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“TERCERA LLAMADA, TERCERA”

Carmelo Corripio Pineda “El Búho”

 

                Luga Sien era la atracción, “Romeo y Julieta”, la obra trágica de Shakespeare, el teatro abarrotado, de una edificación moderna, recién estrenado Julián se acomodaba: “Tercera llamada, Tercera”. Había leído de Luga una vida interesante, sobre todo en lo que abarca su espacio emocional. Las historias cuentan de Luga, que fue una niña muy bella, bailaba y cantaba en eventos escolares, tenía un andar muy ágil, como si percibiera el mundo con mayor intensidad y vitalidad que los demás con los que compartía su vida.

                Posterior su adicción por la representación artística la llevó al estrellato. La fama, el dinero y su vida tejió episodios increíbles, pero se decía que tenía una vocación por el amor. El primer idilio borrascoso con un chico que la abandonó, la retiró del escenario; no arreglaba su pelo, descuidó su aspecto y la alejó de comprar ropa interior que tanto le gustaba y que elogiaban sus encantos. Se hundió en la desesperación, nadie la podía consolar, y se encerró en si misma, sin hablar con ninguna persona, para perderse, sin ningún rastro en ese tiempo.

                En un párrafo profundo de su autobiografía aparecen momentos de suprema subordinación al dolor emocional que padecía cuando dice: “¡He venido marchando entre la niebla mas cerrada, borrada toda verada ante mi, y por mucho que mi paso vacila, mi mirada se vino haciendo tranquila como prueba de que llevo algo dentro de mi”, aparte el resentimiento que me ponía trampas y me olvidé de quienes me hicieron daño por haberlos amado.

                El telón se abrió, y todos vimos a Julieta, es decir la representación que hacía Saga. El peso, el color y la altura, en una armonía absoluta. Era muy blanca, se veía superior a todos los terrestres, manifestaba su lejanía interior y la prestancia de una riqueza emocional. Cuando empieza su actuación describieron el entorno: el arreglista, dijo que el camino que va de Londres a Beach, cruza las aguas cristalinas de la Bahía de Peake y los marimar de Houp, a la izquierda se extiende el gris del Océano, a la derecha los interminables campos de cultivo Es un paisaje hermoso pero misterioso a la vez. Y cuando Luga inicia: “Después de haber disfrutado de la primera noche con Romeo, mi único amante antes y después de mi nacimiento”, “Mi delito en el simple hecho de existir”, eclipsaba todo lo demás, y literalmente sentía que flotaba al caminar, siento las cosas con mas intensidad, las luces y colores parecen mas brillantes, es tan placentero sentir los rayos solares en mi brazo, cuando viajo, que me sorprende no haberlo apreciado antes. Solo pienso en Romeo, me tiembla el cuerpo entero cuando nos encontramos, y me devano los sesos para encontrar la manera de averiguar sus sentimientos antes de dar el primer paso a la intimidad. Sabia y se que tenia que hacer algo, pero estaba completamente paralizada por temor en que todo fuera producto de mi imaginación, a hacer el ridículo y acabar estropeándolo todo. Y continuo, cuantos de nosotros no pasamos por algo semejante, quienes, en la escuela, en el trabajo o en sus casas, viven angustiados o felices por alguna relación amorosa, que les ocupa todos sus pensamientos, interfiriendo en sus vidas, alterando sus estados de animo y sus personalidades, y se afecta la vida cotidiana, cuales serán lo estragos en la vida; Así como a Romeo, bajo una dimensión mágica y deslumbrante porque el ser amado adquiere ante mis ojos, todo lo perfecto, un acto de nobleza  lo veo, sus ojos azules los veo mas azules, sin defectos, solo cualidades. Y lo amo por haberme hecho sentir esa ilusión.