Iguala

Corrupción y despotismo, en

la Delegación de Transportes

 

Guillermo Mejía Pita

 

(1ª. de 3 Partes)

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Joel De la Cruz Habana, Delegado de Transportes en la región Norte con sede en Iguala.

 

Pésimo trato a los concesionarios y corrupción “al rojo vivo”, son algunas de las características que han distinguido en los últimos dos años a la Delegación de Transportes región norte, con sede en Iguala, según denuncian concesionarios del servicio público.

Algunos permisionarios de los municipios de Copalillo, Atenango del Río, Huitzuco, Tepecoacuilco, Cocula e Iguala, quienes pidieron no revelar sus nombres para evitar represalias -pero están en poder del reportero-, señalaron que el delegado Joel de la Cruz Habana junto con sus empleados “de confianza” los atienden “de mala gana” porque no les dan “su mordida” por los trámites que solicitan.

Este abuso de parte de los empleados de Transportes se presenta cotidianamente, cuando los concesionarios se ven obligados a “pagar tiempo extra”, por haber llegado después de la una de la tarde a realizar algún trámite, pese a que el cierre de oficina es a las 3 de la tarde.

Los denunciantes argumentan que por radicar fuera de la ciudad de Iguala, algunos de ellos en comunidades alejadas de municipios de esta zona, se retrasan y no es posible que lleguen antes de la una de la tarde para realizar trámites administrativos, como lo ha estipulado el delegado Joel De la Cruz, “solo es pretexto para recibir su mordida”.

Quienes llegan después de la una de la tarde -dos horas antes del cierre de oficina- se ven obligados a caer en actos de corrupción, “tenemos que darle una mochada al Delegado para que autorice el trámite administrativo y así nos evitamos regresar nuevamente desde nuestras comunidades alejadas de esta ciudad”.

Los transportistas afectados hicieron un llamado al Gobernador Ángel Aguirre, para que ordene una investigación al Delegado de Transportes y lo despida por los abusos y corrupción que comete todos los días en el desempeño de la función pública.

Aunado a la corrupción y el despotismo que se vive en la Delegación de Transportes de Iguala, se agrega el burocratismo en la entrega de credenciales a transportistas, la injerencia y el condicionamiento de doctrinas religiosas para recibir una buena atención, la autorización “bajo el agua” para que las unidades circulen sin el seguro del viajero, la autorización de “permisos clonados” en rutas “pirata”, entre muchas otras muchas irregularidades más.