OPINIÓN

ABREVANDO

José Antonio Lavín Reyna

 

Antidemocracia económica

 

Ser padre  es el mayor acto de coraje que alguien puede tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente el de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo de perder algo tan amado”.

José Saramago

A pesar de tantos pesares democráticos, del clientelismo, de la partidocracia, de los pantanos legalistas y de las chapuzas, México tiene una leve inclinación hacia la igualdad política.

Con la alternancia, quedó demostrada que la ciudadanía influye en los espacios del poder público.

En teoría, vale lo mismo el voto de un desarraigado, que el de un potentado.

Lo que no es una realidad es la falta de igualdad económica, la antidemocracia económica;  la desigualdad social, la inequidad distributiva, la injusta distribución de la riqueza o como se le quiera llamar.

México es un país democráticamente pobre.

Casi igualitariamente pobre. A 200 años de Los Sentimientos de la Nación de Morelos, no se modera la opulencia de la indigencia, ni se aumenta el jornal al pobre”.

La semana pasada, el Inegi, dio a conocer que la cúspide de la pirámide social mexicana está integrada por un millón 340 mil personas de clase alta, el 1.7% del total de los habitantes del país.

La base de la pirámide cuadrangular, está constituida por 66. 4 millones de individuos de clase baja, que representan el 59.1% de la población nacional. El Inegi también dio a conocer que, entre el 2000 al 2010, se registraron 44 millones de clasemedieros.

La desigualdad de los ingresos en México es brutal: 7 de cada 10 mexicanos que trabajan ganan menos de 5 mil pesos al mes. Más del 80% del producto interno bruto va a parar a las manos del uno por ciento de la población.

Un solo hombre, Carlos Slim, concentra el 7% del PIB.

70% de las personas que viven en las zonas rurales están en situación de pobreza.

Al 20% de la población no le alcanza para comprar la canasta básica y, un salario mínimo, apenas alcanza para comprar tortillas y frijoles.

La inflación, las devaluaciones, la corrupción, los privilegios, el populismo, las políticas neoliberales… son algunas de las variables que intentan explicar el atraso económico de millones de mexicanos.

A pesar de la desigualdad social, los economistas aseguran que la evolución económica de México es inapelable…que vamos hacia adelante pero, que los niveles de bienestar de los países desarrollados se alcanzarán hasta el 2052.

Pero el reto del estado mexicano sigue siendo el mismo: ¿Cómo generar más empleos y elevar el nivel de ingresos de los trabajadores? ¿Cómo sacar a más de 50 millones de la pobreza?.

Para muchos (entre ellos varios miembros del gobierno federal y de las Cámaras) la respuesta a esa pregunta es una e inequívoca: se requiere que se aprueben las reformas estructurales (energética, laboral, fiscal, telecomunicaciones, educación…, etc). Rara vez se llega a mencionar el mecanismo causal por el cual dichas reformas necesariamente habrán de redundar en un mayor crecimiento económico, y mucho menos se habla de cómo lograrán que ese crecimiento se vuelva sostenido.

El trabajo primigenio en el campo de las aceleraciones de crecimiento fue elaborado por Ricardo Hausmann, Dani Rodrik (ambos economistas de Harvard) y Lant Prichett (economista del Banco Mundial) a mediados de la década pasada. Estos autores se propusieron indagar qué era lo que ocurría en los episodios de aceleración de crecimiento en todo el mundo, con el fin de identificar patrones en dichos episodios. Lo que encontraron fue que las aceleraciones de crecimiento ocurren a la par de un alto nivel de inversión, un tipo de cambio real depreciado y un mayor volumen de comercio (ligado a una mayor apertura). Un elemento interesante que aparece en los resultados de estos autores es que la realización de reformas “estructurales” no está asociada de forma considerable a un crecimiento subsecuente de la economía.

¿Se superará ese desafío con el regalo de despensas, con el programa oportunidades, con la cruzada contra el hambre o quitándole dinero a Slim para regalárselo a los pobres?

Algo más…

En esta ciudad tenemos miedo de todo. Nadie dice nada, pero se ve en el actuar de los ciudadanos. Vemos con rabia, famosas encuestas donde señalan que ha aumentado la percepción de los ciudadanos acerca de la mejoría sustancial en el aspecto de seguridad.

Vaya Cinismo…. Rabia, impotencia, es lo que sienten los ciudadanos que han vivido en carne propia los chantajes, las presiones y el pedido de cuota por dejarlos trabajar o por no causarles daño; el miedo a no saber a quién recurrir  para que los auxilien, el éxodo de los municipios circunvecinos hacia nuestra ciudad, y saber que aquí también vivimos la misma pesadilla.

Vivimos en un reino de fantasía. Ningún empleo se ha generado, más bien, la única empresa productiva está por partir o ya partió. Me refiero a Canteras de Guerrero, ahí van o quedaron varios cientos de personas sin el sustento de cada día. El alcalde piensa que pavimentar calles o parchar las mismas es sinónimo de progreso. Enano pensamiento de quien por esfuerzo, suerte o cualquier otra situación, cambió su vida en menos de cinco años, de una persona con ingresos medianos a ser un millonario. Muchos quisiéramos su suerte, pericia o lo que sea, para dejar de ser unos mediocres igualtecos, y ser ciudadanos con hijos estudiando en el extranjero, derecho de picaporte con el gobernador y presidentes municipales, puesto que el que abatiríamos el desempleo de la familia. Lástima Margarito.

XXII.- Se dice que cuando en el Ayuntamiento se cita a reunión de trabajo, se habla de que se celebra un cónclave familiar.

Lo invito a la página www.igualalaneta.com.