Opinión

“IMPACIENCIA DEL CORAZON”

Carmelo Corripio Pineda “El Búho”

 

Un día fui enviado a Guadalajara por la empresa Mota Velasco S.A. a promover Juicio en contra de un deudor. En la noche asistí a una gala en que se repartieron premios a creadores de arte. Cuando arrancó el baile, conocí a Karen Sunsen, bailaba en el amplio salón, su pareja completaba la escena; fue una noche memorable, por el impacto que me causo esa mujer, tenía una apariencia dulce, era una dama alta, pero fina, delgada pero con vigor, enfundada en su vestido blanco de seda hasta los pies, ofrecía una doble visión, la de un ser frágil y volátil, al danzar se deslizaba como sobre nubes, sin sostén bajo sus pies, pero tras esa apariencia inesperada de hada, se escondía un temperamento dominante, el amigo que me acompañaba me dijo que era imperativa, lo manifestaba en la dirección que ejercía al frente de su empresa, su guía dio productividad y riqueza, su criterio para conducir era irrenunciable; pero deliberaba y cuando  desencadenaba sus ideas, era emotiva y se veía hermosísima, _me decía mi amigo_ cuando estaba molesta, le brillaban sus ojos de azor, y desprendía chispas cuando su instinto de loba rastreadora olfateaba la huella que la llevara al conocimiento para apoyar sus convicciones.

Karen Sunsen hija de padre extranjero y madre mexicana, nació en los llanos de Guadalajara. Su educación no influyo ni en su temperamento ni en sus ideas. Eran de esos seres que tienen significación por sí mismos, era por así decirlo puramente natural, se manifestaba constantemente renovada y su comportamiento se adaptaba el paso del tiempo. Se ajustaba de inmediato a las circunstancias y su naturaleza estaba dotada de variados recursos. Sabia reír espontáneamente, con un sentido gutural tan atractivo que un día estando yo presente en un acto político al que concurrió ella, un hombre atraído por su sonrisa le dijo: “ si vuelve usted a sonreír como lo acaba de hacer, la premio con diez mil pesos”, la escena sorprendió a todos menos a la señorita Karen: quien volvió a sonreír _con ese sonido gutural, que nos encantaba a todos _ y le contesto, no necesita pagarme, la sonrisa es espontánea y la pueden disfrutar quienes me oyen.

Aunque el temperamento y el carácter son únicos y opera de la misma forma en todas partes, hay personas que con las familias y el entorno del hogar son unos y distintos con la sociedad, en los centros de trabajo, o en relaciones del exterior, tiene sus variantes. En el caso de Karen Sunsen observaba la misma conducta, era autentica y fina, hacia adentro con los de confianza se daba a entender como todos, por medio del lenguaje, pero siempre apoyo sus juicios con las manos, indicaba con los dedos o negaba con la cabeza, era muy explícita gesticulando sus facciones, y los tonos y calores de su piel enrojecían o palidecían según el caso.

Tenía a la fecha en que la conocí 35 años y la sociedad que la conocía mejor que yo, estaba sorprendida de no verla formando una familia. No obstante la demanda constante de hombres que aspiraban a ella, su presencia era agradable y obligaba a admirarle el peso, la altura y el color, se ajustaban a la descripción  que hacían los poetas en sus tratados  o pintores en sus lienzos, sus ojos grandes y verdes los custodiaban, cejas negras dibujadas, la nariz, el mentón, los ángulos de los pómulos y la barba partida, era un conjunto simétricamente acomodado en una cara proporcionada, produciendo un impacto inmediato. Los hombres la miraban ansiosos y con codicia, las mujeres la criticaban perversamente.

No obstante su clase, su rango de mujer excepcional, la naturaleza por modelar una criatura con muchas cualidades y aptitudes, a pesar de su belleza física y de cualidades como la rectitud, la bondad. la fuerza, a pesar de su humor desbordante, de su inteligencia y productividad en sus tareas de directora de los servicios en las relaciones publicas, no se había casado a pesar de su feminidad de mujer, pues se notaba el fenómeno envolvente de su sensualidad que por sus poros desprendía la ebullición  cálida de su sexo: no obstante eso, no habían encontrado al hombre que esperaba.   

Se contaba casi como leyenda que había sufrido una decepción. Que en la frescura de sus 20 años había tenido una relación con un hombre que la  había dejado por razones extrañas, y que ella estuvo o esta perdidamente enamorada, se cuenta que recién rota la relación, ella lloraba en todo lugar y en cualquier hora en todas partes se escucharon sus lamentos de un corazón adolorido y para no enloquecer se entregó al trabajo, actualmente continua trabajando en forma absorbente pero había recobrado la sonrisa gutural y su belleza de hada.