Opinión

Zóon Critikon… del cine

José Joaquín Román

 

Más de 10 millones de espectadores la han visto – casi el 10% de la población total de México-- y está en su tercera semana de “éxito”. Se trata de “No se aceptan devoluciones”, del comediante estrella de Televisa, Eugenio Derbez.

Como la ciencia, el cine no se inventa cada día y coincido totalmente con mi amigo May Ortiz: Derbez se acordó que había visto la ganadora en 1979 de 5 premios Oscar, incluida mejor película, Kramer vs Kramer, y se fusiló el argumento principal: la disputa de un hijo por los padres. Al menos el Lonje Moco mostró cultura cinematográfica.

El propio Derbez aceptó en una entrevista en el noticiero nocturno de Canal 11 del Poli, que tuvo que hacer la película porque simple y sencillamente no le daban trabajo en ninguna cinta porque trae marcado el fierro de Televisa en el lomo y su encasillamiento en personajes como Federico Peluche y el Lonje Moco espantaba a los productores de cine mexicano: así que él y Televisa se hicieron su película.

Y sobre este punto resalta a través de toda la película que los personajes televisivos de Derbez lo han devorado; involuntaria o voluntariamente, lo que sería más grave, se repite y habla exactamente igual a que Armando Hoyos (“ay , ya cállese”). La película se soporta en una larga serie de diálogos basados en chistes predecibles y repetidos muchas veces en los programas televisivos de Derbez.

El argumento es la lucha de un padre involuntario (Derbez) con una madre gringa arrepentida que después de dejarle a su bebé producto de un amor de verano en Acapulco, pelea su custodia ante una corte gringa, custodia que finalmente gana el papá buena onda, sólo para que la pequeña, ya de siete años,  muera en sus manos durante un hermosa puesta de sol en Acapulco.

Resalta e irrita los diálogos con fuerte carga racista y discriminatoria hacia nosotros los mexicanos en la película, como cuando Derbez decide abandonar su cómoda vida de gigoló en Acapulco e irse de mojado a Estados Unidos en busca de la mamá de la niña –ambas güeritas, por cierto- y suelta: “es mejor que vivas allá porque aquí todos son morenos y flojos”.

Recomendación: si aún no se cansa de la actuación de Derbez en Televisa, puede ir a ver “No se aceptan…”, valen la pena el mensaje final: lo que importa es la calidad del tiempo que se vive y no la cantidad, y las hermosas panorámicas de Acapulco, que hoy por hoy necesita de este tipo de promoción, aunque sea involuntaria. Buena para pasar el rato.

Ojalá el mismo apoyo que ha tenido “No se aceptan…” en las salas de exhibición para mantenerla tanto tiempo en cartelera, se lo den a otras películas mexicanas, como “Eli”, ganadora del prestigiado Festival de Cannes y que trata de una cruda realidad que vive el país: la narcoviolencia.