OPINIÓN

“TIEMPO PASADOS Y PRESENTES”

Por: Carmelo Corripio Pineda “El Búho”

 

Hay recuerdos que te hacen pensar y alargar el  pasado; tu memoria repite personas con sus nombres y escenas grabadas en tu corazón y en tu mente que nos resultaron gratas, que compartimos aquellos tiempos que se han ido: los Morales Moreno, los Camarena, los Escalera, los Castro, los Kuri, los Cruz Montes, los Salgados, los Cuevas, los Carreto, solo algunos de los tantos que no volveremos a encontrar, de especies diferentes pero iguales, por su presencia en esta vida, vivida con gran intensidad por ellos. Los que estamos aquí nos volveremos a encontrar, no con todos, pero nos traerán noticias y sus mensajes dirán que nos buscarán, los que se han ido los recuerdos y añoranzas, su ausencia dejó un vacío, porque fueron amables o generosos, grandes conversadores o humoristas, otros artistas y compositores; de todo. Con sus anécdotas intensas, forjadores de ilusiones, con proyectos que alcanzaron a medias o completos, otros estrangulados por la debilidad o la adicción, pero caminaron hasta el último paso en que los perdimos y recordamos entrañablemente, su corazón, su sonrisa y su mente como algo imborrable en este presente. Pero como, poco a poco se han ido alejando de ti, aquellos que significaron algo en nuestra vida; como las mujeres que obtuvimos a los 25 años de deleitables movimientos sinuosos como serpientes, cuya mordedura te transportaba a la otra muerte. Ahora si viven, son mujeres fatigadas y vacías, aquellos momentos en el tiempo están perdidos. Yo acababa de ver a Carmen, que tenía que ver esta mujer de 75 años con la muchacha de 18 que yo había besado de Acapulco.

            ¿Dónde están aquellos de mi niñez? ¿A dónde están con los que caminamos gran trecho de nuestra juventud? ¿Dónde están mis compañeros de la Universidad? ¿Los del banco de las Artes Gráficas, del despacho o las empresas que asesoraba? Lo que puedo asegurar es que todo ha cambiado, todos fuimos arrastrados por el tiempo; unos acumularon bienes, otros atesoraron cultura, otros se casaron, otros no. Algunos… muy pocos, seguimos en lo mismo, metidos en un mar de fantasías acariciando quimeras, sumergidos en lo mas profundo de los ensueños, buscando en lo mas insondable de la obscuridad, la respuesta de las oscilaciones del alma, como cambiamos del optimismo a la depresión y no obstante estar en la primero línea de fuego, en la línea de la muerte, le otorgamos gran valor a la vida. Por eso disfrutamos por las carreteras que transitamos cuando a los lejos se dibujan las líneas y colores de las montañas o creemos ver entre la bruma o las nubes la aparición divina, aquella figura que anima nuestra fe. Todo esto esta dentro  de nuestros sentidos, por eso es incesante la producción de emociones y pensamientos.

            Y como no vas a emocionarte cuando la realidad expresa dolor: caminas por la calle de cualquier Ciudad, todas polvorientas, llenas de basura, con un hombre tambaleante por el alcohol, otro anunciando garrafones de agua purificada, un ambiente de pobreza y degradación se cierne en nuestro alrededor como si la naturaleza edificara al ser humano, para  eso para sufrir y destruir como si camináramos imperturbables a nuestro fin y extinción.

            Pareciera la necesidad urgente de una nueva creación humana, quizá con la misma envoltura pero con otra sangre, con otros pensamientos nuevos y desconocidas emociones, dotado de un órgano de voluntad  que fuera todo aparato de tecnología genética destinado a dominar las circunstancias y cambiar al mundo, convertir esta dolorosa realidad en un mundo desconocido donde predomine la armonía, el orden, la igualdad, donde el trabajo fuera un entretenimiento disfrutable.

            No como una tarea amarga y pesada, cumplida solo para sobrevivir, como el cadalso al condenado.  El futuro del hombre es ese, el de un nuevo ser conocedor y profundo, conquistador de lo perfecto y lo universal, que tuviera capacidad para develar todas aquellas cortinas que ocultaron el virus, plagas, fenómenos naturales, un ser que conciba un nuevo sistema de organización colectiva, donde la sociedad se rija por formas de relación en que se respete la condición humana y no como en la actualidad en la que se explota. Un ser que descubra un nuevo sistema de oxigenación que alimente a la humanidad y no dudamos que nos acercamos a la realización de palabras proféticas que fuimos creados a semejanza de la divinidad.