opinión

PATADAS BAJO LA MESA

Moisés Ocampo Román

 

Hay un moto-patrullero de apellido LOPEZ, que se pasa hostigando a las muchachas que andan en moto. Este sujeto tiene sus comederos en las inmediaciones de la Central de abasto y cerca de las oficinas de la Federal de caminos. Este flamante roedor y poco hombre (esto último por sus movimientos al caminar, se le nota lo joto, siendo bisexual, le gusta que le arreglen el cigüeñal y le metan algunos soportes por el motor), también le gusta meterse en la vida privada de las personas, y se dice protegido del Presidente Abarca: “hasta ese guey me tiene miedo. Sabe que yo sé muchas cositas de él…”. Así trascendió que se la pasa diciendo este animalito de la creación. Además hostiga a algunos periodistas, porque dice que: “no les tengo miedo a esos gueyes… creen que con su camarita me asustan…”.

Trascendió que López saca más de 30 mil pesos semanales, de los cuales él asegura que: “le subo al presidente la mitad. Por eso no me pueden correr…”. También ha sucedido que persigue en los operativos a mujeres que van solas o con sus hijos, y las amenaza que les va a quitar la motocicleta aunque tengan licencia de manejo y casco: “me vale madre, no esté de payasa y póngase bien con unos doscientos pesitos, porque el corralón le va a salir caro”. De estas amenazas tenemos pruebas en una grabación de la cual fue objeto el truhan con uniforme de tránsito, donde también dice que el Presidente Abarca “está más entretenido con las cosas de su esposa”. Por eso se aprovecha este locuaz agente. A este periodista se acercaron las señoras Ernestina Salgado, de la PPG; Susana del Rocío López Santos y Lucía Mendoza Martínez, estas últimas de la calle Santos Degollado, quienes manifestaron las anomalías de ese agente de Tránsito que anda en moto, entre ellas la extorsión de la cual fueron objeto. “A mí me pidió 500 pesos porque no traigo papeles de mi moto. La verdad es moto de mi yerno que trabaja en el otro lado, y me la dejó, como mi hija vive conmigo, pues las dos la utilizamos, y como le dije que no tenía dinero me acompañó al cajero de la plaza para sacar ese dinero y dárselo…”. La señora de la PPG me comentó: “Acudimos a usted porque tiene valor para decir las cosas, y me atrevo a decirle porque ya estoy harta. Ya me agarró de su pendeja. A cada rato que me encuentra me quita una feria. La otra vez hasta me andaba cayendo porque me persiguió por el Periférico, dizque porque me pase un alto, cuando tengo entendido que por la derecha puede uno pasar con precaución”. Mientras, Lucía me comentó: “tuve que dejarle mi celular porque no tenía dinero. Reconozco que me pasé un alto; le daba mi licencia y me dijo que iba a llamar a la grúa para que se llevara mi moto, que no ameritaba multa, sino corralón. Entonces conseguí 300 pesos con una comadre, que por cierto me acompañó donde me estaba esperando bien quitado de la pena en una sombrita del bulevar. Allá por Galerías”. ¿Y es un gobierno del cambio? Estas también son acciones reales…