtudes, hay religiones que las prescriben y tradiciones con las que vivimos que demuestran su amenaza letal como único destino. Pero se han escrito miles de odas a favor de las drogas de esos estados alterados y cientos de genios que las consumieron como una adicción imperturbable perdieron la vida, HeminGavay , Faulkner, Allan Poe, Bukowksi, Joplin, Wine House,  que probablemente sin la droga Artaud no hubiera creado el teatro de la crueldad, ni Freud hubiera inspirado el psicoanálisis. Pero la droga es también, es además el infierno, la tumba de millones de personas muertas, millones de personas vivas, alrededor del mundo. Victimas del tráfico, la producción y el consumo.

            Y sin embargo la prohibición no ha logrado blindar ese infierno, no ha sacado a nadie ni a una sola persona de él. El demonio es una amenaza y su combate un negocio, por eso es una hipocresía.

            En esta América  que compite con las rutas y descuartiza gente a su paso, frente a todos nosotros, ante todos nosotros, __ atónitos__ y la obsesión por el consumo ilegal es una locura que solo genera locura mas bruta, más pura, mas insalvable. El tráfico de estupefacientes mata a más personas alrededor del planeta en un año que muchas enfermedades que no tienen cura como la Diabetes y por cuyas alternativas se está trabajando. Su penalización esclaviza a niños en la recolección agrícola y hay mujeres que son obligadas a empacar convirtiéndose ellas mismas en adictas, en esos ya declarados campos de concentración. Mujeres que cuentan dinero desnudas, sin bolsillos, solo un cuerpo que no pueda robar nada, desprotegidas frente a los hombres y frente a las mujeres, porque son vigiladas, las acechan con pistolas, la atención, el peligro, los perros, la penalización fomentan los antros ilegales, la prostitución, el juego y la pederastia. Y el discurso que recrimina la legalización, junto a una copa de coñac, de tequila o frente a un vaso de vino, en una discusión de intelectuales, vertiendo conceptos llenos de falsedad. Hablamos de una cuestión moral no de una sustancia.

            El hombre y las drogas siempre han convivido y lo seguirán haciendo, por aquella búsqueda incesante, por encontrar la puerta o el resquicio para la evasión de esta realidad tan poco atractiva, y hacerlo mediante ese viaje sensorial y que en el trayecto experimentas lo voluptuoso, la inspiración y que flota sin gravedad en el infinito contenido del placer, siempre nos acompañara la droga por su curación en el cuerpo o por su analgesia del alma torturada, por más que las leyes quieran prohibirla. Ante la realidad caben dos posibilidades:

_Aceptar que las drogas están y que se van a quedar, para, a continuación, controlar sus peores efectos y reducir al máximo sus daños;

_O creer que se pueden erradicar las drogas y, mientras tal objetivo se consigue “nunca se conseguirá” , dejarlas descontroladas en manos de narcos y canallas, causando unos daños mayores de los que se derivan del mero consumo.  La realidad nos ha demostrado que la quimera de prohibirlas, de alcanzar un mundo sin droga a través de la prohibición de su consumo, plantearía: __ solo eso __ un deseo inalcanzable y que ha provocado un abanico de estragos que nos asolan, se le ha regalado al crimen organizado el negocio más rentable que existe.