Columna

 

PATADAS BAJO LA MESA

Moisés Ocampo Román

 

¡ESTOY ENCABRONADO!

 

En efecto. Estoy encabronado porque la mugre y benevolencia con que nos manejamos en muchos ámbitos: la ética, las buenas costumbres y la honradez, son partes de un pasado.

Estoy encabronado porque la Selección Mexicana vale una pura y dos con sal; porque siguen (seguían) sosteniendo a ese insípido director técnico, cazcorvo y pendejo. Pero también a los directivos de la Federación Mexicana de Futbol. Ver a ese Decio de María como si fuera el rey de un país rico y sólo es un pendejo criado de los dueños del balón, y por el mismo tenor el pendejete de Justino Compean que deberían de matarlo como al otro. Asimismo a los jugadores que han perdido el deseo de ser mexicanos. Les faltan huevos. Y además, desde cuando tenían que irse “Los Chemos” como José de Jesús Corona, el jotito de Carlos Salcido, el “Loquito “ de Reyna, “Las Niñas” de Guardado, “La Chicharita” y la Giovanna. ¡Y ningún extranjero! También “el marranito” de Torrado. Digo, ¿que no hay otro medio de contención en México? Nada más imagínese usted que no han podido consolidar a un lateral por derecha y tenemos que aguantarnos con Severo Meza e Hiram Mier, dos que no tienen la mínima técnica de futbol, parecen llaneros. Y no se diga de los “roperotes” de Héctor Moreno y Maza. Y los demás ni mencionarlos. Pero eso sí, al mejor portero de México, Guillermo Ochoa, se lo acaban por pedir la titularidad de la portería mexicana, pero a los putitos que siempre están de juerga sólo una sanción estúpida y siguen así. Por eso Carlos Vela no viene a la selección, siendo en este momento el mejor delantero de México de seguro estaría en la banca y mejor los mando él a la chingada.

Este México sin valores y retrógradas, en donde al Presidente de México siendo candidato lo espió el gobierno de Obama y todavía Enrique Peña Nieto le da disculpas al negrito Tomás, mientras la Presidenta de Chile, que también fue espiada, lo encaró y le exigió al “negrito” Obama una reunión y una disculpa, mientras el otro se “apendeja”, fiel reflejo de un país de “agachones”.

Estoy encabronado (y así escribo cuando lo estoy) que los pinches regidores anden de criados del presidente mientras Iguala se hunde en la corrupción y desdén social. Y estoy hasta la madre que los agentes de Tránsito sólo aparecen para extorsionar y asaltar a los automovilistas y que la vialidad vale madre, y que los semáforos estén descompuestos y que nadie se preocupe y nadie diga nada. Ahí deberían de estar esos pinches mordelones hijos de su chimuela madre, y que el émulo de monja se ponga a trabajar y no estar esperando si se queda de director o no. Esos regidores que el pueblo les va a cobrar su desprecio social y su poca manera de conducir el Ayuntamiento. Ellos sin respeto que chinguen a la más vieja de su familia.

Sí estoy encabronado, porque mientras todo sucede en Iguala, en la ciudad de México unos miles de maestros delincuentes tienen tomado el centro de la ciudad y sus aulas vacías. Y todavía les pagan. ¡Que se larguen! ¡Que los corran de su trabajo! La reforma educativa ya se los abrochó, pero vienen las otras: el aumento del ISR y del I.V.A .y la aplicación del impuesto al valor agregado de los alimentos. Y no olvidar el aumento deslizable de la gasolina, el empleo bajo y el crecimiento se perdió.

Pero estoy más encabronado de que sólo yo esté encabronado, y que los demás viven a la buena de Dios sin decir nada, y quizá con razón porque los que pelean y gritan los matan.